- Su discurso una confirmación de lo que ya había advertido
- Soberbio sostiene que Dios le permitió volver a hacer de su país un país grande
Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico, Cd. de México, 20 de enero, 2025.- Dos menciones explicitas hizo Donald Trump sobre las mujeres en su discurso de casi tres mil palabras esta mañana que mostró un presidente de Estados Unidos de Norteamérica intolerante con lo diferente, provocador e invasivo, beligerante, soberbio y contradictorio, porque promete la paz a partir de anuncios beligerantes.
Esta mañana, Trump inició su segunda gestión como el presidente número 47 de la nación vecina del norte de México, que a lo largo y ancho del país constató lo que ya se había anunciado, frente a lo que llamó una emergencia nacional por lo que anunció la militarización de la frontera sur, expulsión de los migrantes calificados de delincuentes y enfermos mentales, señala con mala intención, el hombre al que “Dios me ha permitido volver a hacer de Estados Unidos un país grande de nuevo”.
Aunque sabe porque así lo dijo, separado de otras expresiones sobre el origen de las personas por raza y género, cuando agradeció: “…A las comunidades negras e hispanas, gracias por salir ahí a votar, a demostrarnos vuestro amor. Gracias a vuestro voto, hemos conseguido récords de votación y nunca lo voy a olvidar”. Al tiempo de asegurar que hará realidad el sueño de Martín Luther King, en la búsqueda, al menos de palabra, de la “unidad nacional”.
De las palabras a los hechos
Trump con su cara dura, planteó y así lo hizo, firmar órdenes ejecutivas históricas para comenzar la completa restauración de Estados Unidos y la revolución del sentido común.
El hombre que quiere ser recordado por provocar muchos cambios y aduciendo a su “sentido común” anunció que la primera orden ejecutiva es para declarar la emergencia nacional en la frontera sur del país, por ello advirtió que “toda entrada ilegal será detenida inmediatamente y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros delincuentes a los lugares de los que venían”, restaurando para ello la política “Quédate en México”.
Con algunas pedradas para su antecesor, Joe Biden, que solo esbozaba sonrisas de vez en cuando y no aplaudía al nuevo presidente, a quien tenía muy cerca. Mientras el ultraconsevador, multimillonario y ahora codirector del Departamento de Eficiencia Gubernamental de Casa Blanca mostró frente a un público que aplaudió a rabiar, el saludo impuesto por Hitler para su nuevo presidente y jefe.
Trump calificó como una vergüenza la “invasión” (de migrantes) a su país y siguió con las advertencias frente a “las amenazas e invasiones”. Anunció otra orden ejecutiva, esta vez para designar a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Apelando a la Ley de Enemigos Extranjeros en 1798, prometió “utilizar el inmenso poder federal para eliminar la presencia de las bandas extranjeras y redes delictivas que traen crimen devastador a territorio estadounidense, incluyendo nuestras ciudades”.
Trump, el nuevo inquilino de la Casa Blanca, sostuvo que su país volverá a producir petróleo, gas y será una potencia industrial, para ser de nuevo una nación rica, incluso sostuvo que va a acabar con ese mandato del vehículo eléctrico para volver a salvar a los trabajadores del sector automovilístico de nuestro país.
“Mandato” que han propuesto, entre otras instancias, la Industria Internacional de Energía (IEA) que planteó que, en 2030, el 60 por ciento de los vehículos deberían ser electicos, y que hoy el beligerante Trump mandó a freír chongos, al menos en su país.
Para lograr el sueño estadounidense, dijo que EE. UU. cobrará aranceles e impuestos que van a ser masivos y que van a entrar en nuestro tesoro, que van a venir de fuentes externas exteriores.
Ni género ni raza
El intolerable Trump dijo que la política de su gobierno no va a utilizar “como armas de ingeniería social” ni el género y la raza, “vamos a forjar una sociedad que sea ciega ante el color y que se basa en los méritos. Desde hoy la política del Gobierno de Estados Unidos es que solo hay dos géneros: hombre y mujer. Masculino y femenino.
Trump, considerado el primer presidente convicto de EE. UU. amenazó con acciones para construir el mayor Ejército que nunca ha visto el mundo. “Mediremos nuestro éxito no solo por las batallas que ganamos, sino también por las guerras que acabamos y también, casi lo más importante, las guerras en las que nunca entramos”. Y a pesar de ello, se autonombró como un pacificador.
Para de inmediato sostener que Estados Unidos reclamará su lugar como el país más poderoso y respetado de la Tierra, que despierta la admiración de todo el mundo. Desde ahora vamos a cambiar el nombre del Golfo de México, va a ser el Golfo de América y dijo que el nombre de William McKinley al Monte McKinley (Alaska).
La otra advertencia fue que van a recuperar el Canal de Panamá. Apunto que al país centroamericano le hicieron “un regalo tan tonto” al dejarles la administración del Canal, proyecto en el que invirtieron mucho dinero y 38 mil vidas, pero dijo que Panamá no los trata de manera justa y sostuvo molesto que incluso dejan pasar barcos chinos.
La última promesa de este día fue en el sentido que Estados Unidos volverá a ser una nación respetada, admirada de nuevo. Por ello dijo al principio que
“la era de oro en Estados Unidos comienza justo ahora” y cerró con la misma figura: “nuestra época dorada acaba de comenzar”.
