Ma. Guadalupe Ramos Ponce
SemMéxico, Guadalajara, Jalisco, 10 de septiembre, 2025.- Recién se presentó en la V Convención Internacional de Historiadores y Numismáticos en Río de Janeiro, en Brasil, la ponencia “Berta Cáceres en primera persona” por la numismática y defensora hondureña Indyra Mendoza Aguilar.
Su exposición, así como el video presentado en donde recoge la historia de Berta contada en primera persona, fue una oportunidad extraordinaria para que el público numismático, conociera a Berta, su lucha y su inclusión en el billete de 200 lempiras que pronto se dará a conocer.
La historia de los pueblos se escribe en sus luchas, en sus resistencias y también en los símbolos que se proyectan en lo cotidiano.
Que Berta Cáceres, mujer indígena lenca, defensora del río Gualcarque y de los derechos de su pueblo, aparezca en el billete de 200 lempiras en Honduras es un hecho de enorme trascendencia política, numismática, histórica y cultural .
La numismática hondureña y latinoamericana ganan con la inclusión de una mujer en su papel moneda, pero en este caso, no se trata de cualquier mujer, sino de una que con su vida y su lucha nos enseñó a “despertar la humanidad” frente a la violencia del capitalismo, del patriarcado y del extractivismo.
Berta fue asesinada en 2016 y su crimen aún clama justicia; mientras, su rostro será impreso en millones de billetes, por lo que su presencia viva en éstos, será un recordatorio persistente de su lucha que se convierte en una lucha colectiva. El rostro de Berta en los billetes es un triunfo de los pueblos que no olvidan, una victoria simbólica frente al poder.
La inclusión de Berta Cáceres en el billete de 200 lempiras tiene también un profundo impacto desde la perspectiva de género.
Durante siglos, los rostros impresos en los billetes y monedas han sido mayoritariamente masculinos, reflejo de un relato histórico patriarcal que invisibiliza los aportes de las mujeres.
Romper con esa tradición y colocar la imagen de una lideresa indígena y feminista, es un acto de reivindicación que interpela a toda la sociedad hondureña y latinoamericana.
El reconocimiento de Berta como heroína nacional abre una grieta en el canon patriarcal de la memoria oficial.
Su rostro en la moneda cotidiana es una forma de decir que las mujeres no solo somos parte de la historia, sino que somos protagonistas de transformaciones profundas, capaces de desafiar poderes económicos y políticos.
Para las niñas y jóvenes, ver a una mujer indígena en un billete es también un mensaje de empoderamiento: sí, ellas también pueden estar en los lugares donde se escriben las memorias colectivas.
Desde los feminismos, sabemos que los símbolos importan.
La inclusión de Berta no sustituye la lucha por justicia, pero sí contribuye a democratizar la memoria, a feminizar el relato nacional y a sembrar nuevas formas de imaginar el poder, con rostro de mujer, indígena, defensora y rebelde.