Drina Ergueta
SemMéxico, La Paz-Bolivia, 28 de febrero, 2025.- Es una grosería muy utilizada públicamente por los políticos bolivianos en estos días. “¡Viva la libertad, carajo!”, fue el grito de campaña del actual presidente argentino Javier Milei y nos indica de dónde vienen los tiros: hay un afán de imitarlo o hacer suyo ese su estilo descarado y sus políticas de cara a las próximas elecciones nacionales.
En el encuentro de precandidatos a las elecciones nacionales de hace unas semanas en Santa Cruz, tres de ellos utilizaron groserías (a lo Milei, pero descafeinado) y dos de ellos hasta se disputaron su derecho a utilizar el término carajo.
El empresario y político Samuel Doria Medina en 2005 soltó, con auténtico sentido, su: “¡Carajo, no me puedo morir!”, cuando el avión en el que iba se accidentó en la cordillera. De ese hecho, hoy, él hace campaña y por ello en el foro cruceño hizo una serie de propuestas que las cumpliría “¡en 100 días, carajo!”. Luego, el también precandidato Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz, reivindicó el “¡Por Bolivia, carajo!” que su abuelo habría dicho cada vez que se enfrentaba al enemigo en la Guerra del Chaco. Todo esto también nos remite al patriótico “¡Que se rinda su abuela, carajo!”, atribuido a Eduardo Abaroa, el héroe de la Guerra del Pacífico. Aunque esta referencia queda un poco lejos, lo cierto es que la relación con Milei es la que hoy pesa. Por eso, también, otro precandidato, Branko Marinkovic iba soltando lisuras antes no habituales en él y que hoy buscan hacerle ver más duro y “amileiado”. En fin.
La Real Academia de la Lengua señala que carajo significa “el miembro viril”, es una palabra muy utilizada en Latinoamérica y es posible que no toda la gente sepa el significado que señala el diccionario. Evidentemente, el uso que se le da es lo que importa y allí van, los candidatos, con el miembro viril por bandera.
No es casual. Así como la vagina concentra las violencias contra la mujer (violación, matrimonios no deseados, prohibición del aborto, control del cuerpo y de su sexualidad, posesión y propiedad de ese cuerpo, exigencias estéticas como depilación ya que es un lugar sucio y despreciado, un lugar que se debe ocultar, además de ser el determinante de ser mujer y su rol social de sometimiento en un sistema patriarcal), el miembro viril concentra significantes de poder (lo que efectiviza una “posesión” consentida o no; lo que invade y siembra, contamina o marca; es lo que hace ser hombre y por ello tiene condicionamientos de tamaño, de energía y habilidad). Ojo, son atributos sociales que podrían y deberían cambiarse.
Pocas veces se relaciona el miembro viril con el amor, por ejemplo. El amor es ámbito femenino porque a las mujeres se les ha enseñado que es su objetivo en la vida, obtener el amor de un hombre (el feminismo radical de los años 70 del siglo anterior ya advertía en el amor la razón de la opresión femenina, antes Simone de Beauvoir habría dicho que lo era la maternidad. Ambas posturas con una base teórica y filosófica profunda que en estas líneas sólo se puede invitar a descubrir). Si una candidata hoy hablara del amor en su campaña, sería concebible y hasta visto con naturalidad, ya que amar es cosa de mujeres, si lo hiciera un hombre se dudaría de su hombría, su virilidad, a no ser que fuera amor sublime a la patria.
Hay mucho por cambiar en la sociedad, más allá de las propuestas del manejo económico del país. En el día a día, la gente evidentemente come, se viste y necesita un techo, pero en estas necesidades básicas y en toda actividad, esa gente, se relaciona con otras personas y en esa relación hay posiciones de desventaja y de poder también por razón de sexo.
Las mujeres son la mitad de la humanidad y, para no ir tan lejos, son la mitad de las personas en Bolivia ¿Los partidos ya están preparando cómo las incluirán en sus programas de gobierno? Por favor, algo que vaya más allá de la maternidad (que también se necesita), busquen, tomen cursos de políticas de género.
Que en izquierdas, derechas y centros haya mayoritariamente hombres en las candidaturas a las elecciones, que sean éstos los que tienen detrás un aparato de partido y sus recursos apoyándolos, que sean éstos los que ocupan los primeros lugares en las encuestas no es causal y no es mérito, señores. Tienen un soporte sistémico del que no gozan las mujeres. Que algunos lleven y se disputen la bandera de un miembro viril no es casualidad y es una pena.