Recurren a la polarización de la sociedad.
Es difícil concebir una nueva y mejor transformación social con base en tales diferencias.
SemMéxico. Sonora. 5 de diciembre de 2018.- En el siglo antepasado, la división más clara entre los mexicanos fue entre los liberales y los conservadores; en el siglo XX la de ricos y pobres. Y ahora con el primer gobierno de izquierda del nuevo milenio es la de chairos(quienes siguen ciegamente a AMLO); y los fifís (los apologistas del establishment).
Es difícil concebir una nueva y mejor transformación social con base en tales diferencias, y menos cuando provienen de quienes habiendo llegado al poder por la vía democrática y con tanto apoyo popular y legislativo recurran a la polarización de la sociedad con la apología de las diferencias en vez de acentuar las coincidencias.
Pero después de ésta estampa histórica y de sectas al interior del país, otra realidad, la de la globalización y el neoliberalismo que campea en el mundo de la mano con el populismo y cuyo mayor ícono es Donad Trump acecha al proyecto de nación de López Obrador: vuelve a estar en duda si, por ejemplo, realmente nuestro presidente podrá echar abajo al nuevo aeropuerto.
Esa obra dejó de ser un asunto local de la CDMX y de las principales ciudades del mundo interconectadas por la aviación, para importarle a todo México cuando la Bolsa Mexicana de Valores ha caído en picada en las últimas semanas en buena parte por el anuncio de la clausura de esa obra; y cuando estamos a un paso de que se necesiten 21 pesos para comprar un dólar (ayer cerró en 12.51). Ambos asuntos infieren en la economía cotidiana de la gente y puede desencadenar una crisis ya no de fin de sexenio (como antes ), sino en el principio del actual.
Pese a que el sábado pasado AMLO dijo en el Congreso que en sustitución del nuevo aeropuerto se habilitarían dos pistas en Santa Lucía… resulta que los trabajos continúan en Texcoco, ahora bajo las órdenes del nuevo régimen porque no se pueden detener mientras no se arregle el asunto de los bonos por seis mil millones de pesos en manos de los fifís internacionales invertidos en el proyecto. México puso antier mil seiscientos millones –como un respiro– a disposición de esos inversionistas a manera de devolución de su dinero y les propone al resto renegociar su inversión ahora en bonos en Santa Lucía (una idea todavía sin siquiera un proyecto ejecutivo, cuando el nuevo aeropuerto lleva un avance de casi el 50%). ¿Qué necesidad de que esto ocurra?
De parar la construcción aquellos bonos no valdrían un centavo y se acusaría de fraude al gobierno mexicano. Pero, aunque Usted no lo crea, eso es lo de “menos”, porque podrían pagarse con recursos fiscales (o sea con el dinero de nuestros impuestos), porque gran parte de los seis mil millones de pesos ya están enterrados en los cimientos de Texcoco…aunque de esto poco sabe el pueblo.
Lo más grave es que los fifís internacionales ya están cabildeando con las autoridades de la aviación global para que descalifiquen técnicamente la base de Santa Lucía para recibir vuelos internacionales (como ya lo hizo MITRE de los E.U.) por los riesgos de accidentes. Y entonces a AMLO no le quedaría de otra que continuar con el nuevo aeropuerto, incumpliendo lo dicho incluso en su toma de protesta, como tampoco le quedó de otra que olvidarse de regresar los soldados a los cuarteles (porque ahora secuartelizará al país en 265 zonas militares).
Ya estamos en el gobierno y sus realidades, y se acabaron las campañas y las promesas, cosa que los chairos deberán de ir entendiendo.