- Presentación del libro de Soledad Jarquín Edgar en la librería La Bigotona de Cuernavaca Morelos
SemMéxico, Cuernavaca, Morelos, 15 de septiembre, 2025.- La madrugada del 2 de junio de 2018, en la Heroica Ciudad de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, se escucharon múltiples detonaciones. La ciudad estaba dormida, pero el silencio posterior fue tan revelador como el estruendo de las armas.
Esa madrugada marcó un antes y un después en la vida de Soledad Jarquín: el triple asesinato que arrebató la vida de su hija y que, desde el primer instante, dejó al descubierto la manera en que la justicia mexicana protege a los poderosos y abandona a las víctimas.
Este libro no es únicamente la memoria de un feminicidio. Revelaciones de un crimen de Estado es, ante todo, la obra de una periodista que decidió enfrentar al aparato de la impunidad con las herramientas de su oficio: investigar, recopilar, contrastar, escribir y, sobre todo, no callar.
La periodista como protagonista
La UNESCO define al periodismo como el ejercicio de investigar y difundir información de interés público, con ética y responsabilidad social. Esa definición se encarna en Soledad Jarquín. Ella no solo cuenta su historia personal; convierte su búsqueda de justicia en una investigación periodística rigurosa que nos permite comprender, con nombres, fechas y documentos, cómo opera la impunidad en México.
Desde el primer momento, Soledad asumió una promesa: “Vete tranquila, hija, que te haré justicia”. Y encontró el camino para cumplirla a través del periodismo. Lo que otros habrían archivado como un expediente más, ella lo convirtió en una obra que desnuda la colusión entre criminales y autoridades, el pacto del silencio, la manipulación de pruebas y la indolencia institucional.
La fuerza del testimonio documentado
A diferencia de muchas crónicas periodísticas que apenas logran captar la superficie de los hechos, este libro se adentra en las entrañas de la impunidad. Soledad reconstruye cada reunión con autoridades, cada audiencia diferida, cada carpeta dilatada. Relata cómo las pruebas se pierden, cómo las promesas se rompen y cómo la maquinaria del Estado se activa no para impartir justicia, sino para proteger a los responsables.
Las y los lectores encontrarán aquí los rostros de los impunes en un mapa detallado de la impunidad: los intereses políticos y económicos de las familias de políticos que viven al amparo de la impunidad por las complicidades institucionales, los testimonios ocultos que nunca se integraron al expediente. Frente a ellos, a los impunes, también encontrarán el pulso de una madre que transforma el dolor en acción y el oficio periodístico en herramienta de memoria y denuncia.
Periodismo frente a la impunidad
En México, la palabra “impunidad” se ha vuelto cotidiana: aparece en las noticias, en las escuelas, en los hospitales, en las conversaciones familiares. Es tan frecuente que corre el riesgo de vaciarse de sentido. Lo que hace este libro es devolverle toda su carga: aquí la impunidad no es una abstracción, tiene rostros, tiene nombres, tiene responsables identificables.
Soledad Jarquín escribe con precisión quirúrgica, pero también con la fuerza del testimonio personal. Su narrativa nos obliga a palpar cómo se niega la justicia, cómo se archivan testimonios clave, cómo se negocian silencios. Y al mismo tiempo, nos recuerda que el periodismo es la herramienta más poderosa para dar voz a quienes el Estado prefiere silenciar.
Una narrativa que entrelaza periodismo y poesía
Lo extraordinario de Revelaciones de un crimen de Estado es que no se limita a la denuncia periodística. La autora entrelaza su investigación con 28 poemas dirigidos a su hija, que abren un espacio de intimidad y memoria en medio de la crudeza de los hechos. Esos poemas funcionan como respiro, pero también como recordatorio de lo que está en juego: la vida interrumpida, la ausencia que no se repara, la necesidad de nombrar para no olvidar.
Así, la narrativa alterna entre la precisión del periodismo de investigación y la vulnerabilidad de la poesía, dando como resultado un testimonio único: una denuncia que no renuncia a la ternura, una memoria que no se doblega ante el olvido.
La dimensión colectiva de la denuncia
Este libro también documenta la solidaridad que acompañó la lucha de Soledad. Relata las marchas, las conferencias, las campañas en redes sociales, las denuncias internacionales, las acciones en rebeldía que sumaron voces de mujeres, organizaciones, embajadas y colectivas feministas. De manera preponderante el acompañamiento de Consorcio para el Dialogo y la Equidad en Oaxaca. La historia personal se convierte en historia colectiva, y el grito de justicia resuena más allá de Oaxaca, más allá de México, hasta llegar a instancias internacionales como la CEDAW.
De este modo, el libro no es solo la historia de una madre y una hija, sino la de un país donde la impunidad se enfrenta con organización, con protesta, con memoria activa.
La importancia de este libro hoy
En un país donde la violencia y la impunidad parecen formar parte del paisaje cotidiano, el periodismo de investigación es una herramienta de resistencia democrática. Obras como esta nos recuerdan que el periodismo no solo informa: también incomoda, confronta y abre grietas en el muro del silencio.
Revelaciones de un crimen de Estado es una prueba contundente de que contar la verdad es también una forma de justicia. La voz de Soledad Jarquín se convierte en testigo y en acusación, en relato y en denuncia. Y al hacerlo, nos entrega un libro que no se puede leer con indiferencia: nos confronta, nos duele, nos mueve.
Este libro es la confirmación de que la memoria es más fuerte que el silencio, y de que el periodismo puede transformar el dolor en denuncia y la denuncia en acción.
Soledad Jarquín, con la fuerza de su escritura, nos invita a mirar de frente a los impunes y nos recuerda que nombrarlos es también castigarlos. Como ella misma escribe en uno de sus poemas:
“Ahora ya lo saben, no soy yo, eres tú la que los persigue”.
Gracias, Soledad, por tu valentía, por tu rigor, por tu compromiso. Gracias por demostrarnos que el periodismo sigue siendo vigente, porque es un camino hacia la verdad y la justicia.