Rogelio Hernández López
SemMéxico, Ciudad de México, 26 de septiembre del 2022.- Entre el bullicio de las primeras clases de la mañana y de mesas redondas o conferencias magistrales en varios auditorios ocurrió un singular diálogo, franco, de buen nivel, pocas veces visto entre relevantes doctores en derecho con periodistas veteranos.
Fue el jueves 22 de septiembre en el Auditorio Benito Juárez de la muy solicitada y poderosa Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Ese inusual diálogo, sobre el derecho y los problemas de la libertad de expresión y el periodismo en México, se animó más a los 15 minutos antes de finalizar.
Unos y otros habían coincidido en que la impunidad es el fenómeno más negativo para la ciudadanía y la vigencia del derecho en México; hasta acentuaron los yerros de la fiscalía especial de atención a delitos contra la libertad de expresión (FEADLE).
Empero, colisionaron cuando los periodistas replicaron a los juristas que acusaran maltrato gubernamental y hasta estigmatizante contra los medios de prensa y periodistas en general.
Muchos se perdieron ese diálogo
El lunes 19 de septiembre inició en la Facultad de Derecho de la UNAM el Seminario Internacional “Abuso y Límites del Poder Penal en Estados Democráticos de Derecho, con especial referencia a México”. Lo organizaron, entre otros, la Academia Mexicana de Ciencias Penales y el Centro de Estudios de Política Criminal y Ciencias Penales. El seminario duraría hasta el viernes 23.
El jueves 22, un poco después de las 9 horas inició el dialogo entre juristas y periodistas con el nombre “El ejercicio del poder penal y la libertad de expresión e información” con varios subtemas que reflejan los problemas actuales de la libertad de expresión, del periodismo y de las y los periodistas.
En esa mesa se colocaron a los dialogantes de izquierda a derecha: el abogado y periodista Jesús Salazar Rojas; el doctor Luis Raúl González Pérez, ex presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH); al veterano reportero Gerardo Albarrán de Alba, doctorante en libertad de expresión; al moderador Fred Álvarez, analista y articulista; el reportero más veterano en esa mesa, Rogelio Hernández López y el doctor Ernesto Villanueva, conocido ampliamente por sus libros y análisis sobre ética en periodismo, derechos de los medios y libertad de expresión. (Ver foto) No pudo llegar el periodista José Reveles Morado por complicaciones de tiempo a su visita al campo militar número 1.
El auditorio Benito Juárez tiene capacidad para 126 personas como espectadoras sentadas, pero esta vez estuvieron solo 38, la mayoría estudiantes. Los que no supieron o no pudieron acudir se perdieron el intercambio en vivo de varias ponencias de calidad y el intercambio discrepante, respetuoso y hasta animante. (Ver foto)
Las ponencias
Quienes quieran ver el dialogo completo podrán hacerlo en Facebook Lite en el orden que se dieron. (https://www.facebook.com/watch/live/?extid=WA-UNK-UNK-UNK-AN_GK0T-GK1C&ref=watch_permalink&v=597903042058846)
Al reportero Rogelio Hernández le pidieron iniciar las intervenciones porque preparó un panorama general de los problemas que asolan a las y los periodistas. Presentó un texto titulado “Vienen leyes para proteger periodistas. Nos urgen derechos para ejercer y un titipuchal de abogados”
El doctor Villanueva centró su participación en el fenómeno creciente de abogados/as en empresas de comunicación, que individualmente, en oficinas o con bufetes actúan más para defender a las empresas de litigios comerciales o de honor que para defender a periodistas acosados/as judicialmente para inhibir su trabajo. Prácticamente, dijo, ninguna empresa se hace cargo de la defensa de sus periodistas.
Gerardo Albarrán argumentó que el principal agravante de los delitos contra periodistas es la impunidad y señaló con varios casos concretos los yerros de la Fiscalía Especial de Atención a Delitos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) porque no investiga a pesar de tener marco legal nacional y que la obliga a hacerlo un protocolo internacional de investigación. En 9 años solo ha atraído al fuero federal 93 casos de agravios que aceptó existían y la cuarta parte de ellos fueron en 2021. La impunidad ronda el 99 por ciento de los casos, aseguró.
El abogado y periodista Jesús Salazar Rojas refirió datos de cómo, desde los años 90 del siglo pasado, la situación de las y los periodistas ha empeorado. Y en ese marco acusó que la sociedad mexicana demuestra en varias formas que está hastiada de los grandes medios que manipulan la información por sus intereses comerciales y monetarios. Hace falta, dijo, que estos medios se circunscriban a los intereses de la sociedad y poner controles a los poderes salvajes de medios digitales.
El doctor González Pérez, concentró su participación en cómo se informa a la sociedad desde el poder público y los obstáculos que existen. Las personas desconfían cada vez más de las instituciones y las normas legales, aseguró citando estudios recientes. Afirmó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha señalado el derecho a la verdad de la gente y que las y los funcionarios públicos no deben entregar información manipulada, pero lo hacen sin veracidad. Hay autoridades que estigmatizan periodistas para inhibir, los presionan lesivamente… No hay que acostumbrarnos, agregó, a que las agresiones contra periodistas sean algo normal.
Las exposiciones iniciales fueron atendidas por todos las y los asistentes y nadie salió del auditorio. Se iniciaría la parte de aclaraciones y preguntas.
La divergencia que animó
Eran las 10:45 cuando, Ernesto Villanueva tomó el micrófono y comenzó a ponerle pimienta al foro.
Con una sonrisa indisimulada comparó el trato que los gobiernos dan a la prensa en Europa y en México; afirmó que, en España, Italia y Alemania los reconocen como “bien esencial” y les brindan deducciones fiscales, aumento en publicidad y otras ayudas económicas mientras que en México son acusados/as y tratados/as como adversarios. “Allá van hacia arriba y aquí vamos hacia abajo”.
Entonces, Gerardo Albarrán solicitó el micrófono para disentir. Esto que dices no es gratuito. El distanciamiento de la sociedad mexicana tiene que ver con el origen mismo de los medios industriales. Aquí no ha habido una prensa dedicada a la sociedad. Lo que hemos tenido es un sistema de medios cómplice servil con los gobiernos…. Lo que no existe aquí son las condiciones para que se desarrolle una prensa al servicio de la sociedad… Históricamente los dueños de los medios se han acomodado al servicio del poder político que les conviene… Ahora tenemos que la inmensa mayoría de medios impresos, estaciones de radio y canales de televisión, que se sienten afectados, no hacen periodismo sino abierta oposición a un gobierno con el que no están de acuerdo, y que tienen todo el derecho del mundo para discrepar, pero que no cumplen con su obligación de informar, sino que hacen propaganda… también por eso, en contraparte ha proliferado cualquier cantidad de medios de periodistas, hartos de este sistema histórico.
Aun flotaban las expresiones del abogado ex ombudsman, Luis Raúl González Pérez quien había colocado a “la estigmatización que hacen gobernantes” contra periodistas en el mismo nivel negativo que las agresiones y la impunidad. A él respondió el veterano reportero Rogelio Hernández y este es el resumen:
Al hablar de estigmatización, discutimos entre periodistas es que seamos precisos/as. Las réplicas que se dan en las mañaneras son con nombres y apellidos de medios y colegas que tienen malas prácticas y no es contra todas y todos los periodistas. Ese tipo de periodismo no representa a todos/as. Hace poco discrepamos del senador Emilio Álvarez Icaza que propuso al parlamento europeo darles el premio anual “Sajarov”, entre otros, a Carlos Loret de Mola, a Brozo “porque son perseguidos”. Ellos no nos representan a la mayoría de periodistas sino al tipo de periodismo convenenciero. Los problemas que sí tiene la mayoría son las agresiones violentas, los asesinatos y la precariedad, pero no la estigmatización.
Los abogados ya no respondieron a la divergencia de los periodistas. Fue un diálogo, como debieran ser todos, con argumentos, con respeto y por momentos divertido. Mirada de Reportero.