- Necesitamos que haya guarderías en los centros de investigación y en las escuelas: Julieta Fierro Gossman.
- Clausura del ciclo La mujer en la cultura, organizado por el Centro de Enseñanza para Extranjeros, UNAM.
Diana Saavedra
SemMéxico/Gaceta Universitaria, Ciudad de México, 14 de junio del 2023.- Las mujeres que incursionan en la ciencia requieren más apoyo que nunca, deben luchar para que la nueva Ley de Ciencia y Tecnología, además de desdoblar el lenguaje, aporte acciones concretas a fin de que puedan estudiar doctorados y, al mismo tiempo, tener hijas e hijos, consideró Julieta Fierro Gossman, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM y reconocida divulgadora científica.
Al participar en la clausura del ciclo La mujer en la cultura, organizado por el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE), la ganadora del Premio Kalinga, de la UNESCO, se preguntó por qué no hay más mujeres en la ciencia.
Dijo que la mujer no puede esperar 50 años para tener hijos/hijas, y en una carrera científica se necesita el doctorado, la estancia posdoctoral, conseguir un puesto de investigadora, empezar a publicar, y entonces ya se superan los 40 años y un bebé requiere de mucha energía, tiempo y cuidado.
“En México, claro, están las familias, por lo que necesitamos que haya guarderías en los centros de investigación y en las escuelas, como en los hospitales de EE. UU., donde todo el personal, desde médica/os hasta afanadora/es, e incluso las y los enfermos, tienen derecho a éstas”, comentó.
Al ofrecer la charla La mujer en la ciencia, Fierro Gossman reflexionó por qué debería haber más mujeres haciendo investigación, y respondió que esto se debe a que ellas tienen problemas que a los hombres no se les ocurre resolver, no por mala fe, pero que persisten, como los dolores menstruales, la menopausia, etcétera.
“Mientras no haya mujeres en la ciencia ese problema no se va a resolver; ni se diga de las pruebas de cáncer de mama, ¡es un apachurramiento! Ellas no quieren ir a las pruebas. Estoy segura de que, si a los hombres les apachurraran sus partes, como a nosotras, hubieran inventado otra cosa. Las mujeres somos las que tenemos que inventar ese tipo de aparatos”, detalló la también profesora de la Facultad de Ciencias.
La experta en el estudio de la materia interestelar y del sistema solar enfatizó que la ciencia se hace por placer y amor. La mente humana ha sido capaz de entender cómo el universo se formó hace 13,800 millones de años y ha evolucionado. La astronomía es fácil de divulgar, con su musa Urania, y forma parte de las artes y la cultura. Igualmente recordó el legado de los mayas y sus muy completos calendarios, que predecían los eclipses y múltiples fenómenos astronómicos. ¿Cómo no enamorarse de la astronomía con estos vastísimos conocimientos?
“Este es un momento para que las mujeres tengamos mayor acceso a la cultura. La UNESCO acaba de crear un Instituto para la Educación de por Vida, y la idea es que sea un derecho humano”, comentó.
Aprender es algo que cada quien debería tener internalizado, destacó la ganadora del Premio de Divulgación de la Ciencia, de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo. “Luego de que tengamos el hábito, es posible que la educación básica sea híbrida, que las y los jóvenes además de hacer doctorados o posdoctorados tomen cursos en cualquier lugar del mundo, que haya más cursos masivos a distancia para que construyan su carrera de acuerdo con las necesidades que tengan”.
“El propósito del nuevo instituto de la UNESCO es que para toda la gente haya acceso a la cultura universal, lo cual es fantástico; y la idea es que sea de acuerdo con nuestra idiosincrasia, que el conocimiento tenga que ver con lo nuestro”, reflexionó la ganadora de la Medalla Benito Juárez como Mujer del Año.
Recordó que de pequeña acudió a un colegio francés y estaba convencida de que era descendiente de los galos, pero cuando le hablaban de la comida francesa no entendía nada, porque nuestros alimentos son totalmente diferentes. “Es decir, tenemos que divulgar la cultura, de tal suerte que nos haga sentido en nuestro idioma e intereses”.
Como un mensaje para las mujeres, Fierro Gossman recordó que cuando tenía como siete años se sentó en un sillón y se dijo: “No me voy a dejar”, y siempre ha hecho esto, lo que le ha causado muchos problemas, pero ha tenido una vida plena y libre.
Aseguró que nuestra cultura no favorece a las mujeres, pues se les culpa de todo. “Debemos convencernos de que esto es un mito, que ellas no son culpables de nada, y que sí tienen derecho a la cultura universal”.
Añadió que el cambio viene siempre con una mayor presión para la mujer; se gana el derecho a estudiar, pero tiene que ser la mejor, y al mismo tiempo satisfacer las presiones de las abuelas de que se debe hacer todo en la casa.
“Pues les tengo un secreto: no, no tenemos que probar nada. Hay mujeres en todas las áreas del conocimiento que son magníficas. Ahora de lo que se trata es que aprendamos a ser felices”, finalizó.
SEM/MG