Comentarios: Diana Miloslavich Tupac
SemMéxico, Lima, Perú, 25 de julio, 2024.-Escribí en la presentación de su poemario: Ayataki de mi quebrando (2007). “Una mujer escribe en toda su dimensión, entera, de pie en un pasillo con un corazón exhausto, imbatible, en marcha sin rendirse. Una mujer escribe desde su infancia, desde el territorio de su cuerpo, de sus manos que le recuerdan el miedo, pero cargan arrugadas palabras para hacer con ellas poesía”.
Este nuevo libro de la poeta peruana Mary Soto, Spartacus (2024) se inicia con una introducción: El Telar de la vida y sobre su poética dice: “Cotidianamente trato de abrazar los elementos, de tejer puentes sobre aguas embravecidas y tumultuosas a través de la palabra y en cada uno de los sentidos percibir el rito, el loco palpitar de la vida” y finaliza “escribo para fundir el cuerpo con el alma y así soldar la razón y el corazón”
Y señalará, su ruta iniciada por Spartacus, y se reclama heredera de su estirpe y acompañante con la palabra, de migrantes (ella es una de ellas) de los bravos cimarrones de los seres que vienen batallando la gran marcha de la humanidad. Se ubica como la hija de Canta, (pueblo cerca de Lima) reconoce que parte de esa vida atisba como buenos y malos amores que lleva a las mujeres víctimas de las violencias, dueñas de su placer y rebeldía como parte de un telar de la vida.
Cierra su introducción ubicándose como la niña que llega a Lima y que luego transita por el mundo, resaltando que llevo consigo su único equipaje “su mirada de asombro y su capacidad de conmoverse a cada instante con la ruta incesante hacia el sol” Hija de maestra y maestro es desde niña que escuchará hablar de Spartacus (esclavo que lidera una rebelión) y afirmará que quiere ser en su introducción una mujer de mundo, del mundo de la humanidad y que este poemario la coloca en ese espacio poético.
Este telar lo construirá en cuatro capítulos: I Se compromete la palabra, II Pequeño Universo, III Tártaro azul celeste y IV En la ruta de la vida soledad. Acompaña el texto un glosario para poder conocer las traducciones del quechua como por ejemplo Kukuli (paloma) o Sausan (iris, flor de Palestina), En el primer capítulo encontraremos personajes centrales como Spartacus, Palestina, Apu José María Arguedas, (escritor peruano) Cimarrones, (esclavos rebeldes), entre otros.
Inicia con un poema extraordinario Silarius, quien habla es Spartacus, a quien Karl Marx lo reconoce en carta a Engels como uno de los héroes más grandes del mundo antiguo, y Bertolt Brecht le dedica su obra de teatro “Tambores de la Noche” (1922)
Este esclavo-gladiador logra una rebelión que en dos años crece hasta con 120,000 hombres y le sobrevivirán 6,000 que serán crucificados a lo largo de la vía Apia como castigo y para evitar nuevas insurrecciones de los esclavos.
Mary Soto, retoma esta figura emblemática y habla el héroe “Mas de cien mil destellos incendiaron el horizonte/sigo mi vuelo mi paso fiero/por los acantilados de la libertad” Dirá también al final “mi sombra se pierde en la bruma del tiempo/resplandeciente la mañana que rompe las cadenas” Cierra el poema diciendo “retumbo el grito de los sin voz/en la marcha de los nadie de este mundo/nuevamente tomo tu cintura libertad/porque Spartacus soy/corazón de fuego/ que da nombre al poemario que nos convoca.
Sigue el poema Palestina, con un epígrafe de cantautor, León Gieco “solo le pido a dios que la guerra no me sea indiferente” En un verso desgarrador inicia lo difícil de no encontrar las palabras para el genocidio en Gaza “Universo de palabras que hoy convoco/ no obedecen y enmudecen” y sobre el infierno al que asistimos y vemos cada día escribe “luces que enciente el planeta todas las noches/no obstante tormentosa obscuridad que absorbe los sentidos”
Y sin embargo son las flores (sausan, iris) que se extienden en medio del polvo y las esquirlas de granada, y las aves (suimangas) salen ante el ensordecedor vomito de metrallas. Hará una alusión a las olas que revientan frente a bombardeos salvajes, irrefrenables desalmados. Inicia con la mirada compartida de quienes seguimos el genocidio, luego nos aproxima al impacto en la naturaleza para describir lo que sucede. Así la brisa, el rio tumultuoso, el tenaz viento, la cascada bullangera, los exultantes océanos, el verde exuberante de las hojas. Mientras habla de los niños inertes, infamemente partidos, mujeres mancilladas, la piel arrancada, sonrisas arrancadas por siempre de las bocas, cadáveres silentes. Cuando se pregunta “por qué tanta belleza si tus burdas botas hombre pisotean y danzan sobre cadáveres silentes”
Finaliza el poema haciendo una alusión a las palabras, la literatura. “Si los monstruos que conjuran por las noches los niños han escapados de los cuentos” “si los libros son tristes barricadas donde solloza el viento” Y como millones nos preguntamos y dice el verso “Si asesinan a Palestina/que de la vida/ que de ti pobre humanidad necia y dolorosa”
El poema Cierro los puños, dedicado a las mujeres que trabajan en la agro exportación y han enriquecido a este sector sin mejorar sus condiciones de trabajo, ni salarios, gozan de legislación excepcional y es la expresión del capitalismo salvaje en Perú. Es un trágico poema sobre una niña violada, que se suma a los cientos que cada día conocemos como cifras, poco de sus vidas, aquí una de ellas.
Dice la madre “no bastan los truenos de illapa/para odiar aquella mugrosa tarde/con la flor de su inocencia arrancada”, el poema cierra diciendo “no hay lugar para mi dolor/y mis afanes/cuesta abajo mi hija y yo/nos vamos/ella aprieta los pies en/la arena/y yo cierro fuerte los puños/callando esta rabia/ que me quema dentro” (illapa: dios del trueno, rayo y la lluvia)
Caminantes, poema sobre los migrantes del mundo. Es como lo dice un réquiem para los que parten. Nuevamente hablará del tejido y nos dirá “pies en deseo ardiente de nuevos confines/ en el telar los hilos de un nuevo tramado”. Con imágenes como esta “son caracoles que llevan su casa a cuestas/ intacta su guarida interior crepitante la fuerza de sus corazones”
Dos espacios delimitados: Rio Bravo déjame pasar y A Europa voy. Sobre los caminantes de Centroamérica dirá “huimos de una herencia de guerra y hambre/ nuestros sueños viajan con nosotros/los viajantes sin valija” Y del otro éxodo “desesperados y arrojados por el horror de la guerra/sombres y luces de la experiencia humana”
Volverá al tejido en este poema “epicentros donde se zurcen los hilos que los sostienen/desesperadas huellas resplandecientes/antorchas encendidas para dar aliento/pan caliente para armar adobes/masa que edifica nuevos hogares/tiempos de fatiga y sangre”
Como va señalando al final de cada poema está hablando de los 272 millones de migrantes, hombres mujeres, niños, niñas en el mundo.
Me detendré en esta parte del libro en el poema Cimarrón para vincularlo al primer poema del libro. Un homenaje al pueblo afroperuano. “Babalao tu canto escucho en mis tambores/comunidad la vida en los kilombos/cultivamos flores para nuestro Yemayé/madre de todos los dioses y madre nuestra/paraíso verde esta selva que nos rodea/vivimos libres en un nuevo cielo”
El poema Jallalla Masi (Jallalla esperanza, festejo y masi compañeros en aymara), aquí une el quechua y el aymara, y dirá “dolor que duele de dolor/dolor que atenaza y zarandea/indómita sangre sembrada en nuestras pampas/ y cerrará con los versos /espantosísimo estupor de balas/yo pongo el cuerpo juntos a mis hermanos/Jallalla masis jallala” Para no olvidar los asesinatos extrajudiciales de 49 personas del sur del Perú entre diciembre del 2022 y enero 2023.
Cierra esta parte con un arte poética Camina Poesía. Inicia con el verso “sal de los libros/ de sus pálidas páginas y tapas acechantes” su poesía nutrida en la vida de las ciudades, las playas remotas de su infancia, su memoria, deambulando por los sembríos, escuelas destartaladas. Soto ha sido también maestra rural. Para luego levantar su palabra, que recoja la pupila de las mujeres inconformes, los dolores y olores en los hospitales, en los adioses en la retina. Para poder erigirse en los puños de los pobres Dirá “poesía no eres mía/ te comparto en esta eterna copa de vino/sal de los libros huye de los escritorios/ toma un café por las mañanas/ desdeña los recintos desconfía de los premios/camina con nosotros/militante de alegrías/libres los caminos/puños en alto/se compromete la palabra”. Así el compromiso de la poesía de la autora con los y las pobres de la tierra.
Inicia el II capitulo Pequeño Universo, encontramos el poema Uku Pacha homenaje a su padre muerto, nos dice presa de la pena “oficio difícil convocar las palabras /cuando el corazón se agrieta y cruje/herido en medio de la niebla/ y cerrara diciendo “me niego a pensarte ido/me prohíbo imaginarte no presente”
Sigue el homenaje a la niña Avril, que lleva el título del poema, muerta por el Covid 19, dice. /voló con la brisa como un papalote/en la puerta del hospital los delitos níveos/trémulos lirios sin aliento/respirando el aire que huyo de sus pulmones/ y luego un conjunto de bellos poemas de su infancia.
Cierra con María Eliana (Hilván de la memoria) con la muerte de la amiga de la infancia escribe: “la trama de la infancia se abre y a la distancia (Iquique) la congoja de Juana me alcanza y pronto con ella la noticia/ María Eliana ha muerto/ así tan contundente como una pedrada en el canchón, como los rayos y truenos de febrero”. Recordándola y con ella su propia infancia dirá más adelante. “Nosotras teníamos un grupo que se formó como se moldea una escultura, primero sin formas definidas y luego con una belleza que brota y conmueve en silencio”. Así señalará “nos hicimos mujeres todas, contando con nosotras mismas, como si fuéramos una. Enhebradas”.
Al final de esta pérdida dolorosa escribirá ”María Eliana ha muerto y a mí se me parte el pecho en tantos retazos que no volveré a juntarlo. Se me hace añicos el alma y ya no sé cómo se sigue sin las hebras de la infancia, sin el eco de nuestras risas devuelto por los cerros”. A lo largo del libro el afán del intento por hilar el mundo, pero también a sí misma, enhebradas las mujeres, tejiendo la trama de la victoria cuando otro mundo sea posible.
El III Capitulo Tártaro Azul Celeste son cuatro poemas de amor, desamor, querencias, me quedo con su epígrafe, “Cántate mujer mapa de pasiones/dintel de las palabras y el verso” en Amor que llamo una palabra, expresa:“amor una palabra que nombro/una borrasca que me deja/extenuada/que tercamente espero”
El IV Capitulo En la ruta de la vida soledad, son seis poemas. En Vendimia un reconocimiento a los trabajadores y trabajadoras, escribe “aquellos que pisan estas uvas en rito sagrado/quedan suspendidos congelados en este lienzo /cuyos colores hieren la lejanía/sangre de la vida que se rebela” para más adelante decir que “estrujando el tiempo sombrío fermentando /los atribulados sentimientos/pies que danzan manos trabajadoras /labor que labra enhebra y teje la trama/del vino pronto en la victoria” Otro poema sobre nuestra población afroperuana y su tejido a lo largo del poemario.
Me detendré en el homenaje al poeta español, Federico García Lorca, La Huerta de San Vicente. Inicia “La casa de la huerta de San Vicente/blancas paredes y verde que te quiero verde el campo/que la rodea verdes puertas y ventanas/verdes los paisajes” hará una descripción y dirá del balcón “el balcón refugio donde titilan estrellas trepadas en caballitos voladores” terminara “aquí todo exuda poesía/ y en la Huerta de San Vicente/Federico”.
Cierra el libro con Provinciana un hermoso poema “en los pasillos del Alhambra/espió a través de las celosías/a la mujer que soy ahora/una que aprieta los dientes mira extraviada/ camina incesante sin dirección/ sin más equipaje que su dolor/marejada insalubre sortilegio cadalso azul sin mariposas amarillas/ en el ojo del huracán/ aquí solita asustada y provincianita/ ensayando los primeros pasos náufragos por el mundo”
Finalmente decir que en su lectura se va descubriendo su mundo que quiere universalizar, como en cualquier lugar del planeta una niña rural, viene a la urbe de Lima como migrante, maestra rural, escritora, poeta, periodista y amiga, llega a Madrid también a visitar la casa de Lorca, y redescubrir a Spartacus y los cimarrones, esclavos libres afroperuanos.
Hoy Mary Soto escribe el poemario Spartacus Corazón de fuego (2024) desde el telar de su vida con hebras articulándose desde Canta su pueblo al sur de Lima y nos da un salto a un universo mayor donde logra tejer un camino largo en su poesía que la lleva a compartir un recorrido infatigable desde una mujer comprometida con las mujeres, con la poesía y con la humanidad que hoy es Palestina. Invitada este año a la Feria de Guadalajara.