Miradas de Reportero| Reiteran a periodistas mexicanos/as: desinformar con falsedades agudiza las crisis del periodismo

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Rogelio Hernández López

SemMéxico, Ciudad de México, 28 de noviembre del 2022.- No tiene el mismo valor que durante años un humilde reportero haya insistido a sus colegas mexicanos/as qué hacer periodismo sin respetar la mínima ética profesional erosiona la credibilidad, no solo de ellos/as sino de la profesión, a que esto mismo lo reafirme, con sus palabras, un veterano exdirector de un sistema global de prensa en 2022:

“Estamos viviendo en una inundación de noticias falsas, de demolición interesada de todos los valores profesionales del periodismo (…) No respalden nunca con su firma, con su nombre, algo que no sepan fehacientemente que es verdadero… Frente a la basura, la excelencia. Que su nombre se asocie a la decencia periodística”.

Esta confirmación debiera acongojar también a cientos de periodistas mexicanos/as porque son demasiados nuestros medios y colegas que sin pudor tuercen intencionalmente la información y opinan con verdades a medias.

La mayoría ya sabe que desinformar intencionalmente crea desconfianza y ahuyenta a los públicos, pero ahora también debe aceptar que la pérdida de credibilidad ya es otra gran causa de las crisis del periodismo en el mundo, tal como lo ilustró hace unos días el reconocido periodista y catedrático español Javier Moreno Barber.

Moreno Barber ofreció un discurso -más bien charla libre- el 18 de noviembre a una treintena de graduados del XII diplomado de periodismo del Instituto Tecnológico de Monterrey patrocinado por el corporativo FEMSA (Fomento Económico Mexicano S.A.). Él es Director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid y durante 30 años fue reportero, editor y directivo en varias áreas de la empresa periodística global, El País, hasta llegar a Director General.

Otra causa de las crisis

En la transcripción completa de su intervención se lee, desde el inicio, su amplia trayectoria que hoy le permite ilustrar las crisis del periodismo en el mundo:

“En estos 30 años he vivido en primera línea las vicisitudes que han azotado a los medios de comunicación, a las y los periodistas y al oficio en sí: la desaparición de los modelos de negocio tradicional, la irrupción de internet, las plataformas, las redes sociales y la transformación profunda que a consecuencia de ella ha sufrido el paisaje de la comunicación”.

“Todos estos partos han sido dolorosos: Medios de comunicación que han desaparecido, ingresos publicitarios que se han esfumado (…)  Decenas de miles de periodistas en todo el mundo que perdieron su trabajo en aquellos años, la precarización tanto en salario como en condiciones o de aquellos que ingresaron a la profesión desde entonces…”

“Pero durante este largo proceso de adaptación a las nuevas exigencias académicas y nuevo modelo de negocio creo que dimos por sentado algo que no deberíamos de haber dado por sentado porque constituye el eje fundamental sobre el que se erige el oficio fundamental del periodista: la confianza de los ciudadanos/as.”

“Nos han sobrado discursos triunfalistas. Hemos presumido de los millones de lectores/as o espectadores/as, radioyentes que acuden a nuestros medios, descargan nuestros pódcast, descargan nuestras noticias, pero con toda seguridad no le pusimos tanta atención a cuánta confianza nos tenían los ciudadanos/as.”

“Y esa confianza en los medios de comunicación se está desplomando de forma vertiginosa en todo el mundo. Hay muchos informes, pero hay uno del Instituto Reuters, de cuyo consejo asesor soy miembro, que dice en una medición en más de 44 países que menos de 4 de cada 10 personas, exactamente el 38 por 100, confían en lo que dicen las y los periodistas. En algunos de esos países la confianza cae a un ritmo de más de dos dígitos”.

“¿Cuál es la razón de que la confianza en el periodismo se esté evaporando?… “Hemos sido muy poco autocríticos/as” 

“En los últimos 20 años, y yo comencé a dirigir El País en 2006, los periodistas hemos culpado de nuestras dificultades a los buscadores en web, que arruinaban nuestro modelo de negocio y nos robaban los ingresos publicitarios. Como si los ingresos publicitarios fueran nuestros a perpetuidad o como si los hubiéramos heredado y nadie pudiera venir a competir por ellos. Hemos culpado a las plataformas digitales, hemos culpado a las redes sociales, hemos culpado al periodismo ciudadano cuando apareció el concepto. Por cierto, ¿alguien habla ahora o se acuerda mucho del periodismo ciudadano? Básicamente hemos culpado a los otros, pero nunca hemos querido hablar de nuestra parte de culpa en el desastre actual”.

“Todo mundo sabe que todos/as los cirujanos/as se desinfectan siempre antes de cualquier operación, en cualquier parte del mundo, los periodistas no. Hemos cometido errores, todo el mundo comete errores, pero nosotros no hemos reconocido colectivamente nuestros pecados. Y me temo que seguimos en esa inercia. Hemos jugado con los hechos, hemos jugado con los datos, hemos jugado con fuego, hemos contado verdades a medias. Y hemos sido muy poco autocríticos/as.”

En la larga charla el veterano periodista expuso varios casos de colegas notables que torcieron intencionalmente los hechos, incluso contra él mismo, para poder concluir que las malas prácticas ocurren en todos los países:

“Los desafueros y los desatinos, las campañas orquestadas de los periódicos contra algo, contra alguien. Las noticias interesadas. Los intereses ocultos. Las vanidades de las y los periodistas. Las vanidades de los dueños de los medios de comunicación. Los intereses ocultos y no tan ocultos de los dueños de los medios de comunicación. Los intereses ocultos y no ocultos de los propios periodistas. ¡La soberbia de todos y de todas!”

Javier Moreno Barber también reflexionó ampliamente en que la confianza de la sociedad a los medios y periodistas otorga un poder inmenso, pero que no se ha actuado con responsabilidad:

“…sabemos que de ese poder se ha abusado durante décadas, cada vez con más descaro, cada vez menos censura social, con el desparpajo y el envalentonamiento que proporciona saberse arropado por un sistema de publicación y distribución en el que las barreras tradicionales, las señales de aviso, las alertas de peligro, la sanción social, la sanción judicial, han quedado desmontadas, obsoletas, inservibles. Añadan a todo lo anterior el turbomix de las redes sociales, la transmisión inmediata, sin intermediarios. Añadan las dosis de esteroides que inyectan los números, miles de decenas de miles de millones de mensajes casi de forma instantánea, y el resultado es el desolador paisaje en el que nos encontramos. Pero no lo ha creado la tecnología, lo hemos creado nosotros. Es la naturaleza del ser humano, la tecnología solamente la magnífica.”

Se confirma en México

El distanciamiento social con los medios de prensa y el periodismo observado por el periodista español también ha ocurrido en México por causas similares, anota este reportero.

El informe global sobre la confianza en las noticias digitales en empresas periodísticas de 46 países (Digital News Report) del Instituto Reuters que refirió Moreno Barber, fue apenas en junio de 2022.

De sus hallazgos se informó que en México la confianza en las noticias en los medios convencionales fue de 49 por ciento en 2017, cayó al 37 por ciento en 2021 y fue igual en 2022. Esto es que seis personas de cada diez desconfían en los medios mexicanos.

Pero las malas prácticas de desinformar deliberadamente con verdades a media o falsedades no se iniciaron en México con el actual gobierno federal, aunque si se han exacerbado. Son un mal viejo.

Por lo menos desde 2008, ya había demasiadas advertencias de organizaciones de periodistas y académicos/as, sobre la invasión en Internet de las llamadas “fake news”, que ejércitos de mercenarios utilizaban procedimientos digitales para robotizar la difusión de propaganda o denuestos contra personas, corrientes políticas o gobiernos. Se alertaba que muchos medios de prensa convencionales y periodistas se sumaban a estas prácticas en lugar de atajarlas.

En 2016 el Congreso Mundial de Noticias realizado en Cartagena, Colombia las y los editores concurrentes ya prevenían sobre la necesidad de reconstruir la confianza en el periodismo profesional ante “la realidad actual donde la información falsa y distorsionada es compartida con facilidad…”

Pero en México creció. Dos ejemplos muy notables ocurrieron en marzo de 2017: varios medios convencionales reprodujeron un video, perversamente editado, para dañar a un profesor de preparatoria en Jalisco; también circularon el rumor de la muerte de Carmen Aristegui. Hubo otras falsedades que simulaban ser noticias.

Y esas malas prácticas empeoraron antes y después de la llegada a la Presidencia de la República de Andrés Manuel López Obrador. Los indicadores más recurrentes se presentan cada semana en sus conferencias de prensa matutinas.

Uno de los casos más sonados se divulgó el 22 de junio de 2022. El agrupamiento observador de medios llamado “Tlatelolco Lab” denunció las formas que adoptan las campañas opositoras para desinformar.

Ese grupo de expertos identificó cuatro hashtags sin identidad comprobable que fueron base de ráfagas de retuits, que asociaban la palabra “narco” con “gobierno”, “presidente”, “AMLO” y “Morena”;  y que eso sirvió para que más de 30 opinadores o columnistas, colocaran el tema en sus espacios pero con meras inferencias, sin evidencias concretas.

Los casos semanales más recientes fueron exhibidos también en Palacio Nacional el 16 de noviembre. Se mostraron tres de esas “noticias” creadas en tan solo una semana. Las tres mentiras fueron obvias:

Un video viejo editado para aparecer como actual, en el que pasajeros increpan al Presidente en un avión, pero donde él no aparece.

Fotografías tomadas en el aeropuerto Felipe Ángeles con noticias y comentarios en redes sociales de un supuesto tianguis de ropa de mezclilla pirata en sus pasillos, pero lo que se había instalado fue la Expo Feria de Mezclilla del municipio de Nextlalpán y en la zona comercial del Edificio Nacional de Pasajeros.

La afirmación de Guillermo Sesma de que el gobierno fabricó una contingencia ambiental al aumentar deliberadamente la producción de combustóleo en la refinería de Tula para que se frenara la circulación de autos en la Ciudad de México y así sabotear la marcha en defensa del INE.

Junto a esas “noticias” también circularon en medios convencionales decenas de “análisis” poco sustentados sobre las presuntas intenciones de desaparecer al Instituto Nacional Electoral.

Y así cada semana. Lo malo para las intenciones de esas malas prácticas periodísticas es que el promedio de las encuestas indica que la aceptación presidencial se mantiene en 60 por ciento, esta proporción, de seis de cada diez, es la misma que el Instituto Reuters detectó de mexicanos/as que no confían en los medios de prensa convencionales. Y no parece que los medios y periodistas señalados quieran desterrar esas prácticas.

Recuperar valores

A este veterano reportero lo lastima todos los días ver ese tipo de informaciones y de columnas, incluso de viejos colegas, amigos muy apreciados que aunque pocos fueron ejemplares durante décadas por su rigor profesional y valentía para informar de temas vedados; colegas que por su presencia y prácticas fueron ejemplos para que pudiera escribir el primer Manual de supervivencia en los medios comerciales (Solo para Periodistas, Edit. Uníos-Grijalbo. 1999).

En este libro, hace 23 años, se advertía la urgencia de evadir esas malas prácticas periodísticas: “El Equilibrio social al mercantilismo de la prensa no provendrá solo de nuevas leyes sino de los medios y periodistas más profesionales”.

Pero queda claro que no tiene el mismo valor que las recomendaciones éticas provengan de un humilde reportero que de un veterano director de un medio global. Y lo más probable es que a él tampoco le hagan caso.

De todos modos hay que insistir en las recomendaciones de Javier Moreno Barber para que quizá algunos de mis colegas amigos extraviados recuperen las bases deontológicas del periodismo, eludan la autoidolatría y las presiones del mercado: “que su nombre se asocie a la decencia periodística. Y no olviden nunca al lector/lectora, al oyente, al espectador/espectadora, al ciudadano/ciudadana, ellos y ellas son la fuente de nuestro compromiso.”

Nota.- La charla completa se puede leer en https://aldeadeperiodistas.com/que-su-nombre-se-asocie-a-la-decencia-periodistica-dice-el-periodista-javier-moreno-barber/?fbclid=IwAR02R0Pjcshyi-1RUd2AAwE-PxSEMOhzncjdjxlEv6oTfuBZzav-ufwsRY8

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