Yaneth Angelica Tamayo Avalos
SemMéxico, Querétaro, 07 de febrero 2024.- Los procesos electorales traen consigo una amplia gama de reglas y estrategias novedosas que estimulan la contienda por el poder político, estos factores permiten al electorado interesarse e involucrarse en las cuestiones políticas.
Sin embargo, un alto porcentaje de electores desconocen estos mecanismos y apuestan por elegir al que mejor carisma posea o quien represente el rol tradicional del caudillismo*.
En México, el éxito de las campañas electorales gira en torno al carisma que comunica el candidato, el partido o la campaña, de ahí que a mayor agregación de carisma, corresponde una mayor posibilidad de triunfo en las elecciones. Es decir, el carisma se convierte, de una u otra forma, en el peso específico o la balanza que determina el triunfo o fracaso en una elección.**
Dejando de lado aspectos fundamentales como la experiencia del candidato, el tipo de partido y el trabajo que han realizado, así como las propuestas contenidas en las plataformas políticas, siendo estas últimas las más relevantes para la toma de decisiones y futuras evaluaciones.
Y esto es así, porque las plataformas electorales no solo constituyen la base sobre la cual un partido político puede registrarse a una elección, sino que, a través de estas, declaran la ideología y valores que lo definen, pero además, representan las propuestas y planes de acción política o de gobierno en el caso de llegar a él.
La obligación jurídica de formular una plataforma es la única manera en que se puede contar con un documento oficial “público” del partido, en el que este pacta formalmente con la ciudadanía, que el respaldo que se le otorga resultará en la aplicación del contenido de las políticas y las medidas enlistadas en una plataforma o programa, so pena de ser llamado a cuentas por la ciudadanía.
Esto es, ante la posibilidad de que determinado partido político llegue a gobernar el país, un estado o un municipio, su plataforma electoral puede ser usada para obtener apoyo y para “responsabilizarlo” en el futuro por incumplimiento en una etapa de rendición de cuentas.
De ahí que, las plataformas políticas sean el medio por el cual las y los electores tengan una visión amplia y clara de lo que ofertan los partidos políticos y sus candidatos.
Por lo que, resulta arbitrario apoyar y elegir un discurso, un candidato o un partido sin tener la claridad de lo que realmente están comprometidos a ofrecer.
El ser simplemente un espectador que emite su voto buscando castigar a un partido debido a una situación de crisis social, política o económica, más que por fundamentos y motivaciones de contenido de plataformas, resulta contradictorio.
Esta ausencia de interés en indagar sobre las plataformas políticas, ha representado un menoscabo bipartito que no solo afecta a la ciudadanía, sino también al sistema político, ya que la falta de representación política ha traído consigo un deterioro en los mecanismos de participación ciudadana, lo cual se ha reflejado en abstencionismo, en la falta de representación de intereses colectivos, en la solución de conflictos y en la no legitimidad de los representantes políticos.
Situación que se ha generado porque los partidos políticos han descuidado su deber de formular plataformas y programas, innovadoras y compatibles con los intereses de la ciudadanía y la opinión pública, pero además, por la falta de cumplimiento real de sus promesas y de sus líneas de campaña, lo cual ha contribuido a su decadencia y derrotas electorales.
La experiencia de los partidos políticos que han perdido su registro o que apenas han subsistido al repudio y rechazo de sus simpatizantes y electores, no ha incitado a los partidos restantes a mejorar en el desarrollo de sus plataformas políticas y campañas.
De cierta forma existe una obligación de responsabilidad compartida entre el electorado y los partidos políticos, sin el interés y la participación de la ciudadanía en involucrarse en los procesos electorales e informarse a detalle de los compromisos políticos, poco puede exigirse a quien los ofrece.
Emitir un voto informado y consiente, es la única oportunidad que nos ofrece la democracia para elegir el plan de acción gubernamental y de política que mejor se adapte a la dinámica social actual.
En definitiva, si se desea una democracia moderna, la ciudadanía debe tener la capacidad de conocer los planes reales de los partidos políticos y sus candidatos, de tal forma que puedan manifestar libremente sus inconformidades y exigir rendición de cuentas.
* Caudillismo es un fenómeno social surgido durante el Siglo XIX en Hispanoamérica, consistente en la aparición en cada país de líderes cuya forma de acceder al poder y llevar el gobierno estaba basada en el endiosamiento de su persona, al hacer creer a sectores importantes de la población que el caudillo podía llegar a solucionar todos los problemas existentes.
