*Natalia Vidales de Bitterlin
Los padres de familia, con hijos menores, trajinan todo el día -de la escuela a casa, de ahí a corretear a la papelería por la estampita de la tarea; luego llevarlos y traerlos a deporte o a alguna actividad artística, etcétera, etc…– todo ello para proporcionar a sus hijos una buena educación. Eso es lo que les toca hacer…y vaya que cumplen.
Con las vueltas a la escuela y a las clases opcionales apenas les da tiempo a los padres para respirar y terminar su jornada diaria. ¿Recuerda el lector esas prisas por cumplir? Pues hoy es todavía más difícil para las nuevas generaciones, porque la vida es más complicada, hay más opciones y un buen nivel académico requiere mucho más tiempo y esfuerzo.
Por ello, millones de mujeres, sobre todo, no se dan cuenta de lo que sucede más allá de las actividades cotidianas relacionadas con la educación de sus hijos. Apenas pueden con las tareas de los niños y adolescentes pues la generalidad de las maestras -sobre todo en los grados iniciales de la primaria-, dejan tareas o manualidades que les son imposibles de cumplir a los estudiantes sin el apoyo de los padres que tienen que volver a sus años escolares para poder ayudar a sus hijos. No es pues, solo el trajín del llevar y traer a los menores a sus clases complementarias.
Pese a ello, hay quienes están atentos a las influencias negativas que sus menores reciben a través de los medios de comunicación y, sobre todo, de las plataformas de internet. Y, ante lo que consideran amenaza para la formación de sus hijo -sobre todo las madres- no se quedan calladas sino que protestan por ello.
Y precisamente por considerar que Netflix está adoctrinando a los niños a través de programación inapropiada -donde se normalizan estilos de vida LGBT y se impulsa la confusión de género en programas infantiles- es que han levantado la voz y mostrado su justa indignación -a través de las redes- para boicotear la plataforma, suspender suscripciones y poner un alto a lo que consideran un atropello y agravio para los infantes y las familias en general.
Si bien es cierto que todos deberíamos buscar la no discriminación, también lo es que para cuestiones tan delicadas -como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la homosexualidad y el lesbianismo- son los padres quienes deberían proporcionar a sus hijos la información necesaria; así que muy mal hace quien desee imponer su punto de vista a través de caricaturas o películas dirigidas a la población infantil, donde se exaltan y apologizan estilos de vida que -aunque existen- es reprobable promocionar…sin el consentimiento de los padres.
La discriminación se da, lamentablemente, en esta sociedad que minimiza, por ejemplo, el daño que se causa a la persona que es rechazada –por tener sobrepeso, por fea, por torpe, porque tiene ¨granitos¨, por el color de la piel, por su condición social o económica, y por decenas de otros prejuicios. Y a eso deberían enfocarse quienes con ese argumento van adoctrinando de forma indebida a los pequeños cinéfilos, con el argumento de que están tratando de disminuir la discriminación en general. Pero resulta que son muchos más los niños afectados por ¨bullying¨ por los motivos cotidianos señalados – a quienes debería apoyarse — que por su preferencia sexual, cuando, además, en la primera infancia ni siquiera eso es algo notorio.
Luego entonces…¿porqué Netflix se ha inmiscuido en esto permitiendo ese adoctrinamiento que es rechazado por el grueso de la población?
“Netflix cree que puede salirse con la suya lavando el cerebro a nuestros hijos, metiendo besos entre personas del mismo sexo, normalizando estilos de vida LGBT e impulsando la confusión de género en programas pensados para bebés y niños pequeños” — informan los promotores de la propuesta cibernética, integrantes del grupo español CitizenGO fundado desde hace ya más de una década.
¡Bien por ese activismo! Enhorabuena porque hay padres vigilantes de que no se den estos abusos en contra de lo más preciado que tenemos: nuestros niños y jóvenes.
OCTUBRE 11, 2025