Guadalupe Ramos Ponce
SemMéxico, Guadalajara, Jalisco, 3 de septiembre, 2025.- La semana anterior dediqué esta Mirada Violeta para hablar del glotaritarismo. Recibí muchos comentarios al respecto, en mis aulas universitarias y en mi espacio de acción feminista que es CLADEM. Y es que, en estos tiempos, cuando el glotaritarismo, (esta mezcla de globalización salvaje y autoritarismo que despoja a los pueblos y a las mujeres de su dignidad y de su libertad), se impone como una sombra sobre nuestros cuerpos y nuestros territorios; las feministas tenemos una tarea urgente: tejer fino.
Tejer fino significa no conformarnos con los discursos gruesos ni con los diagnósticos fáciles. Significa hilar con paciencia y con rebeldía cada palabra, cada acción y cada alianza. Tejer fino es sostener la memoria de quienes nos precedieron y abrir paso a las que vienen.
Hoy, América Latina y el Caribe enfrentan gobiernos que en nombre de la seguridad militarizan la vida, discursos religiosos que legitiman la violencia contra las mujeres, y mercados que convierten los cuerpos en mercancía. El resultado: democracias debilitadas, derechos en retroceso y un clima hostil contra las luchas feministas.
Frente a estos escenarios, la lucha feminista se multiplica en cada protesta, en cada tribunal de mujeres, en cada universidad que se llena de jóvenes feministas, en cada calle tomada para gritar contra la violencia patriarcal.
La nuestra es una mirada que denuncia, pero también que anuncia. Que no solo visibiliza las violencias, sino que imagina otros mundos posibles. Porque mientras ellos imponen muros, nosotras tejemos redes; mientras ellos levantan fronteras, nosotras tendemos puentes; mientras ellos siembran miedo, nosotras sembramos esperanza.
En tiempos de glotaritarismo, nuestra resistencia se nombra con claridad: libertad digital feminista. Esa es la urdimbre de este tejido colectivo que no podrán destejer. Construir pensamiento y acción feminista ahora es todo un desafío frente a los algoritmos que ofrecen a las jóvenes otras formas de estar sometidas y perder la libertad y la dignidad frente a nuevas formas de violencia digital. Crear necesidades que no existen, estereotipar los cuerpos amoldados a nuevos cánones de belleza que someten los cuerpos de las mujeres en campos de batalla. Someter a generaciones de jóvenes expuestos a estas necesidades ficticias, les convierte también en generaciones dependientes de fármacos para controlar la ansiedad que produce no conseguir el número de likes necesarios para estar vigente en las redes sociales. Negocio completo del capitalismo y del patriarcado.
Los feminismos necesitamos también otras formas de luchar, de actuar y de tejer fino, como nuestras abuelas, que supieron abrirnos el camino, como lo haremos nosotras con las nuevas generaciones de feministas digitales.
*Coordinadora Regional electa de CLADEM , Profesora Investigadora de la UdeG.@dralupitaramosp