Natalia Vidales de Bitterlin
SemMéxico, Hermosillo, Sonora, 30 de junio del 2023.- Varias ocasiones hemos visitado la antigua residencia del general Abelardo L. Rodríguez, aquí en El Sauzal de Ensenada, y hemos ido apreciando -y admirando- las obras de restauración que ha realizado el empresario Enrique Ibarra buscando salvaguardar el histórico inmueble al convertirlo en Museo, avalado por el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Pero la semana pasada nuestra visita fue para escuchar a un grupo de especialistas -del ámbito ambiental y legal- exponer la problemática que prevalece en esa área del puerto, quienes nos contaron el viacrucis por el que han transitado tratando de que las autoridades competentes -municipales, estatales y federales- pongan un alto a la contaminación existente en el sector que desde hace años se han presentado, pero que ha ido en aumento conforme pasa el tiempo.
Unos cuantos minutos en la terraza de la casona bastaron para percatarnos de la gravedad del problema que existe en El Sauzal, donde viven miles de ensenadenses que han tenido que soportar los desagradables -y perjudiciales- olores, el polvo y la contaminación constante: visual, auditiva, olfativa y de salud.
Pese a que las y los residentes ya se han quejado y manifestado públicamente, no se ha obtenido respuesta. Los malos olores, el polvo y los cientos de contenedores abandonados siguen ahí. Y el propio empresario -que incluso ni residente de Ensenada es- ha contratado abogado para interponer las demandas y denuncias correspondientes para lograr un ambiente sano en el entorno para todas y todos. Su abogado, Alejandro Castillo inició con demanda de responsabilidad ambiental desde el 2021 pero, pese a que inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) han realizado visitas a las empresas aledañas -de la industria pesquera- y han constatado el daño, a la fecha no ha habido resolución.
Parecería que la autoridad no se percata de que la olla está a punto de estallar porque cada vez son más los grupos que se han unido a esta causa que afecta no solo el entorno inmediato, de las y los residentes de El Sauzal, sino a todos las y los ensenadenses que encuentran en la entrada a su ciudad un espantoso recibimiento visual con el cementerio de contenedores de empresas extranjeras que cada día va en aumento.
Desafortunadamente, parece ser que junto a la búsqueda de solución por la vía legal, se tendrán que dar movilizaciones cívicas -que ya se están organizando, por cierto- para buscar que se de la solución definitiva a este grave problema. Lo que no se entiende es: ¿Por qué tiene que crecer un problema para que sea debidamente atendido en lugar de resolverlo con apego a la ley y con prontitud?
“Que metan en cintura a las y los empresarios para que pare la contaminación”, es la voz que se escucha de las y los residentes y que debería ser apoyada por toda la población porque es vergonzoso el olor de las pesqueras y el escenario al que se enfrenta la y el visitante que cruza la caseta de cobro de San Miguel con la apropiación del terreno que era anteriormente un bello bosque; hoy convertido en cementerio de chatarra.
El desembolso económico y el tiempo que ha requerido de parte de quienes hoy hacen visible el problema no puede ser eterno. Y parece que ha llegado al límite.
El artículo cuarto constitucional es claro cuando estipula que: “Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El Estado garantizará el respeto a este derecho. El daño y deterioro ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley”.
¿Entonces? ¿Quién defiende la salud y el bienestar de los residentes de El Sauzal? ¿Por qué la población tiene que enfrascarse en un pleito que pudiera evitarse si se cumpliera con lo estipulado por nuestra Carta Magna?
Urge atención y respuesta.
*Periodista sonorense con más de 40 años de ejercicio profesional. Activista social, fundadora y directora de la revista Mujer y Poder. Comentarios por WhatsApp 6621 441440. www.mujerypoder.com.mx