«La jerarquización del poder es el caldo de cultivo de la violencia contra las mujeres»

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Sara Lovera Periodista mexicana

 Juan de Castro Casadevall , Pau Costa , Jana Regué Leal , Martina Sopena , Guillem Varela y Pau Masmartí

Fotos Patricia Gorina

SemMéxico/Diario de Barcelona, Barcelona, España, 4 de noviembre, 2024.- Sara Lovera López, una de las referentes del periodismo feminista en México, ha dedicado su vida a dar voz a las mujeres desde las trincheras de la comunicación. Galardonada con el Premio Nacional de Periodismo en 2015, Lovera ha sido testigo y artífice de la evolución del feminismo en los medios durante más de cinco décadas.

Recientemente, la han nombrado editora de género en la Organización Editorial Mexicana , donde supervisa la cobertura de temas de igualdad en 46 marcas editoriales. También es fundadora del suplemento «Doble Jornada» y cofundadora de CIMAC, la Asociación de Comunicación e Información de la Mujer AC

En esta entrevista con el Diari de Barcelona comparte su visión sobre el papel del periodismo en la lucha feminista y los desafíos que aún persisten en un mundo donde la violencia contra las mujeres sigue siendo la trágica e innegable realidad.

¿Cuándo encontró la vocación de periodista?

Decidí que iba a ser periodista cuando tenía 14 años. Me gustaban mucho los libros, pero en casa sólo teníamos unos 50. Además, los guardábamos en una vitrina y para leerlos, papá nos hacía poner guantes para no ensuciarlos. En aquella época era catequista de la primera comunión y un día volví a unas niñas, ya que sus padres no podían venir a buscarlas. Al entrar en su casa, lo primero que vi fue una librería abierta, llena de libros. Era fantástica. Al preguntarle de quiénes eran aquellos libros, una de ellas me contestó que eran de su padre, que era periodista. Ese día decidí que sería periodista.

Aunque también estudió trabajo social…

Sí, y me sirvió para completar mi formación de periodista; había que irse lejos a investigar cosas, meterse en lo que no te importa o hacer los estudios socioeconómicos de las familias. Gracias a la carrera, entendí el sistema político mexicano, lo que fue muy útil en mi vida profesional. La principal dificultad era el volumen de trabajo. Terminé estudiando 24 asignaturas simultáneamente, con 24 exámenes cada semestre. En esa época, aprendí a dormir poco, una habilidad que también me preparó para la vida de periodista.



En estos primeros pasos de su carrera, ¿tenía un referente o un mentor?

Sí, Adelina Zendejas. Adelina era una gran periodista, defensora de los derechos de las mujeres y escribió la primera columna de mujeres: Ellas y la vida . Los primeros días que trabajaba en el periódico nos topamos por el pasillo y me preguntó: “¿Vienes a escribir sólo de los hombres?” Y yo contesté: “¿Y esto con qué se come?”. A partir de ese momento fuimos amigas en los próximos 30 años. También fue mi mentora feminista: me ayudó a entender la historia de las mujeres mexicanas y por qué pedían el divorcio en el siglo XIX. Yo creo que aquí se formó mi identidad de periodista, cuando descubres lo que te interesa contar de la realidad.

¿Con qué dificultades se encontró al iniciar en el mundo del periodismo hace 56 años?

No fue fácil, tuve varias dificultades cuando empezamos. En primer lugar, al no ir a la universidad, llegué a la redacción sin conocimientos previos. Un inconveniente también era que en las redacciones no hubiera mujeres. En un diario de 30 o 40 redactores, sólo había dos mujeres. Pero El Día , el diario en el que empecé, tenía una ventaja: era un medio cooperativo que había nacido de una conferencia socialista y, por decreto, había igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, el paternalismo y la discriminación seguían presentes, ya que se creía que las mujeres no podíamos informar acontecimientos políticos o policiales. En cambio, estábamos destinadas a cubrir información blanda, como cultura y sociedad.

¿Cree que la situación de las mujeres periodistas es hoy mejor?


Diría que es distinto. Las periodistas, antes que periodistas, somos mujeres y actualmente seguimos estando discriminadas. En todo el mundo, las mujeres sufrimos violencia de género, muchas veces de hombres en contra de las mujeres. Pero sí considero que la condición de las mujeres ha cambiado a lo largo de esos 56 años. En mi época había un 17% de mujeres en la Universidad y ahora es casi del 50%. Este avance ha ayudado a que la figura de la mujer evolucione hacia un papel más participativo.

¿Qué cambios ha observado?


Han evolucionado, han hecho cosas fantásticas. En mi país, las periodistas probablemente están reportando, cubriendo, investigando los asuntos sociales de una forma espectacular. Ellas son las primeras en levantar la voz para exponer la violencia contra las mujeres, además de la violencia estructural que existe en México. Estamos hablando de 90 asesinatos en promedio todos los días a manos del narcotráfico, el crimen organizado, la policía o el ejército. En estos últimos diez años, la cobertura de las mujeres sobre estos problemas sociales ha sido espectacular. Sin embargo, las periodistas seguimos sufrimos de la discriminación que sufren todas las mujeres en la vida cotidiana.


¿Por qué es importante el periodismo de género?


En las antiguas sociedades nómadas, las personas no establecían relaciones de propiedad ni vínculos formales entre sí. Nadie era propiedad de nadie. Las relaciones se construían a partir de afectos, sentimientos, gustos amorosos y vínculos eróticos. Sin embargo, con el tiempo estos vínculos empezaron a verse afectados por intereses económicos y sociales. Deshacernos de estos aprendizajes para realizar periodismo es muy complicado, ya que estamos inevitablemente afectados por ciertos sesgos.

(…)
Lo importante es empezar a preguntarnos cómo se originó esta discriminación y evitar reafirmar los roles que alimentan la discriminación. El periodismo de género no es sólo hablar de las mujeres: es hablar de los hombres, las mujeres y su relación. Mirar la complejidad e intentar explicar la actualidad sin prejuicios, aunque siguen existiendo. Por ejemplo, muchas mujeres todavía cobran un 30% menos que los hombres y seguimos siendo coartadas por la familia tradicional. Cuestionar estos reglamentos con especialistas, feministas y filósofas es realizar periodismo de género o feminista.

¿Habría alguna forma de erradicar la violencia en contra de las mujeres?


Deberíamos hacer una verdadera revolución. Cambiar los indicativos de lo que es ser hombre y ser mujer, así como todas las relaciones sociales, económicas y la forma en que está estructurada la gobernabilidad. Resumiendo, deberíamos acabar con la jerarquización del poder, que es el caldo de cultivo de la violencia contra las mujeres, pero también de los hombres. Todos los conflictos en los últimos 300 años se han resuelto por la vía de la guerra, la apropiación y la extensión del poder. Si luchamos por acabar con esta estructura, desaparecerá o se reducirá mucho la violencia contra las mujeres. Debe ser una revolución cultural, donde los medios de comunicación y los periodistas de hoy, ayer y futuro son fundamentales. En conclusión, todo se resuelve con el poder.


¿Qué impacto puede tener en la sociedad mexicana una victoria de Donald Trump en las elecciones?


Es terrible. Él lo tiene muy claro: no quiere a los 23 millones de mexicanos que vivimos en Estados Unidos. Creo que endurecería las relaciones comerciales y acabaría lo que empezaron: la militarización de la frontera. Además, enviaría un mensaje alentador a los partidos de la derecha y la ultraderecha en todo el mundo. Sin embargo, tenemos la pequeña esperanza de que gane Kamala. Con ella podrá dialogarse, pero tampoco lo resolverá, ya que ningún presidente de Estados Unidos nos ha tratado bien. Es más en cuanto a la inmigración, históricamente hemos tenido más problemas con el partido demócrata. Es el imperio que está sobre nosotros, no podemos evitarlo.



¿Qué nivel de riesgo tiene ser periodista en México?


Ayer leyendo las noticias, vi que hubo tres asesinatos paralelos sólo en Guanajuato. Ya han matado a 75 periodistas en los últimos seis años, de las que 7 eran mujeres. La mayor parte de las agresiones a periodistas son en zonas locales, donde persiste el caudillismo y los intereses particulares. Los escenarios más frecuentes son pequeñas ciudades o municipios, donde se molesta al hombre fuerte, el presidente municipal o un comerciante cometiendo ilegalidades, criminales de pocos vuelos. Individuos que mantienen su proximidad con el poder limitado. Este contexto es el más peligroso.

¿Conoce algún ejemplo cercano de estas prácticas?

Sí, el caso de Regina Martínez. Era una periodista que denunció al gobierno de Veracruz por violaciones de derechos humanos y abusos de autoridad. La asesinaron porque no quería que saliera a la luz y es muy homenajeada a México por su valentía. El gobierno no investigó quién había cometido el crimen y les garantizó la impunidad. Cuando alguien critica públicamente a un alcalde, a un policía local o a un gran comerciante, ya pasas a estar en una lista negra. Es muy complicado ser periodista, pero creo que un antídoto para evitar la agresividad es el profesionalismo: investigar bien, tener la información verificada, disponer de diversas fuentes.

¿Cuál de los reportajes que ha hecho le ha afectado más?


Los temas que más me han marcado tienen que ver con la vida de los trabajadores y trabajadoras, sobre todo un reportaje de las costureras en la Ciudad de México. Lo trágico fue cuando cayó una bola de tela y mató a tres trabajadoras. Cuando investigaba sus condiciones laborales, vi que en 1985 trabajaban más de 10 horas de jornada con castigos dignos del siglo XVIII. Las ponían sentadas entre los hilos de las máquinas de coser, que si se movían, el hilo las decapitaba. Era un terrible castigo. Tampoco cobraban un salario, sino que los pagaban por prenda. Estuve luchando con ellas durante tres años. A las seis de la mañana me reunía con ellas y les enseñé a redactar cartas y textos para denunciar su situación en la prensa. Lo impactante era que se estaba explotando a trabajadoras, frente a ti, en edificios que era imposible saber que dentro había un taller.



¿Cómo se combina la labor de periodista con la de activista?

¡Muy buena pregunta! Es vital informarse de la realidad, documentarse, preguntar, disponer de diversas fuentes de información, como documentos, libros o personajes entrevistados. Es necesario contrastar tu punto de vista con la realidad y los hechos investigados. Es cierto que a la hora de investigar ya se empieza con un sesgo determinado, pero lo que debe hacer el periodista es demostrar con pruebas lo que está diciendo. La investigación periodística es lo que marca la diferencia entre los contenidos superficiales de las redes sociales y el periodismo profesional.

Publicado el 30 de Octubre 2024

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