Rompiendo el Techo de Cristal en la Ciencia: Un Llamado a la Acción desde el Bachillerato

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Foto: Generada con Inteligencia Artificial /Leonardo AI

A pesar de la creciente innovación científica y tecnológica, la participación de las mujeres en las áreas STEM aún no es equitativa.

Crucial romper estereotipos de género, visibilizar modelos femeninos inspiradores y mejorar la orientación vocacional 

 Patricia Illoldi Rangel* 

SemMéxico, Cd. de México, 23 de julio, 2025.- Vivimos en un mundo impulsado cada vez más por la innovación científica y tecnológica, y a pesar de ello la participación de las mujeres en las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) no es equitativa. 

En la sociedad actual es necesario abrir oportunidades de participación femenina en lo laboral, político, cultural y científico, además de promover la justicia social, de igualdad y de eliminación de la discriminación. 

Garantizar la igualdad de oportunidades que permitan desterrar la discriminación y la violencia contra las mujeres es un reto continuo (IMCO, 2023). Si bien se han logrado avances significativos en la paridad educativa a nivel general, la brecha de género persiste de manera preocupante en las disciplinas científicas, especialmente en la transición del bachillerato a la educación superior. 

A nivel mundial, las cifras revelan una tendencia preocupante. Según datos de la UNESCO (2023), aunque las mujeres representan una parte significativa de quienes se gradúan  de educación superior, sólo alrededor del 30% elige carreras relacionadas con STEM. Esta disparidad es más notoria en áreas específicas como la ingeniería y la informática, donde la representación femenina es aún menor (Vooren, et al., 2022). 

En el contexto latinoamericano, y particularmente en México, la situación presenta matices importantes. Si bien la matrícula femenina en la educación superior ha experimentado un crecimiento notable en las últimas décadas, su participación en las licenciaturas STEM sigue siendo inferior a la de los hombres. 

De acuerdo a la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2022) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES, 2021) a pesar del talento y la capacidad demostrada por las jóvenes en el bachillerato, una proporción menor opta por continuar sus estudios en áreas científicas y tecnológicas.

Esta realidad plantea una pregunta fundamental: ¿qué factores influyen en esta elección y cómo podemos revertir esta tendencia para asegurar una participación más equitativa y enriquecedora de las mujeres en la ciencia mexicana y global? Diversas investigaciones apuntan a una compleja interacción de factores que comienzan a moldearse desde la infancia y se consolidan durante la adolescencia.

Uno de los obstáculos más significativos son los estereotipos de género profundamente arraigados en nuestras sociedades. Desde temprana edad, se asocia implícitamente a los hombres con la lógica, la objetividad y la aptitud para las ciencias y las matemáticas, mientras que a las mujeres se les suele dirigir hacia áreas relacionadas con el cuidado, las humanidades o las artes (Lucas, Menéndez y Bardají, 2017; OCDE, 2019). Estas creencias limitantes pueden influir en la autopercepción de las jóvenes sobre sus propias capacidades y en las expectativas que tienen sobre sus futuros profesionales.

La falta de modelos femeninos a seguir en carreras científicas y tecnológicas también juega un papel crucial. La escasez de mujeres visibles y exitosas en estos campos puede generar en las adolescentes la percepción de que estas áreas no son para ellas o que el camino hacia el éxito será más difícil. 

La ausencia de referentes dificulta la identificación y la construcción de aspiraciones profesionales en STEM (National Academy of Sciences, Engineering, and Medicine, 2020). Según datos de la UNESCO (2020), menos de un 30% de todos los investigadores en el mundo son mujeres. Únicamente 17 mujeres han ganado el Premio Nobel de Física, Química o Medicina desde que Marie Curie lo obtuvo en 1911, de manera independiente, ya que en 1903 se le había otorgado también en conjunto con su esposo. En el mismo lapso, recibieron el galardón 572 hombres. Los prejuicios y los estereotipos de género continúan manteniendo a las niñas, adolescentes  y mujeres jóvenes alejadas de las áreas científicas.

El entorno social y familiar ejerce una influencia considerable. Las expectativas de las familias, los comentarios de amistades y docentes, e incluso la representación de las mujeres en los medios de comunicación, pueden reforzar o desafiar los estereotipos de género y, por ende, impactar en las decisiones vocacionales de las jóvenes. Un estudio realizado por el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES, 2020) en México reveló que las adolescentes a menudo perciben una menor valoración social de las carreras científicas en comparación con otras áreas.

La percepción de dificultad y la falta de apoyo también son factores importantes. Algunas estudiantes pueden considerar que las carreras STEM son inherentemente más difíciles y que requerirán un esfuerzo desproporcionado, sumado a la posible sensación de no contar con el apoyo necesario para superar los desafíos académicos (UNESCO, 2017). Esta percepción puede provenir desde los años tempranos en educación, ya que a partir de cuarto de primaria comienza a abrirse una brecha tanto en el desempeño como actitudes hacia las matemáticas, en detrimento de las niñas (Garduño y Reyes, 2022).  

Las creencias de madres y padres y sus expectativas, el nivel educacional y el nivel socioeconómico y otros factores del hogar, así como las influencias de los pares son factores que pueden llegar a determinar la selección o no de una niña por el área de las ciencias. Dentro de los factores escolares podemos encontrar el perfil de profesores y profesoras, su experiencia, sus creencias y expectativas, el plan de estudios, los materiales o recursos de aprendizaje, las estrategias docentes y las interacciones maestro-estudiantes, las prácticas de evaluación y, en general, el entorno escolar (UNESCO, 2019).

La enseñanza de las ciencias en el bachillerato se erige como un pilar fundamental para sembrar la semilla del interés y la pasión por estas disciplinas en las jóvenes. Sin embargo, la falta de información y orientación vocacional específica sobre las oportunidades que ofrecen las carreras STEM puede ser una barrera significativa. 

Muchas adolescentes desconocen la diversidad de campos dentro de la ciencia y la tecnología, así como su relevancia para abordar los problemas más apremiantes de nuestro tiempo, desde el cambio climático hasta la salud global. Un currículo innovador, que destaque la aplicabilidad de los conocimientos científicos y fomente el pensamiento crítico y la resolución de problemas, puede marcar una diferencia sustancial, además de diseñar y utilizar metodologías de enseñanza activas, como proyectos prácticos, experimentos y el uso de tecnologías digitales.

Es crucial, además, visibilizar y celebrar los logros de las mujeres en la ciencia y la tecnología. Presentar modelos femeninos exitosos, tanto a nivel nacional como internacional, puede inspirar a las jóvenes y mostrarles que sí es posible construir carreras brillantes y significativas en estos campos. Iniciativas como charlas con científicas, mentorías y programas de divulgación científica dirigidos a estudiantes de bachillerato pueden desempeñar un papel transformador.

Finalmente, es necesario promover la formación de docentes y orientadores en perspectiva de género, así como incorporar un lenguaje inclusivo y eliminar los estereotipos en los materiales educativos, los cuales son pasos esenciales para crear un entorno de aprendizaje equitativo y estimulante para todas las estudiantes.

En conclusión, la baja representación de las mujeres en las carreras STEM, tanto en México como a nivel global, es un desafío complejo que requiere un abordaje multifacético. Fomentemos el interés y la participación de las jóvenes en las ciencias desde el bachillerato, lo que no sólo enriquecerá sus oportunidades individuales sino que fortalecerá el tejido social e impulsará la innovación y el desarrollo científico y tecnológico de nuestras naciones. Como mujeres unidas por la educación, tenemos la responsabilidad y el poder de inspirar a las futuras generaciones de científicas, ingenieras, tecnólogas y matemáticas, rompiendo juntas el techo de cristal que aún persiste en el apasionante mundo de la ciencia. La inversión en la educación científica de las mujeres jóvenes es una inversión en un futuro más equitativo, próspero y lleno de posibilidades para todos.

https://www.muxed.mx/blog/rompiendo-techo-ciencia
Foto en blanco y negro de una mujer sonriendo

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.

Patricia Illoldi Rangel* Integrante de MUxED. Es Doctora en Ciencias y Bióloga por la UNAM, con una Maestría en Educación. Con más de 30 años de experiencia docente, principalmente a nivel bachillerato, ha dedicado su carrera a la investigación en conservación, la docencia y el impulso de mujeres en el campo STEM.  X: @pattyvi

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A partir de este domingo 2 de marzo ofrecemos: una retrospectiva, a 50 años de la primera conferencia mundial de la mujer que se celebró en México, de los 30 años de la IV Conferencia Mundial de la Mujer, Beijing 1995 y todo lo que sucede y está sucediendo alrededor del 8M.


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