Por la Cuarta| La vergüenza como instrumento literario

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Enriqueta Burelo Melgar

SemMéxico, Chiapas, 11 de octubre del 2022.- Cuando uno lee a Annie Ernaux, novelista francesa, galardonada con el Premio Nobel 2022, una se siente identificada con ella, porque al margen de nacionalidad, clase social, estudios, como mujeres tenemos elementos comunes que nos unen, y también me entró el sentimiento de yo puedo escribir así, yo puedo decir eso, creo que, al margen de sus lectores masculinos, el público lector de Ernaux es femenino.

Hoy desafortunadamente para las y los autores, la democratización de la cultura, se da también a través de la digitalización de textos que pululan por el ciberespacio, en espera que alguien los descubra y los distribuya, a los pocos días de la premiación, llegaron a mi WhatsApp y a mi correo electrónico 5 textos de la autora de “La Vergüenza”, donde narra como su padre en un acceso de furia trata de asesinar a su madre, y minutos después ya todos sentados en la mesa, como si nada hubiera pasado.

Annie Ernaux, es valiente tal como lo señaló la academia sueca, por la valentía y la agudeza clínica con la que revela las raíces, el enajenamiento y las restricciones colectivas de la memoria personal. Desde varios ángulos y de manera consistente, su escritura examina vidas marcadas por robustas desigualdades de género y lengua. Su camino a la autoría ha sido largo y arduo.

Nacida en Lillebonne el 1° de septiembre de 1940, Ernaux creció en Yvetot (Normandía) en el café de su madre y de su padre, uno de los primeros miradores para y  conocer varios mundos y lenguajes, después plasmados en su literatura, Descrita como novelista social, su obra reciente se enfoca “en las preocupaciones de las últimas décadas. Ha estado atendiendo tanto los grandes problemas sociales, las diferencias de clases, las distinciones socio-culturales, las reivindicaciones feministas, etnógrafa de sí misma.

Exhibe y cuestiona lo más íntimo de su propia vida para lo cual se necesita valentía y audacia en sus obras, la autora reconoce la influencia de Bourdieu, quien dotó a la joven Annie Duchenne, de los instrumentos necesarios para abordar sin ambages el análisis de su propio mundo y de esta manera logra elevar la autobiografía a otro espacio, dándole una relevancia sociológica.

Observa en si misma las diferencias de clase, el acceso a la educación y a los bienes culturales, la condición de ser mujer, un aborto, el Alzheimer, vivencias que la acercan a sus lectoras y lectores. Annie Ernaux es parte hoy en día de la cultura popular francesa y sigue reflejando, en la estela de influencia de Simone de Beauvoir, el empoderamiento de toda una generación de mujeres nacidas alrededor de los años 40.

Un tema central de la obra de Ernaux es la vergüenza, gracias a la lectura de la obra de Bourdieu, fue posible que le diera nombre a ese malestar siempre presente en sus recuerdos, este sentimiento o malestar nace de la comparación entre el mundo, su intimidad, su cuerpo, que le marcan cuál es su lugar en el ámbito social. La vergüenza es una reacción de humillación ante el juicio de los otros/as; y ella, decide combatir con la escritura, sirviéndose de la lengua culta que pertenece a los que le han hecho avergonzarse.

El conjunto de su obra es un ejemplo de una nueva forma de entender la literatura, como fusión entre sociología, historia y literatura; sociología porque ha descrito los hábitos y la organización de su grupo social de origen y se ha representado a sí misma dentro de él; historia porque ha recopilado acontecimientos de un pasado común a varias generaciones; literatura porque ha sabido explotar los recursos estéticos de la lengua culta para relatar su propia vida teniendo en cuenta lo anterior.

La anécdota

Siempre cada año cuando la academia sueca da a conocer el nombre del ganador o ganadora del Premio Nobel de Literatura, surge el desacuerdo, al cual me sumo, creo que quienes conforman el Jurado, tienen una visión muy corta de la literatura universal, me pregunto conocerán a Rosario Castellanos o a Borges, a quien señalan como uno de los grandes desdeñados, hoy cito un comentario entre tanto al respecto, que me pareció gracioso, tomado de la revista Nexos:

Es la primera francesa en obtenerlo, los académicos suecos no consideraron nobelizables a Colette ni a las dos Margerites (la Yourcenar y la Duras) ni tampoco a Simone de Beauvoir: la otra Simone, Weil, murió demasiado joven, sólo 34 años, como para haber tenido una chance de ser nominada. Así es que antes de Annie Ernaux ha habido francesas ganadoras del Nobel de Química, de Física, de Medicina, hasta de Economía, pero ninguna del de Literatura. Espero que en su discurso en Estocolmo reivindique a las ninguneadas.

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