Juego de Palabras| Legalizar la eutanasia Parte 2

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Yaneth Tamayo Avalos

SemMéxico, Querétaro, 17 de octubre del 2025.- Como se mencionó en la entrega anterior, la realidad no es un concepto estático ni unívoco, sino que se percibe a través de un modelo subjetivo moldeado por el significado atribuido a las experiencias externas de los individuos con los que compartimos el entorno.

Estas experiencias, al integrarse de manera consciente o inconsciente en el imaginario, a menudo conducen a interpretaciones erróneas, dado que el significado derivado de los pensamientos se compone de creencias, prejuicios, ideas, fantasías, entre otros, que no necesariamente corresponden con la realidad objetiva.

En este contexto, la conciencia de que la realidad no se percibe tal como es, sino en función de nuestra identidad en el entorno, nos permitirá evaluar de manera más crítica las decisiones y opiniones.  Esto nos capacitará para construir una sociedad donde no sea necesario anular la singularidad, la individualidad o la diversidad para alcanzar una convivencia armoniosa.

La realidad no corresponde con nuestra percepción.

En el marco de una sociedad estratificada, la muerte no se distribuye equitativamente. Es únicamente cuando las personas han fallecido, cuando se confrontan dos cadáveres de distinta procedencia y clase social, presentándose como cuerpos inertes, que alcanzan una igualdad plena. *

En una sociedad caracterizada por la desigualdad social, la dignidad no es respetada ni protegida en el momento de la muerte.  Por ejemplo, es más probable que una mascota experimente una muerte digna que cualquier individuo proveniente de zonas rurales o de escasos recursos.

En numerosos casos, las limitaciones económicas, junto con la falta de acceso a servicios médicos, condenan a las personas a una muerte cruel; y es en este punto donde se introduce un complejo entramado, representado por los recursos limitados de los enfermos, lo cual repercute en la manera en que las personas experimentan la muerte.

Es imperativo segmentar la población en función de su capacidad económica para abordar la cuestión de la eutanasia. Si bien es posible que a algunos les resulte incómodo considerar la eutanasia como un tema de clase social, la realidad es que las personas de escasos recursos a menudo no tienen la opción de considerar la eutanasia debido a su mayor probabilidad de fallecer prematuramente o en instalaciones médicas con recursos limitados. Este fenómeno puede denominarse “eutanasia social”. **

Sin embargo, el problema trasciende esta cuestión y se relaciona con el consumo de recursos, lo cual, a su vez, se vincula con la ética médica y el paternalismo del Estado. La disponibilidad de numerosos medicamentos carece de sentido si no se distribuyen equitativamente a quienes más los necesitan.

Estas situaciones no representan conflictos de conciencia morales y éticos mientras no interfieran con nuestra realidad y no se conviertan en tragedias personales.

Por lo tanto, es crucial redefinir el concepto de muerte e igualar los contextos sociales para garantizar que todas las personas tengan derecho a una vida digna y, en consecuencia, a una muerte digna.

Dignidad Humana y Derecho a la Autodeterminación

El principio de dignidad humana establece que todos los seres humanos poseen un valor intrínseco e inalienable, que supera cualquier valor monetario y no admite equivalente.

Este valor se deriva de nuestra naturaleza humana y no depende de ninguna característica o condición particular, como la situación social o económica, la raza, la religión, la edad o el género. En consecuencia, la dignidad constituye el fundamento del desarrollo humano y de todos los derechos.

En este contexto, la dignidad humana, al ser un atributo incondicional de la vida, está estrechamente relacionada con los valores e ideas de libertad, igualdad y justicia, así como con la personalidad, el libre albedrío y la autonomía.

Estos principios nos permiten elegir la forma de vida que cada uno prefiera, siempre y cuando no se transgreda ni se viole la dignidad y la forma de vida de los demás.  

Desde esta perspectiva, el objetivo primordial de la dignidad humana radica en garantizar la libertad individual, aun en medio de las adversidades que se presenten, siempre y cuando el individuo perciba su libertad y posea la capacidad de tomar decisiones autónomas y ejerza el control sobre su vida, incluso dentro de los límites impuestos por la realidad que le circunda.

Esta libertad de elección se fundamenta en la responsabilidad inherente de asumir el control de la propia existencia, incluyendo la muerte.  En otras palabras, implica poseer la facultad de autodeterminación en la medida de lo posible.

Por consiguiente, la aceptación o rechazo de la eutanasia recae exclusivamente en el individuo cuya condición de salud es grave e irreversible, ya que es el único que puede determinar el momento y la forma de su fallecimiento.

En consecuencia, negar a un individuo una muerte digna constituye una violación a los derechos fundamentales de las personas enfermas, al privarlas de autonomía, libertad y capacidad de control sobre su entorno y su cuerpo, lo que resulta en la pérdida de la oportunidad de preservar su dignidad.

En conclusión, la decisión de legalizar o prohibir la eutanasia como política pública se encuentra intrínsecamente ligada a la incorporación de criterios morales en conflicto: por un lado, quienes abogan por la compasión ante el sufrimiento humano; y por otro, quienes, desde sus creencias y falsas ideologías, intentan imponer restricciones a la dignidad de las personas que padecen una enfermedad.

Por lo tanto, el debate entre homicidio y dejar morir resulta superfluo, ya que la relevancia debe centrarse en la intención del paciente, en los profesionales de la salud que llevarán a cabo la práctica médica y en el resultado obtenido.

Descuidar el principio de autonomía personal y olvidar que todas las personas tienen derecho, en igualdad de condiciones, a elegir su proyecto de vida y a rechazar la desdicha o el sufrimiento, generará restricciones al ejercicio pleno de la libertad y la dignidad de todos los individuos. 

* Derechos humanos y la dignidad humana como presupuesto de la eutanasia. https://www.corteidh.or.cr/tablas/r31734.pdf

** Díaz Cardona, Andrea. BBC News Mundo https://www.bbc.com/mundo/articles/c1318mykk18o

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Homenaje a las Costureras del 19 de septiembre, 1985.



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