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El problema de difundir las fotos de Ingrid

Yaneth Angelica Tamayo Avalos

SemMéxico. 18 de febrero de 2020.- En pasados días, se dio a conocer el escalofriante feminicidio de Ingrid Escamilla; quien fue brutalmente mancillada por su agresor, por los medios de comunicación, las redes sociales y todas las personas que infamemente difundieron y compartieron las imágenes que fueron filtradas por funcionarios públicos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México.

Quienes, al acudir al domicilio del feminicida, ante su falta de inteligencia se les ocurrió capturar fotografías del cuerpo desollado de Ingrid, así como un video con la declaración del feminicida, para posterior a ello difundirlas en medios de comunicación.

Capturas que fueron viralizadas por diferentes medios, sin que las personas que las compartieron -desde los que las expusieron en medios periodísticos hasta los que compartieron por medios personales-, se pusieran a pensar no solo en la afectación que le causaría a la familia de Ingrid, sino en las implicaciones que pudieran causar dentro del procedimiento penal.

No se pusieron a pensar que, en un país donde el sistema judicial encuentra más sencillo alegar violaciones al debido proceso y declarar reposiciones al procedimiento que acreditar un feminicidio; sus acciones pudieran implicar una deficiencia y entorpecimiento en el acceso a la justicia en el caso de Ingrid Escamilla.

Imaginemos un escenario en donde al sistema se le ocurra declarar inimputable al feminicida, argumentando que al momento de cometer hecho no tenia capacidad para comprender el carácter ilícito que cometió, por padecer algún trastorno mental y que la única opción para declararlo culpable del feminicidio de Ingrid fuera su declaración.

Y esta no pudiera ser utilizada por ser considerada excluida o nula, al haberla obtenido sin respetar las formalidades y con violación a los derechos fundamentales del feminicida; esto es, sin la presencia de su abogado, sin haber tenido una comparecencia pronta ante el fiscal o juez de control para emitir declaración y conocer sus derechos.

Pero, además por haber violado su derecho a la presunción de inocencia al haber difundido material probatorio de forma pública y haberlo señalado y exhibido en los medios de comunicación como culpable sin que fuera declarado por una resolución judicial; situaciones que pudieran ser consideradas en algún momento para argumentar violación al debido proceso por no haber respetado las formalidades esenciales de un procedimiento.

En una situación de impunidad como la anterior, los únicos responsables serian los servidores públicos que difundieron información a sabiendas de las consecuencias que generarían su indebido e ilegal actuar; así como las personas que ante su falta de sentido común prefirieron satisfacer su morbo en vez de comportarse respetuosa y solidariamente con la víctima y los ofendidos.

La falta de empatía y la naturalización de los feminicidios se han convertido en un espectáculo de los cuales se ha hecho escarnio al culpar a la víctima; se ha generado burla y minimizado las exigencias de mujeres que han salido a manifestarse; pero sobre todo se ha generado la indiferencia de los representantes de Estado, quienes justifican los feminicidios como resultado de un modelo neoliberal.

Es preciso entender que toda la ciudadanía es parte del problema, no solo el Estado esta siendo cómplice por omisión de los feminicidios; sino también las personas que solo se dedican a culpar al mismo Estado de incompetente cuando ni siquiera son capaces de cooperar con las investigaciones y de denunciar la corrupción e impunidad de los servidores públicos e instituciones.

Las mismas personas que señalan a las mujeres de provocadoras; que culpabilizan a la mujer de estar en el lugar y la hora inadecuada; esas mismas personas que de forma severa señalan, son las mismas que no atienden una llamada de auxilio, las mismas que son indiferentes ante el dolor ajeno y las mismas que desde sus privilegios también ejecutan acciones violentas y niegan la existencia de un problema.

Si tú compartiste las imágenes de Ingrid; si las viste en tu grupo de amigos y no dijiste nada; si opinaste responsabilizando a Ingrid y te mofaste; créeme, que tú y el grupo de personas que te aplauden y secundan también son parte del problema.

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