*Natalia Vidales de Bitterlin
SemMéxico, Baja California Sur, 22 de agosto, 2025.- Podrá caernos bien, mal… o peor, el presidente del vecino país del norte; podrán no gustarnos sus poses, el trato despótico que brinda a quienes considera sus subalternos y opositores; podremos incluso criticar su modo de vida y podremos no aprobar su política migratoria; pero resulta que, sin duda, Donald Trump…está ayudando a los mexicanos; le está jalando las riendas a la presidenta de México para que actúe en contra del narco y del crimen organizado que se ha ido apoderando del país.
Eso es suficiente para nosotros y para hacer de lado sus aspectos negativos. Darnos por bien servidos en el intento de controlar -si es que no de acabar- no solo a los narco jornaleros de los plantíos y a los “burreros” de las drogas — que son lo más delgado en la cadena de los cárteles- sino a los políticos que han facilitado esas actividades ilícitas …esas que llevan a destrozar vidas enteras de jóvenes –estadunidenses y mexicanos– que cayeron en las drogas y quienes, salvo contadas excepciones, no tienen salvación.
Por eso todos debemos unirnos y aplaudir las acciones que ¨los gringos¨ están realizando en nuestro país, y no dejarnos confundir con el discurso de una supuesta ¨invasión a nuestra soberanía¨ -como lo ha dicho la presidenta Claudia Sheinbaum- porque no…. no se trata de vulnerarla sino, por el contrario, de protegerla de los narco políticos, y lo que debemos hacer es recibir el apoyo con los brazos abiertos para combatir esta plaga que el gobierno mexicano no ha podido -o no ha querido por las razones que sea- atender con e-fec-ti-vi-dad.
De hecho cada vez que la presidenta se molesta por la “injerencia” del gobierno vecino, da la impresión de que está –como su antecesor– cubriendo a los criminales.
Familias enteras sufren a diario -y sin esperanza- por la drogadicción de algún miembro de su familia, amigos y demás. Los estragos son enormes y alcanzan tanto a quien vive en la pobreza como quien lo hace en la abundancia. No hay discriminación en eso y podemos asegurar que en cada hogar de México hay o un conocido o un familiar que ha caído en las adicciones causando graves problemas – económicos, espirituales, morales, sociales- a sus seres queridos.
Por supuesto que hubiera sido preferible que fueran las autoridades de nuestro país quienes limpiaran este cochinero, ¡claro!, pero o no quiere o no puede solo sin olvidar que el problema es internacional, y entonces lo importante es que se den las capturas y se realicen las investigaciones a fondo -como las autoridades norteamericanas lo están haciendo- para descubrir a los narcos y a los políticos asociados, desenmascararlos y ponerlos tras las rejas.
En los más altos niveles gubernamentales el cáncer de la ambición desmedida ha llegado y a ellos debe también llegar la justicia, el castigo por el irreparable daño causado sobre todo a la juventud.
Muchos que aún están disfrutando de los bienes y privilegios mal habidos…tendrán que pagar por su corrupción e inconciencia tarde o temprano. Hoy los vemos en lujosos hoteles, en mansiones, despilfarrando el dinero en ropa de marca, joyas, viajes, pero…mañana los veremos en prisión, repudiados por la sociedad entera y para la vergüenza de sus familias.
Los últimos acontecimientos que muestran la vida ostentosa que de un día para otro tienen funcionarios, gobernantes y legisladores -a nivel nacional y en nuestro propio estado y municipio- son prueba irrefutable de la corrupción que prevalece entre esa ¨élite¨ que se cree intocable.
Los mexicanos debemos apoyar los esfuerzos –nacionales y extranjeros– que se hagan para ir capturando uno a uno a estos políticos y gobernantes corruptos que han permitido y se han coludido con la operación impune de los carteles de la droga en nuestro querido país. El problema es de todos y por ello todos deberíamos levantar la voz para que se le dé la solución… sin o con ayuda del exterior.