El lesbianismo abolicionista es una posición política, Yan María Yaoyólotl Castro
Elda Montiel
SemMéxico, Cd. de México, 23 de noviembre, 2025.- Las lesbianas abolicionistas exigen fuerte y claro estar presentes en las políticas públicas y exigen retirar la L del acrónimo LGBTIQ+ porque no las representa.
El queerismo diluye sus demandas de lucha por la emancipación de todas las mujeres, ellas no quieren ser hombres, lo que constituye el engaño del inclusivismo, que las manipula y en el que hay intereses corporativos sexuales y tecnológicos que promueven la diversidad sexual y forma parte de la maquinaria para desmantelar al feminismo.
Explicó Yan María Yaoyólotl Castro, pionera del movimiento de lesbianas feministas en México, al participar en la “7ª Jornada Abolicionista 2025” que organizó la Alianza de Redes Feminista Nacionales, con el tema “El Fraude del lesbianismo queer (cuir). El borrado de las lesbianas”.
Señala que el engaño es hacer creer que la doctrina queer y el lesbianismo son compatibles cuando son conceptos totalmente antagónicos, y lo hacen para manipular a las jóvenes que están explorando la posibilidad del amor entre mujeres. Las alejan del lesbianismo original de los años 60s, 70s, -la segunda Ola del feminismo radical- cuando el eslogan era el “feminismo es la teoría y el lesbianismo la práctica”, y ahora lo promueven como el “queerismo es la teoría y el transismo es la práctica”.
La cofundadora del primer grupo de lesbianas feministas en 1977, la activista del feminismo socialista – comunista, precisó que el movimiento de lesbianas surgió dentro del movimiento feminista, no dentro del movimiento homosexual, y desde 1976 el movimiento de lesbianas se ha mantenido aparte del movimiento, primero homosexual, luego gay, después GLBT [gay-lésbico-bisexual-transexual] y GLBTTTI [gay-lésbico-bisexual-travesti-transgénero-transexual-intersexual], posteriormente diversidad sexual y por último queer.
Se impuso la teoría queer en los 90s, las lesbianas se empezaron a desviar a lo trans rechazando el ser mujer y segundo llegar a ser hombre, lo contrario al feminismo que ayudaba a aceptarse a las lesbianas por ser mujeres y a desvincularse de la figura patriarcal.
En el queerismo las mujeres eran conducidas a dejar de ser mujeres por un doble procedimiento farmacológico, quirúrgico e irreversible ocultándoles que el sexo no se puede cambiar, precisó.
Respecto al género, señaló que se podrá juguetear, performasear pero superficialmente porque para cambiarlo se tendría acabar con la división sexual del trabajo, que constituye la base del patriarcado.
Por otro lado, si no pueden cambiar su corporalidad lo hacen con la multitud de fantasías genéricas a través de su actuación en la sociedad, de tres maneras: como hombres, alternando entre ser hombre y ser mujer, y por último, no siendo ninguno de los dos.
El lesbianismo abolicionista es una posición política y por eso se le persigue, aseveró la activista.
Las lesbianas deben exigir su reconocimiento como sujetas de derechos, Andrea Navarro
Para Andrea Navarro lesbiana en resistencia, escritora de barrio, feminista y acompañanta de las mujeres, las lesbianas son invisibilizadas por la sociedad, el Estado y las mismas feministas, por lo que propone que una forma de terminar con esta violencia de invisibilidad, y el borrado de las mujeres lesbianas exige que se les nombre específicamente en los tratados internacionales como sujetas de derecho.
Explica que el borrado de las mujeres va más allá de no verlas y no escucharlas, busca extinguirlas, las quieren extinguir porque no sirven a sus estándares heterosexuales. La colectividad es peligrosa por eso las quiere hormonizadas y han sido bombardeadas por la doctrina queer, si se visten como hombres y usan cabello corto no son lesbianas son hombres trans sexuales, dicen.
Refirió que la primera vez que se mencionó que una lesbiana exigía su espacio en la Primera Conferencia Internacional de la Mujer en 1975, en una nota de Excelsior se le criticaba: “quieren que su padecimiento se vea como normal, su enfermedad como salud”.
Señala que la violencia más concreta es no nombrarlas esto ejercido tanto por la sociedad, el Estado y las feministas. Los términos lesbo odio, lesbo feminicidios solo lo utilizan las lesbianas.
Porque las lesbianas no es lo que se espera de una mujer, el amor al hombre, el servicio doméstico y de cuidado gratis, nos quieren hormonizadas, patologizadas, desde que apareció la sexología en los 70s que nos ubicó como desviadas.
Expresa que, “si nos vestimos como hombres, usamos el pelo corto somos obsoletas, somos hombres trans según el bombardeo de los querer. Somos gays o trans. Y han tenido éxito hay lesbiana que prefieran llamarse de otra manera o hacen la transición. Sin embargo, afirma que hay experiencias de transiciones a la destransición al comprobar que no eran lo que querían. La comunidad LGBTIQ+ entonces las alejo.
Al afirmar que la colectividad es peligrosa para el Statu Quo propuso agruparse, contar sus historias y retomó la frase de Marcela Lagarde “Que sería de las mujeres sin el amor de las mujeres”.
Las lesbianas deben agruparse y exigir sus derechos. Natalia Rojas Ramos
Las lesbianas enfrentan un borrado estructural desde la normativa internacional y nacional. La violencia lesbobiante no se nombra y no se tienen datos estadísticos, las lesbianas enfrentan una invisibilización estructural y cultural afirmó Natalia Rojas Ramos, abogada por la Universidad de Guadalajara y Maestra en Derechos Humanos y Ciencias Políticas por la Universidad de Manchester, Reino Unido.
Hizo referencia a dos casos de estos crímenes de odio; uno en Argentina en mayo del 2024 en Buenos Aires, en el barrio de Barracas, donde un hombre arrojó un explosivo casero a la habitación de un hotel familiar donde vivían cuatro mujeres lesbianas. Tres de las mujeres, Pamela Cobas, Roxana Figueroa y Andrea Amarante, murieron y Sofía Castro Riglos, sobrevivió al ataque. El agresor fue un vecino Justo Fernando Barrientos, quien anteriormente las había acosado y amenazado debido a su orientación sexual, refiriéndose a ellas con insultos lesbofóbicos.
En México está el caso de Marbella Mar Ibarra pionera del futbol femenino, fundadora de Xolos de Tijuana, asesinada después de un mes de secuestro, su cuerpo fue encontrado el 15 de octubre del 2018 con una cobija envuelto en cinta plástica y marcas de golpes en el rostro, cuello y muslos, cuyo lesbofeminicidio sigue en completa impunidad.
Es alarmante en nuestro país el caso de feminicidios, entre 10 y 11 cada 24 horas, sin embargo, no se sabe cuántos son mujeres lesbiana y saber que la mayoría de ellos quedan en completa impunidad.
Señaló que existen pocos estudios disponibles, algunos son de la sociedad civil, asegura que la falta de datos no es casual incluso en los medios de comunicación obedece a un borrado estructural.
La invisibilización es la violencia más persistente en contra de las lesbianas, en los lenguajes, en la narrativa el termino lesbiana ha sido coptado por un lenguaje neoliberal. El termino lesbiana desaparece queda sustituido como mujeres diversas o queers con la intención de diluirlas con las consecuencias de no nombrarlas en las políticas públicas, “en los programas de salud sexual no existimos”.
En la Encuesta Nacional de Salud no hay una sola pregunta que permita identificar nuestras necesidades y realidades. Lo vemos en infinidad de foros para la diversidad, poca presencia lésbica. El borrado es cutural y político. Muchas mujeres lesbianas se identifican como sáficas o queer para escapar del estigma de la violencia estructural.
La abogada especialista en la defensa de las mujeres, niñas y adolescentes afirma que todo el borrado de las mujeres lesbianas hace que se pierda la raíz histórica reforzado por la cultura pornográfica que las presenta como un espectáculo para la excitación masculina.
También dijo, que un puñado de mujeres lesbianas han tomado el poder pero no tienen una agenda lésbica por lo que resaltó que es importante “nombrarnos, sabernos que existimos y resistir el borrado rapaz”. “Ser lesbiana es un acto de política, de deseo de resistencia y amor entre mujeres”.
La presentación la hizo Alma Margarita Oceguera Rodríguez y modero Estefanía Martínez




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