- Laura Gil, secretaria general adjunta de la OEA llamó a periodistas y diplomáticos a recuperar la confianza pública
Alejandro Jiménez
SemMéxico/El Sol de México, Santo Domingo, 17 de octubre, 2025.- En un discurso firme, la secretaria general adjunta de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Laura Gil, hizo un llamado a periodistas y diplomáticos a recuperar la confianza pública y a defender la verdad como un acto de resistencia frente a la fragmentación, la desinformación y la pérdida de sentido que afectan tanto al periodismo como al sistema multilateral.
Ante el presidente Luis Abinader y las autoridades de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) reunidas en su 81 asamblea anual en República Dominicana, Gil reconoció el trabajo del país anfitrión, al que Reporteros sin Fronteras colocó este año como el de mayor libertad de prensa en América Latina. “Es un logro que honra su compromiso con el trabajo periodístico”, señaló.
La diplomática colombiana —primera mujer en ocupar ese cargo en la historia de la OEA— recordó también el acuerdo firmado entre la SIP y la Comisión Interamericana de Mujeres, destinado a promover la igualdad de género, fortalecer la libertad de expresión y combatir la desinformación de género en las Américas. “Sin periodismo libre no hay democracia posible”, dijo, marcando el tono de su intervención.
Gil habló desde una triple identidad: diplomática, periodista y mujer, tres condiciones que, dijo, “pueden calificarse de alto riesgo en el mundo de hoy”. Recordó sus años como columnista y crítica del multilateralismo para subrayar que ahora, desde dentro, busca poner en práctica aquello que antes defendía desde los medios. “Estamos en crisis, ustedes los medios y nosotros las organizaciones internacionales”, advirtió.
Describió una crisis compartida de legitimidad y de significado, en la que tanto los medios como las instituciones multilaterales son acusados de haber perdido su rumbo.
“Vivimos en una época que desconfía de los intermediarios. Los ciudadanos dicen: no necesito a los medios, tengo las redes sociales. Los gobiernos dicen: no necesito a las organizaciones internacionales, puedo hacerlo solo. Y así terminamos fragmentados, ahogados por el ruido y en plena soledad”.
Defendió, sin embargo, la función irremplazable de ambos espacios como garantes de la deliberación democrática. “Ni el pluralismo ni el periodismo se construyeron sobre el ejercicio del poder duro. Se cimentaron sobre la confianza. Los medios dependen de su credibilidad; el multilateralismo, de la autoridad que da la cooperación entre los Estados”, sostuvo.
Gil reivindicó el valor de la lentitud frente a la aceleración que impone la era digital: “Tanto los medios como las organizaciones internacionales defienden la idea de que los hechos deben verificarse, que las palabras deben tener consecuencias, que las decisiones deben discutirse. Ambos impulsan el diálogo cuando el grito se asume como claridad”.
Afirmó que el periodismo y la diplomacia son imperfectos pero indispensables, pues sin ellos la democracia se vuelve temeraria. “El periodismo es la conciencia de la democracia, y la democracia sin pluralismo pierde el rumbo”, dijo. Insistió en que el reto de las instituciones no está en defenderse como son hoy, sino en reimaginarlas: reconocer errores, valorar lo que se deja atrás y reconstruir la confianza de la gente.
Pidió a los periodistas “escuchar con más atención, empatía y respeto” y a los diplomáticos “demostrar con hechos que la cooperación da resultados concretos”.
“El periodista puede recordar al diplomático que las palabras solo importan si impactan la vida de alguien; y el diplomático puede recordar al periodista que la libertad de expresión solo sobrevive cuando se apuesta al bien”, señaló.
Gil llamó a defender la verdad y la cooperación “no como reliquias, sino como actos de resistencia”. “Si perdemos la fe en la prensa y en el multilateralismo —advirtió— abandonamos la idea de que la deliberación aún puede cambiar las cosas. Pero si los protegemos, quizás defendamos la idea más revolucionaria de todas: que la verdad y la cooperación siguen importando, incluso cuando están pasadas de moda”.
En la parte final de su discurso, subrayó que la igualdad de género es también una cuestión de legitimidad democrática. “La igualdad no es un favor, es parte de la arquitectura de la confianza”, dijo. Recordó que la representación de todas las voces no puede limitarse a la presencia simbólica, sino a la influencia real en las decisiones.
Concluyó su intervención con una invitación a volver a lo esencial: “Decir la verdad, volver al diálogo, cumplir la palabra, escuchar antes de hablar y servir con dedicación al interés público”. Para Gil, tanto el periodismo como el multilateralismo deben recuperar su sentido original de servicio. Solo así —afirmó— podrán recobrar su legitimidad ante los ojos de la gente.
SEM-El Sol de México/aj