Eliminar barreras del entorno para una mejor calidad de vida, arquitecta Celia Facio Salazar
La habitabilidad es un derecho humano, Doris Domínguez Zermeño
Elda Montiel Toral
SemMéxico. Ciudad de México, 10 de octubre, 2024.- Ver la habitabilidad como un derecho humano, principalmente para las personas mayores, cuyos espacios tienen que ver no sólo con las características de la vivienda y el entorno, sino con emociones y aspectos culturales expusieron la doctora Annika Maya Rivero, la arquitecta Celia Facio Salazar y la maestra en Gerontología Social Doris Domínguez Zermeño.
En la mesa redonda “Habitabilidad y cuidados en el envejecimiento: adaptación de entornos para el buen vivir” del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizado este 8 de octubre, se hizo un llamado a no estigmatizar a las personas mayores al diseñar los espacios que ocupan como si fueran hospitales, hay que colocarlas en el centro y no en la funcionalidad del cuidador.
La doctora Annika Maya Rivero refirió que los espacios y los objetos hablan y lo que dicen cuando se hacen parecidos a los hospitales es: ¡estas enfermo y no puedes valerte por ti mismo!.
Explicó que se piensa más en la funcionalidad del cuidador y se deja de lado el aspecto cultural y simbólico de las personas mayores, y de lo que se trata es de darles una mejor calidad de vida.
También compartió un ejercicio de reflexión con preguntas cómo ¿Puedo encender el interruptor con otra parte de mi cuerpo que no sea mi mano?; ¿Puedo utilizar el fregadero en posición de sentado (a) frente a él?; ¿Se encuentran visibles las cosas de uso frecuente y a la mano?, entre otras.
Hay que pensar en “el yo del futuro” con mucho respeto y voluntad, porque sabemos que es un tema sensible que no nos gusta pensar que todos somos finitos y vamos a tener perdida de nuestras capacidades físicas con el tiempo, y hay que prepararse para vivir con una mejor calidad de vida para el futuro, desde ahora.
Explicó que cuando hablamos de personas mayores y sus espacios y cómo ayudarlos desde el diseño, hay que adelantarnos en el peor de los casos de un deterioro físico y pensar en diversas estrategias en los espacios para optimizar para que tengan una mejor visión, audición y movilidad.
Aunque son cuestiones técnicas refirió que existen estrategias desde el diseño universal, incluyente y accesible cuyo enfoque es mejorar la calidad de vida de la gente.
Presentó algunas ideas para la retroalimentación de las acciones, la flexibilidad en el uso de los objetos, que tiene que ser intuitivos que no tengan que leerse instructivos para usarlos, y que permitan equivocarse para que funcionen. Menciono que hay un estudio en Inglaterra que señala que el diseño en el impacto de los medicamentos es lo que más frustra a las personas mayores.
La convivencias en áreas verdes como parques de acuerdo a otro estudios ha demostrado que las personas mayores que visitan los espacios urbanos con mayor frecuencia en un rango de 230 metros de su casa tuvieron la mortalidad más baja.
El ambiente en el aire libre va a compensar a lo que nos hace falta realizar porque se hacen otras actividades, señaló.
También se sugiere dentro del área del diseño implementar aromas, colores o sonidos, sobre todo para personas con deterioro cognitivo para que se puedan ayudar para identificar por ejemplo la cocina, el piso naranja, el olor a sopa.
En la cuestión de interacción en el diseño hay tres niveles, hay un estudio que habla de poner a personas mayores con niños. Personas mayores cerca de un preescolar o primaria; primero se asoma el adulto mayor y ve a un niño jugar. Segundo, que pueda escuchar y ver a los niños, y en tercer lugar compartir el espacio con los niños.
Propuesta de Ciudades Amigables
Para la arquitecta Celia Facio Salazar hay que reflexionar en la defensa de los derechos humanos y en el respeto a la gran diversidad de las personas, porque hay que atender las particularidades de los diversos grupos cuando hablamos de ciudades del siglo XXI.
Agregó que el envejecimiento y la urbanización de la población son dos tendencias características del siglo XXI, más gente quiere vivir en las ciudades. También mencionó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos en 2015, el llamado universal para poner fin a la pobreza, disminuir las desigualdades y generar oportunidades para mejorar la calidad de vida de la población en un marco de desarrollo sostenible.
El Objetivo 11 es lograr que las ciudades y comunidades sean sostenibles, inclusivas y seguras. También los marcos jurídicos nacionales e internacionales como la Constitución Política de México en su artículo 4º, la Ley de las Personas Adultas Mayores y la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores incluyen como derechos el tener acceso a una vivienda digna, segura con servicios básicos, y transportes seguros.
El diseño se aborda desde dos aspectos fundamentales accesibilidad y seguridad. La accesibilidad es la participación plena en todos los aspectos de la vida diaria, independientemente de las capacidades físicas, sensoriales o cognitivas.
Destacó que las personas mayores podrían vivir mejor los espacios si se eliminan las barreras del entorno porque abre puertas para que puedan realizar sus actividades, y pensar en el diseño centrado en la persona mayor para que la solución sea la óptima.
La Red Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables de las Personas Mayores que surgió en 2010 hace la propuesta para ciudades amigables que alientan el envejecimiento activo con optimización de condiciones en tres aspectos, espacios al aire libre, el transporte y la vivienda.
También dijo que hay que pensar en cuatro ejes de acción; la arquitectura, el transporte, el espacio público y la comunicación. Menciono aspectos en cada uno de ellos, es decir, cómo accedemos a los inmuebles por una puerta, si hay escalones. En el transporte en la parada de los autobuses con bancas, de los taxis, los estacionamientos, todo esto con la comunicación visual con colores y sonidos con los semáforos para los pasos peatonales.
Señalo que la propuesta de ciudades amigables reconoce la diversidad de la población mayor, promueve una cultura de inclusión compartida por personas de todas las edades. Es importante no sobreproteger a las personas mayores y que ejerzan sus derechos, ya que luego no los dejan salir por temor a que tengan un accidente, cuando es muy importante las convivencia en parques cuando es posible. Respetar sus decisiones y opciones de forma de vida.
Anticipa y responde de manera flexible a sus necesidades y preferencias, facilitando un envejecimiento activo, saludable y satisfactorio.
38 de cada 100 viviendas en México presentan deterioro
La maestra en Desarrollo Humano especializada en gerontología social Doris Domínguez Zermeño comento casos de personas mayores con incapacidad que viven en condiciones adversas como una señora en sillas de ruedas en un cuarto piso, que necesitan que la bajen dos hombres, o mujeres mayores que fueron despojadas por sus familiares y la tienen confinada a vivir en un cuarto, o las tienen viviendo en un cuarto de azotea, o en zonas alejadas, o casas del adulto mayor en zonas que se inundan frecuentemente y que no es de fácil acceso.
Por lo que hizo un llamado a reflexionar que la habitabilidad es un derecho humano, más para las personas mayores como lo indican los marcos jurídicos de la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores.
Refirió que desde el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento desde el 2002, destaca la relevancia de la vivienda en las personas mayores y el entorno en que residen tanto por la accesibilidad como la seguridad emocional y psicológica que brindan como por la carga financiera.
Promover el envejecimiento en la comunidad en que se ha vivido teniendo en cuenta las preferencias personales y las posibilidades para acceder a una vivienda asequible, y mejorar el diseño ambiental y de la vivienda para promover la movilidad y accesibilidad de las personas de edad teniendo en cuenta sus necesidades, particularmente de quienes padecen alguna discapacidad.
El Estudio de ONU Habitab México en el 2019 encontró que 38 de cada 100 viviendas en México presentan deterioro de sus materiales, insuficiente espacio habitable, o instalaciones sanitarias inadecuadas.
En estas viviendas habitan 53.6 millones de personas, el 43.7 % de la población total. De estas, las personas que presentan más daños en sus viviendas son las personas indígenas, personas mayores y mujeres, esta situación se agrava cuando están en situación de pobreza, y viven principalmente en zonas conurbadas..
Al respecto señalo que hace años se construyeron viviendas sociales la mitad de ellas en zonas alejadas de los servicios, que no cumplen los requisitos que especifican los derechos de habitabilidad.
También señalo que hay que respetar el espacio de las personas mayores, ya que los accidentes constituyen la primer causa de incapacidad y la quinta causa de mortalidad en personas de más de 75 años.
Los accidentes en el hogar provocan la muerte en 30 % de las personas mayores en todo el país. Muchas de las causas se dieron por que se movió un mueble y no se les comunico a las personas mayores.
Los siete aspectos mínimos que planteo ONU en la vivienda es la seguridad en la tenencia, disponibilidad, servicios, asequibilidad, habitabilidad, accesibilidad, la ubicación cerca de centros de salud, escuelas, acceder a servicios en general, y la adecuación cultural.
Por lo que ONU Habitab México recomendó 1. Impulsar la vivienda social intraurbana, pero resulta que las viviendas sociales que se hicieron hace años casi la mitad se hicieron afuera de las ciudades.
Entre 2014 y 2017 los ONAVIS financiaron la construcción de 2.2 millones de viviendas, de ellas 43.6 % se encontraron fuera de las ciudades, sólo 8 % se localizaron en zonas consolidadas.
2. Favorecer el acceso a los grupos vulnerables a la vivienda adecuada, pero se estima que 12.6 millones de viviendas están en condición de rezago, de las cuales 10.5 % necesita la adquisición de una vivienda nueva.
El 8.9 % necesita el reemplazo de la unidad en terreno propio, y el 80.6 % necesita acciones de mejoramiento.
3. Fomentar la vivienda social en renta. Hay gente que destina 23 % de su salario a pagar la renta, pero si estuviéramos hablando de las personas que ganan el salario mínimo para poder pagar la renta tendrían que destinar todo su salario y 32 % más.
Se estima que los hogares del decil más pobre tardarían 33 años para pagar una vivienda con subsidio. Tardarían 47 años para pagar una vivienda económica sin subsidio, y para pagar una vivienda promedio 120 años .
La renta promedio de una vivienda no es asequible para el 61.7 % de los hogares arrendatarios.
Por lo que se necesita impulsar una política de vivienda que contemple una serie de estrategias para: 1 Garantizar la oferta de suelo bien localizado para grupos vulnerables. 2 Programas compatibles con las distintas necesidades habitacionales. 3 El acceso de los hogares pobres a estándares adecuados de vivienda. 4 Una oferta habitacional que responda a la demanda y mecanismos de financiación y subsidio que puedan promover una vivienda asequible y de calidad.
Por lo que destacó las conclusiones del Proyecto ONU Habitab México (2019). Las condiciones de habitabilidad de una vivienda determinan, en gran medida, la calidad de vida de las personas que residen en ella.
Una vivienda adecuada se considera clave para promover el bienestar, aliviar la pobreza, impulsar la equidad, proteger la vida, y la salud de sus ocupantes así como para brindar seguridad y protección física.
Su ubicación y adaptación como es el caso de las personas mayores puede contribuir a hacer efectivos otros derechos como el acceso a la educación, a la salud y el trabajo y en general favorece el desarrollo y mejoramiento de las capacidades, intereses individuales y colectivas.
Las tres panelistas pertenecen al Seminario Interdisciplinario de Envejecimiento y Vejez del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, que coordina la doctora Verónica Montes de Oca.