Dulce María Sauri Riancho
SemMéxico, Mérida, Yuc., 20 de noviembre 2024.- Llegó el 15 de noviembre, fecha límite para que la administración de Claudia Sheinbaum enviara al Congreso de la Unión el denominado “Paquete económico” 2025.
Los Criterios Generales de Política Económica y las iniciativas de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos constituyen la parte medular de la propuesta presidencial para recaudar y gastar en el primer año completo de su mandato. Se dice —y con razón— que compromiso no reflejado en el presupuesto es puro rollo. Por eso es tan importante analizar con cuidado su formulación.
Trataré de utilizar la menor cantidad de cifras para describir los rasgos más relevantes, tanto en lo que se refiere al ingreso como a la propuesta de gasto público.
Son 9.3 billones de pesos, esto es un 9 con un cortejo de doce ceros, lo que se pretende erogar en 2025. En números cerrados, el gobierno se propone recaudar 8 billones de pesos, pero tiene necesidad de conseguir financiamiento (deuda) por 1.3 billones, esto es, alrededor del 15 por ciento del total del gasto propuesto para el año próximo.
Los supuestos del paquete 2025 son frágiles: crecimiento entre 2.5 y tres por ciento del PIB para poder recaudar vía impuestos la cantidad estimada, aun cuando las previsiones más generosas, como las del Banco Mundial, apenas consignan 1.5 por ciento anual. La tasa de interés para pagar la deuda se calcula en ocho por ciento: la paridad peso-dólar, $18.5. La inflación 2025 se establece en 3.5 por ciento (se espera cerrar 2024 con el 4.3 %).
El precio del barril de petróleo, con la intención gubernamental de reducir aún más la exportación, solo queda como referente, no como fuente de ingreso de divisas para el país. Para redondear el panorama incierto, viene también una estimación del crecimiento de Estados Unidos, del 2.2 por ciento. Porque los vecinos son una especie de locomotora que “jala” la economía de México, no solo las exportaciones. Encuentro cinco puntos destacables de la propuesta económica 2025.
Rubros castigados
1.— La nueva administración se tuvo que “ajustar el cinturón” para afrontar el gasto excesivo en el que incurrió su antecesor. La deuda del gobierno aumentó como proporción del PIB (Producto Interno Bruto), de 44 por ciento en 2018 a casi el 53 por ciento, en 2024. Medido como proporción del PIB, el déficit se pretende reducir del 5.9 por ciento al 3.9 por ciento. Claro que el gasto desbordado del año pasado ayudó en forma muy eficaz al triunfo electoral de Morena.
Pero llegó la hora de pagar los platos rotos. Por eso el apretón presupuestal es muy fuerte en la mayoría de los 26 ramos de la administración pública. Los “paganos”: Seguridad Pública, Salud, Agricultura, Medio Ambiente, Cultura, Turismo, Economía, además de una importante reducción del presupuesto de Defensa Nacional.
Si la reducción a la SEDENA fue porque ya no hará obras de trenes, mantenimiento de carreteras e infraestructura en general, bueno. Pero resulta inexplicable en relación con la Guardia Nacional, cuya operación depende totalmente de la Defensa después de los cambios constitucionales recientes.
¿Por qué “aprieta”, “castiga” la presidenta Sheinbaum el presupuesto destinado a Seguridad? Es una abierta contradicción entre el dicho, que prioriza las acciones en la materia, y el hecho, que es la reducción drástica de los recursos asignados a las instituciones destinadas a combatir a la delincuencia organizada y restablecer la seguridad en buena parte del territorio nacional.
¿Y la coordinación con los estados en la materia? ¡Pura saliva, si no hay dinero!
Recorte en Salud
2.— En “huesitos” quedó Salud. Le “bajaron” más de 30 mil millones de pesos de su presupuesto, que representa más de un tercio del actual. ¿Van esos fondos al IMSS-Bienestar y, por tanto, ¿los encontraremos en el presupuesto del IMSS? Una verdadera incógnita que tendrá que ser despejada muy pronto.
Energía, otra prioridad en las palabras, también sufrió un severo recorte de un tercio respecto al presupuesto 2024. La miseria presupuestal de Turismo quedó refrendada, al igual que Cultura.
En cuanto a Economía, ya veo a Ebrard encabezando las negociaciones de la revisión del TMEC con los tres pesos que le fueron asignados.
Las prioridades del gobierno
3.— Las “vacas gordas” están en los 17 programas y 10 proyectos prioritarios de la nueva administración. De los primeros, todos excepto dos —Apoyo a Mujeres de 60-64 años y Vivienda Social—, provienen de su antecesor.
El programa estrella, Adultos Mayores, tiene asignados casi 484 mil millones de pesos, que representa poco menos del 5% del gasto total previsto para el año próximo. En cuanto a los proyectos prioritarios, destacan los 40 mil millones del Tren Maya (¿no que se había concluido este año?).
De la lista de 10 proyectos, ocho corresponden al transporte ferroviario de pasajeros. Espero que, al menos, el dinero del Tren Maya en 2025 sirva para corregir el garrafal error de privar a Yucatán y al sureste del transporte ferroviario de carga.
Condenados a la extinción
4.— Los condenados a desaparición. No hay sitio mejor que en el presupuesto para constatar que la extinción del INAI, la COFECE, el IFETEL, la Comisión Reguladora de Energía y la de Hidrocarburos no obedece a “ahorros” presupuestales —solo significan 3,800 millones de pesos— sino simple y llanamente a la estrategia para anular a cualquier instancia que represente independencia o posibilidad de cuestionar el poder absoluto de Morena y sus agentes.
Por cierto, el sobreviviente INEGI también sufrió una reducción. ¿Alguien sabrá si se efectuará el conteo quinquenal de población 2025? Por el PEF, tal parece que no.
Participaciones federales
5.— Las participaciones a los estados, apenas la libran. La previsión es que crezcan poquito, aunque la Ley de Coordinación Fiscal puede cambiar en cualquier momento que le convenga a la mayoría. Por cierto, no dejaré de señalar que no son dádivas del gobierno federal las que reciben las entidades federativas vía participaciones, sino resultado de una larga lucha para lograr una parte justa de la riqueza generada en su territorio.
Las Aportaciones, en especial el Fondo de Aportaciones en Infraestructura Social (FAES), son recursos que le sirven a estados y municipios para realizar obra pública. Ese sí sufrió reducciones en el proyecto de la presidenta Sheinbaum. Pero ni modo que se quejen las y los gobernadores de Morena. Y los demás, con el poder Judicial desbaratado, no tendrán a dónde dirigirse.
Las prioridades presupuestales de la recién aprobada reforma constitucional en materia de Igualdad no aparecen, en especial las relacionadas con el establecimiento del Sistema Nacional de Cuidados. Solo se salva el nuevo programa de mujeres de 60-64 años. De resto, escuelas de tiempo completo, estancias infantiles, centros de atención a adultos mayores, entre otros programas partes esenciales de las políticas públicas de cuidados, están por ver si se encuentran en algún lado.
Conclusiones…
En el fondo, hay una grave contradicción en el primer proyecto económico de Claudia Sheinbaum. No se puede incidir en la distribución del ingreso mediante el incremento de los programas sociales y al mismo tiempo, contar con los recursos presupuestales necesarios para que la población tenga acceso a servicios de calidad en Salud, Educación, Infraestructura, etc.
El modelo basado en el incremento de las transferencias monetarias a las personas va hacia la renta básica universal, en la que las y los habitantes, independientemente de su edad, sexo y condición socioeconómica, reciban del Estado una cantidad mensual para gastarla en lo que consideren. Pero entonces el gobierno tiene que hacerse chiquito, sus instrumentos para avanzar hacia una distribución más justa del ingreso quedan muy limitados. ¿Eso queremos? Se vale, pero no es lo que dice la presidenta Sheinbaum. Los números no mienten, menos en el presupuesto. — Mérida, Yucatán.
Correo: dulcesauri@gmail.com
*Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán