Natalia Vidales de Bitterlin*
SemMéxico, Baja California, 26 de mayo, 2024.- Por increíble que pueda parecer a los lectores que a estas alturas todavía haya quienes no piensen ir a votar y que manifiesten expresiones como «a mí no me interesa la política»… esto sucede aún hoy, a escasos días en que se lleve a cabo una de las elecciones más importantes de la historia de nuestro -de todos- país.
Pese a que las redes han estado inundadas de mensajes alusivos al proceso electoral – tanto por la promoción de los candidatos a los diversos puestos de elección popular y, sobre todo, por la propia ciudadanía-, lo cierto es que la apatía y el desinterés aún predominan en un alto porcentaje que según se aprecia peligrosamente.
Y decimos peligroso, porque si no defendemos ahora mismo nuestra democracia de la amenaza que significaría la continuación del populismo y la autocracia un sexenio más, quizá para entonces no quede mucho que defender.
Parece que las protestas, los argumentos, los señalamientos que se han dado en las calles -en las múltiples manifestaciones públicas- no han llegado al grueso de la población ya que aún hay millones de personas que no están dispuestas a salir a votar -por uno u otro motivo- y por ello quienes tenemos conciencia del grave riesgo para México de prolongarse el régimen actual, deberemos redoblar esfuerzos para revertir esta situación y que el entusiasmo y participación el próximo dos de junio pueda darse y las urnas no se queden vacías o a medio llenar. Que la gente salga a votar y seleccione pluralidad en las Cámaras y la opción opositora del Frente para la presidencia.
El enfoque ciudadano en estos días debe tener una sola meta: lograr convencer a otras personas para que salgan de sus casas y dirigirse a votar de este domingo en ocho. Y que lo hagan por la oposición ya que solo el sufragio de millones de mexicanos podrá detener la pesadilla en la que terminó por convertirse el régimen actual.
Ya lo han confesado los candidatos de Morena: buscarán cambiar la constitución para que, siguiendo la línea autoritaria del actual gobierno, concentrar, todavía más, el poder. Buscarán desaparecer la división de poderes y los contrapesos institucionales que evitan los abusos del gobierno; atentarán contra la propiedad privada, proscribirán los organismos autónomos -entre ellos los de transparencia del ejercicio del gasto y de rendición de cuentas-; adoctrinarán a nuestros niños en las aulas para llevarlos al convencimiento de que un sistema socialista es mejor que uno de libertades individuales, y continuará la polarización social y la violencia.
No exageramos -ni hacemos drama- al citar estos riesgos porque es el camino que hemos visto en este sexenio -y el que han seguido los tiranos que han gobernado en los países comunistas. Y los discursos de los candidatos van también por ese rumbo, desafortunadamente.
Así las cosas, es indispensable que quienes hemos detectado los focos rojos y tenemos conciencia de lo que se avecina, hagamos lo que nos corresponde: convencer al ciudadano de ello y de que su voto cuenta y que puede hacer la diferencia; porque ese granito de arena de cada quien es de oro en el tema electoral.
El autor de La Rebelión de la Clase Media, doctor Guillermo Velasco, propone una estrategia: convencer y llevar a votar a cinco personas cada uno. No es algo difícil y puede hacer la diferencia en los votos.
Nos queda poco tiempo y no debemos desperdiciarlo.
¿Nos comprometemos con nuestra patria? Nosotros estamos listos y nuestra opción presidencial es, sin dudarlo, Xóchitl Gálvez.
*Periodista con más de 40 años de ejercicio profesional, activista social y fundadora de la revista Mujer y Poder.