MACO cerrado, administradores hacen pleito ratero al personal

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  • Deben 12 meses de sueldo las y los trabajadores
  • Directora en vilo, la cultura en manos de empresarios

Lorena Vaniezcot

SemMéxico, Oaxaca, 14 de mayo, 2021.- El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca – el primero de este tipo fuera de la capital mexicana- estaba por cumplir sus primeros 30 años, pero ahora está cerrado y la incertidumbre sigue reinando para las y los trabajadores, que bajo la dirección de Cecilia Mingüer Vargas, han vivido un año sin salario, han sido objeto de amenazas y hostigamiento, y ahora ven como eminente el fin de aquellos días de exposiciones de arte visual, conferencias, instalaciones sonoras, proyecciones cinematográficas, todas ellas de alto contenido social y político, acorde a los tiempos actuales.

Frente a mí, Ceciia Mingüer tiene un dejo de tristeza, sumado al cansancio de ya más de tres meses de jalones y estirones de un conflicto laboral venido a pleito ratero. Detrás de las puertas de la vieja casona colonial llamada Casa de Cortés, el marqués del Valle de Oaxaca, construida tiempo después del paso del conquistador -pero sí en el virreinato-, se han quedado años de esfuerzo y se vislumbran otras intenciones ajenas a este espacio antes Museo de Oaxaca y a partir de 1992 como MACO. 

A partir del 28 de enero se acrecentó la violencia laboral, había incertidumbre sobre los sueldos devengados, pero no pagados. Tras “la solicitud” de los Amigos del Museo de despidos y desalojo, el personal se aferra ante el temor de que no sólo perdieran su empleo, sino que nadie les pague. Hasta entonces iban 10 meses de trabajo sin pago y decidieron quedarse hasta de noche, hacer guardias. 

Extrañamente, esa misma noche y después de años de trabajo, fueron retirados los elementos de seguridad, integrantes de la Policía Auxiliar Bancaria y Comercial (PABIC) sustituidos por otros elementos.

Fue la primera tortuosa noche, alrededor de las 11.30 de la noche pidió con palabras altisonantes a Mingüer Vargas y a otra compañera que se retiraran. ¿Quién dio la orden? A la pregunta de la directora del MACO, surgió el nombre de Maricela Guerrero, jefa de la Unidad Administrativa de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca.

Ella, pidió al elemento de seguridad que volviera a repetir la orden, pero le advirtió que lo grabaría en su teléfono celular. Así que, con dificultades, porque estaba nerviosa, empezó a transmitir en Facebook y la voz del policía había cambiado de tono y forma, pues se mostraba amable y respetuoso. Grabar, fue un acto intuitivo”, dice.

En unas horas llegaron otras y otros trabajadores a quienes no se les permitió el acceso; a las 08:00 de la mañana llegaron Rocío Flores y Rodrigo Brito, ambos periodistas, luego vendrían más, y desde un balcón ofrecieron una conferencia de prensa. Todo ayudó. Más tarde abrieron el acceso al Museo de nueva cuenta. 

Cecilia Mingüer Vargas dice que tenían miedo. Personas vestidas de civil les tomaban fotografías cuando salían a la calle, pero sabían que se trataba de policías por su corte de pelo. Al interior del MACO, elementos de seguridad los o las seguían hasta el baño, era hostigamiento. Les advertían que no podían sacar nada del Museo cuando se retiraban, incluso cosas personales. 

Hubo algo de miedo entre ellas y ellos. La madrugada del 10 de abril, tocó la guardia a un compañero, de pronto entraron cuatro hombres vestidos de civil, hasta donde se encontraba, le dijeron que tenía que irse y que si no quería habría consecuencias -dijo uno de los hombres llevándose las manos a la cintura para mostrar un arma-, acto seguido le doblaron los brazos hacia atrás y lo cargaron en vilo para literalmente aventarlo a la calle, detrás de él sus zapatos y su mochila. Eran policías de la PABIC dos de ellos se retiraron más tarde en una camioneta de la corporación.

Pleito ratero

Fue en 1992 cuando el extinto artista plástico oaxaqueño Juan Alcázar tuvo la idea de crear el MACO y pidieron al entonces gobernador Heladio Ramírez que les diera en comodato la vieja casona de Alcalá 202, el otro gran impulsor fue el también artista plástico Francisco Toledo. Hoy está conformado por una mesa directiva que preside Rubén Leyva, artista plástico y empresario hotelero; José Luis Bustamante del Valle, también empresario hotelero y ambientalista, y Mayela Audelo.

Todos, dice Mingüer reconocidos por su “empatía” con los movimientos sociales de Oaxaca, uno de ellos -Rubén Leyva- incluso escribió un libro sobre el movimiento social de 2006 y no se diga del activismo de Bustamante. Por eso, para quien fuera por siete años directora del MACO, lo que han hecho estos personajes de la “intelectualidad oaxaqueña” es realmente desconcertante. Hay una distancia entre sus dichos y sus actos.

Fue durante la gestión del ex gobernador Gabino Cué, y siendo secretario de Cultura, Andrés Wester Hernestrosa (2011), cuando se tomó la determinación de que las actividades MACO no serían contenidas en el Programa Operativo Anual de Seculta y que mediante un proyecto extraordinario se le adjudicarían recursos, los cuales durante ese tiempo y hasta 2019 oscilarían entre dos y cuatro millones de pesos por año, dinero que no debía emplearse para el pago de nómina ni gasto corriente.

Es decir, explica Cecilia Mingüer, los amigos del museo debían solventar, mediante donaciones privadas, los recursos necesarios para el pago de nómina. Sin embargo, nunca sucedió de esa manera. Los amigos del museo no cumplieron con lo que tenían que hacer y autorizaron que se tomara del dinero que ministraba Seculta para pagar la nómina a pesar de que “no se podía”

Sin embargo, en 2019 nuevamente hubo problemas ante la negativa de la nueva titular de Seculta de aceptar la comprobación hecha y aunque se solventaron las observaciones, continuaron las trabas, el gobierno se negó a ministrar recursos para finalizar el 2019 y no administró más recursos para el 2020, lo que provocó que durante el último año se pagaran los sueldos y prestaciones a las y los trabajadores.

Mingüer explica que su mayor temor es que ahora le cambien las cosas. Incluso, acusa, la documentación está en el Museo y no sabemos qué cosas puedan hacer, dice en referencia a las acusaciones hechas por Bustamante Vasconcelos -quien el año pasado dejó de ser el presidente de la mesa directiva- que ha declarado a la prensa que “hubo desvío de recursos” y pretende culpabilizarla. “Yo solo hacía lo que me indicaban” porque de otra manera hace años habría cerrado el Museo porque no había dinero para pagar a las y los trabajadores, como sucede desde abril del 2020.

Están enojados, reitera en referencia a los amigos del museo, porque el personal -por consejo del propio presidente de la mesa directiva, Rubén Leyva- colocaron mantas denunciando que no les habían pagado, incluso la acusación iba en contra del gobierno del Estado, cuando los responsables eran ellos.

Ante esas acusaciones intervino la Defensoría de Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca donde se abrió el clásico cuaderno de antecedentes y emite una recomendación para que se paguen los sueldos de en ese momento ocho meses, dice la directora del MACO, por lo que fueron llamados a una reunión de trabajo los amigos del museo y Seculta. A mí, ambos, me pidieron que retirara “la denuncia”, cosa que no existía sino una queja. 

Además, en esa reunión se presentó Rubén Leyva como director del MACO y como presidente de la mesa directiva al mismo tiempo. Después Leyva le diría que “no la querían en el cargo gente del gobierno”. Ella explica que eso no era posible entenderlo considerando que como trabajadora no depende del gobierno sino de la Asociación Civil.

Tiempo después Bustamante del Valle se presentó y pretendió dar un pago de 10 mil pesos a cada persona trabajadora y finiquitar el problema, cuando les debían entre 30 y 40 pesos a cada uno. Luis Zárate empezó a enviar mensajes donde un supuesto grupo criminal defendían a la directora y otra trabajadora, “no sé qué estaban tramando, no lo alcanzo a ver”.

Finalmente, ha intervenido la Junta de Conciliación y Arbitraje por la falta de pago y recesión del contrato de trabajo y violencia laboral, así como una denuncia ante la Fiscalía General de Justicia por el violento desalojo del 10 de abril, aunque inicialmente la dependencia no quería tomar el caso, alegando que se trataba de un asunto laboral.

Lo último

El 6 de mayo pasado, durante la audiencia, la apoderada legal de los amigos del museo entregó una propuesta, que solo reconocía a cuatro de las 11 personas trabajadoras que seguían al pie de lucha. A la directora le ofrecían 50 mil pesos, al asistente de dirección 10 mil pesos, 15 mil a la administradora y ocho mil pesos para la responsable de intendencia. Cuando preguntaron a qué correspondía ese dinero, dijeron que era por aguinaldos, porque -sostuvo la apoderada legal- los sueldos sí se pagaron.

Por ello, Cecilia Mingüer tiene fundadas sospechas de que “traman algo”, porque e 12 meses no han cobrado ningún sueldo, dice mientras recuerda las actuaciones discriminatorias de Bustamante hacia su persona. “No pertenezco a la vallistocracia, ni soy de su color de piel”, sostiene la directora del MACO. La vallistocracia es el nombre con que se conoce a una cierta clase social de los Valles Centrales y en específico de la Ciudad de Oaxaca.

Mingüer dice que no quieren nada, excepto justicia, no hay nada irregular en lo que hicimos y nunca lo hubo.

Para buena parte de artistas, los amigos del Museo no pudieron con el MACO, está cerrado y tienen una deuda con el personal, dicen, pero piden no ser identificados por temor a un veto.

Van a terminar por desaparecer el MACO porque no pudieron mantenerlo, pero esto no es sino resultado del individualismo con la que han actuado estos intelectuales, lo que resultará lamentable para Oaxaca, plantea con ese dejo de temor con el que hoy vive, aunque sabe que ella no hizo nada malo.

En solidaridad con las y los trabajadores, artistas diversos organizan de tanto en tanto puestas en escena o conciertos a las puertas del inmueble, mientras ese sitio emblemático es resguardado por hombres armados.

Ahí quedarán para el recuerdo la multiplicidad de exposiciones de arte moderno, pero también aquellas expresiones de denuncia contra la falta de justicia y violencia, ahí se quedarán para la memoria las ferias del libro feminista que organizaron en varias ocasiones Lunas del Sur, bajo la dirección de Erika Lilí Díaz Cruz.

SEM/lv

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