Maria Sol Antolín Herrero
SemMéxico/La Independent, Barcelona, Cataluña, 3 de febrero, 2025.- Elia María González-Álvarez provenía de una familia aristocrática y bien posicionada, que le proporcionó una educación en la que las institutrices y los viajes eran protagonistas. Nació casualmente en Roma, el 9 de mayo de 1905.
Su madre se esforzó por adquirir los conocimientos intelectuales esenciales para convertirse en una mujer independiente, mientras que su padre le enseñó a jugar a tenis, deporte en el que demostró unas cualidades innatas. También le enseñó a jugar al billar, y así se fraguó su mentalidad de gran deportista a base de una enorme disciplina.
Desde pequeña empezó a practicar patinaje sobre hielo, y con sólo doce años ganó el campeonato de Saint Moritz y, en 1921, la Medalla de Oro Internacional. Sin embargo, Lilí Álvarez tenía otras inquietudes deportivas y, en 1924, participó como única mujer en el Campeonato de Cataluña de Automovilismo. Poco antes de confirmar su participación en los Juegos Olímpicos de invierno de Chamonix 1924, sufrió una grave lesión que la apartó para siempre del patinaje.
Era hábil y talentosa con la raqueta, así que decidió dedicarse plenamente al mundo del tenis. Se convirtió en la primera mujer española en participar en unos Juegos Olímpicos, los de París 1924, llegando hasta los cuartos de final en la modalidad de dobles.
Su juego era variado, alegre y efectivo, y por eso logró un gran éxito en el mundo del tenis. Fue la primera española que compitió en Wimbledon, en 1926, coincidiendo con el 50 aniversario del torneo londinense. La familia real británica estaba en el palco e incluso el rey Alfonso XIII la felicitó tras su triunfo en la semifinal, en la que ganó con un doble 6-2.
El éxito de Lilí Álvarez era ya imparable. Ocupó las portadas de muchos diarios internacionales y llegó a la final de Wimbledon en 1927.
Su trayectoria en Roland Garros también fue exitosa.
Del deporte al periodismo y al feminismo
Posteriormente empezó a trabajar como periodista y se convirtió en una defensora del naciente movimiento feminista.
«Lo que despertó en mí el feminismo fue ver, cuando volví a España, que para todo te pedían certificados y contratos matrimoniales, y que los maridos parecían niñeras».
En 1927, publicó el libro Modern Lawn Tenis (Tenis sobre césped moderno), y empezó a escribir artículos para el Daily Mail, el diario argentino La Nación, Blanco y Negro, La Vanguardia, Llega y la revista cultural Cuadernos para el Diálogo , sin abandonar el tenis profesional. Incluso en 1930 protagonizó un documental deportivo.
Lilí Álvarez defendió siempre en sus escritos que la mujer moderna podía ser religiosa, puesto que consideraba que fe y feminismo no eran conceptos incompatibles.
Además, aprobaba el divorcio y el control de la natalidad, y abogó por un desarrollo humano y profesional conjunto entre hombres y mujeres.
Fuente: Diario Feminista