AMLO va por la Suprema Corte
* 19 años de Medina Mora en la burocracia insuficientes para forjar tamaña fortuna
Natalia Vidales Rodríguez
SemMéxico, 7 octubre 2019.- Siendo ya titular del Poder Ejecutivo, y teniendo la mayoría de afines a su causa en el Poder Legislativo (con superioridad calificada en la Cámara de Diputados y con mayoría simple en el Senado), ahora el Presidente López Obrador tiene la posibilidad de mandar también en el Poder Judicial…. con todo y el peligro que ello conlleva para la población.
La ocasión se le presenta con la “renuncia” del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ( SCJN) Eduardo Medina Mora, quien dimitió –según lo detalló AMLO este viernes en su matiné- “para atender la investigación en su contra en la Fiscalía General de la República” por supuestas transferencias bancarias por más de 100 millones de pesos, que no corresponden a sus ingresos como servidor público pese a que, como es del conocimiento público, los sueldos de los Ministros son de un monto anual de más de seis millones de pesos –lo que equivale a 578,186 pesos al mes. Pero… con las dos varas para medir del gobierno morenista, al parecer 19 años de Medina Mora en la burocracia no son suficientes para forjar tamaña fortuna… a diferencia de Manuel Bartlett, a quien con 50 años en el poder sí se le justifica un acumulado de 800 millones. Incongruencias que dejan ver claramente el verdadero motivo de la investigación.
En una escueta misiva de dos párrafos, el hoy ex Ministro, y sin mas, cita que el artículo 98 Constitucional presentó su dimisión, pese a que esa disposición precisa que debe aducirse la causa grave que la haga procedente, pero ello ocurre porque, en realidad, se trata de un despido disfrazado.
La lectura obvia es que renunció “voluntariamente a fuerzas” esperando –o ya habiendo pactado– su exoneración con la Fiscalía a cambio de retirarse, sin resistirse, de la Suprema Corte y dejar libre el paso a otro incondicional del actual gobierno.
Maledicentes piensan que habiendo sido Medina Mora Secretario de Seguridad Pública cuando Fox, fue el autor intelectual del desafuero de AMLO para sacarlo de la sucesión presidencial del 2006, cuando el guanajuatense no encontraba cómo, y que ahora llegó el momento de ajustarle las cuentas. Aunque al final Fox se desistió de aquella acción, siempre se la consideró una ayuda para que Calderón ganara (apenas por una pestaña electoral) la elección, y Medina Mora se ganó enseguida la titularidad de la Procuraduría General de la República en su sexenio.
AMLO ha tenido la suerte al irse haciendo, poco a poco, de asientos en la SCJN. Apenas llegado al poder, dos de ellos, Juan Luis González Alcántara y Yasmín Esquivel Mossa, propuestos por el Presidente, sucedieron a uno por fallecimiento del anterior, y a ella cuando Olga Sánchez Cordero terminó su gestión, y en unos meses otro ministro más terminará la suya. Y si a ello le sumamos la hoy renuncia de Medina Mora, que será sustituido por uno propuesto por AMLO, entonces tendrá dentro de poco a cuatro ministros de su “lado”, y con esos votos se podrían impedir las cuestiones inconvenientes al gobierno que requieren de una mayoría calificada en la Suprema Corte.
La idea de que los ministros permanecieran hasta 15 años (dos sexenios y medio) en sus cargos fue para evitarles compromisos por su elección, al Presidente en turno. Pero diversas circunstancias pueden coincidir –como sucede ahora– para que en un sexenio el Presidente logre…lo que ahora AMLO está logrando: poder vetar con votos de “sus “ magistrados los proyectos de ejecutorias non gratas al régimen.
El intento de acotamiento del poder presidencial al interior del Poder Judicial fue parcial, al mantenerse el concepto de que el mandatario manda una terna al Senado para la selección del nuevo magistrado, y una segunda terna si la primera es rechazada. Pero si esa también es devuelta, entonces el Presidente nombra directamente a quien quiera de ella, lo cual solo disfrazó la contención al presidencialismo: entonces, aunque en el Senado, Morena, el partido de AMLO no tenga la mayoría calificada…no la necesita para este asunto.
La única manera de salvar el entuerto sería que el Congreso, como representante del pueblo, cubriera todo el proceso de selección de los ministros, sin participación alguna del Ejecutivo.