Es la primera vez que se incluye la agenda de género en el movimiento estudiantil
Las autoridades a unas nos tachan de indeseables y a otras de golpear a la UNAM.
Andrea Medina
SemMéxico. Cd. de México. 17 de septiembre de 2018.- Lo que más incomoda a las autoridades de la UNAM es poner al descubierto lo que no funciona, lo que viola derechos universitarios, las arbitrariedades, las verdades con pelos y señales de cómo acallan y reprimen las voces de derechos colectivos agraviados y el trato despectivo, violento y recriminador contra las bases que nutren de vida a la Universidad. Esta realidad ha sido gritada por las feministas, quienes desde hace muchísimos años han ido sumando, una por una sus voces por la dignificación de sus personas, por los derechos más elementales, por la deconstrucción de una cultura que a diario nos machaca la existencia. Pero aunque nuestras denuncias son legítimas porque defendemos nuestros derechos como sujetos, nuestro derecho a circular libremente por los espacios públicos, nuestro derecho a no ser acosadas. Y sobre todo estamos hartas del maltrato fácil, inmediato y despectivo sea que nos vean como cosas o como seres de segunda. Estamos hartas de los abusos y violaciones, de que los agresores vivan su vida como si nada, que sean no sólo encubiertos, sino protegidos y a nosotras se piense que nos hacen el favor de escucharnos, cuando que lo que repetimos todo el tiempo es: JUSTICIA, QUEREMOS JUSTICIA Y REPARACIÓN DEL DAÑO.
“Las demandas …. son aceptables y atendibles”, es un mensaje desde la soberbia, tal como nos dicen a nosotras. Ya sabemos que tenemos derechos y que están obligadas como autoridades a cumplirlos. A las mujeres no necesitan dorarnos la píldora, porque nos damos cuenta inmediatamente de que un día nos dan el avión y al otro día en los hechos les valemos. Sabemos cuál es la forma del mensaje de la simulación porque en los hechos nosotras hemos solicitado mesa con el Rector Graue para manifestar nuestras demandas, hemos solicitado a la Abogada acompañarnos para revisar el Protocolo de atención a casos de violencia de género, hemos solicitado diálogo, que conozcan realmente los casos que se han convertido en graves o urgentes y nos tienen esperando. Las autoridades a unas nos tachan de indeseables y a otras de golpear a la UNAM. Ahora la agenda de género, es una legítima demanda… ¿antes no?
El trabajo de todas las mujeres que nos acompañamos en cuanto tocan a una y hacemos acto de presencia con escraches o denuncias manifestando: nos tocan a todas, esas batallas diarias, quitándonos el miedo, se han reflejado en casi todos los pliegos petitorios de CCH’s FES y facultades. Pero sobretodo han formado parte de la valentía de los más jóvenes, los que se lanzan a la calle porque es así, porque no piensan que tienen algo perder, más bien tienen claro qué ganar. Esos y esas jóvenes que sí marcharon por Miranda y claramente se manifestaron por el esclarecimiento, la justicia y un rotundo NO a los feminicidios y la violencia de género y contra las mujeres. La agenda no es la que algunos medios quieren que nos traguemos, no es la inseguridad, ese es un resultado.
Pareciera que sólo así el resto se animó a hacer suya la agenda de género, pero hay historia detrás. Estamos unidas en el “Lesvy somos todas” y existe la agenda de género también a nivel interuniversitaria.
Y por cierto, a pesar de que es la primera vez que se incluye la agenda de género en el movimiento estudiantil, no nos dejaron hablar y nos maltrataron en la propia interuniversitaria. No nos permitieron leer nuestro pliego petitorio, usurparon nuestra colectiva feminista conformada por universitarias de diversos planteles, nos negaron la palabra, recortaron puntos fundamentales porque les pareció que era suficiente marcar lo general. Era acuerdo de asamblea que después de doce horas esperando nos dieran la palabra, pero no fue así. ¿Quieren que aceptemos que está bien porque nos “hicieron el favor” de incluirla? No es un favor, es nuestro derecho, y sí es un agravio negarnos la palabra y editar nuestro pliego sin consultarnos, como quien le corrige la tarea a un niño. Fuimos tratadas como de segunda, pero estamos tan acostumbradas que se nos hizo normal, que a pesar de estar acreditadas para pasar, se le diera preferencia, incluso a colectivos no universitarios, y otros grupos mientras esperábamos más de dos horas a tan sólo un metro de acceder al Auditorio Alfonso Caso.
Para nosotras los actos machistas y sexistas no tienen bandera, es lo que permea los problemas de democracia y horizontalidad no sólo en las instituciones, sino en los movimientos sociales. Para nosotras las estructuras autoritarias no son ajenas a la cultura patriarcal. Nosotras hablamos de violencias estructurales que trascienden la historia. Y el porrismo es cultura patriarcal. Fuera porros de la UNAM, fuera agresores sexuales, hostigadores y abusadores de poder. ¡Cero tolerancia a autoridades omisas y negligentes!
SEM/gr