Isabel Ortega Morales
SemMéxico, Tlapa, Guerrero, 6 de octubre, 2025.- Alejandro Arcos Catalán fue un filósofo que otorgó sentido a la vida de quienes lo escuchaban y recibían. Uno de los filósofos que hizo de la palabra y de la acción el binomio que impulsaba la teoría y la praxis para generar confianza y hacer del conocimiento objetivo una ruta de vida para transformar la realidad doliente.
Alejandro, a quien acompañe en la interna para alcanzar la candidatura del 2021 en cuya campaña ya no participé de manera activa, entendía que la realidad debía atenderse de la inspiración de una filosofía que condujera a las y los individuos a accionar hacia una conducta que accionara el progreso social.
En esa filosofía que enarbolaba daba a la paz el valor sustancial de la dignidad humana que no tenía que basarse solo en substanciar la materia para la sobrevivencia, sino en dar sentido a esa existencia superando limitantes que frenaban el desarrollo profundo del estado de cosas que solo podían verse con su aspecto interno, pero sin atender la raíz de lo que la hacía aflorar.
Una significación profunda que nos condujera a comprender los sucesos y con esa reflexión crítica analizarlos y encontrar las respuestas inmediatas que pedía la población, pero también las necesarias para alcanzar la transformación que nos impulsara como capital a cambios substanciales, verdaderos, auténticos.
Sabía que no había fórmulas, que había que construir una Capital que colocara en el centro a las personas, de comprender la multiplicidad de su conformación, pero también entender la historia y aportación que dio carácter para ser considerada ciudad como la Capital de la América Septentrional.
En la filosofía que enarbolaba Alex sabía que no solo estaba en juego la vida social, por ello no acompañaba una promesa sin una ruta de logro, porque buscaba que se recuperara el sentido del valor de la palabra, como un elemento inspirador para avanzar.
El trato caballeroso que lo distinguía era la fuerza que emanaba de su formación y hoy de su herencia y legado.
El hombre que obedecía el dictado de su conciencia sustentado en valores, encaminó su filosofía del nuevo orden social basado en el respeto, el trabajo, las acciones, los resultados.
Pero las relaciones sociales parecen un reflejo de que el tejido social palidece en su color de justicia y refleja no la inspiración a salir adelante, sino a sobrevivir a pesar de todo, incluido el miedo.
Hace un año cometieron un homicidio contra Alejandro, le cortaron la vida y con ello, a nuestra Capital y al municipio, a un proyecto que se perfilaba para servir y transformar y dejaron un gran dolor social no solo en el seno de su querida familia y de la familia de la que formó su ideal.
Ojalá su filosofía de no renunciar al poder ciudadano para someterlo a una alegría pasajera, de hacer de la paz esa ruta de la que hablaron grandes mártires y filósofos, inspire cada día para sacudir el fundamento de reproducir sin pensamiento una conducta, sino de darle el valor humano para construir un presente que sustente un futuro mejor. Dolida nuestra alma, te abrazamos con el mismo cariño y admiración, y abrazamos a tus seres queridos con nuestra Oración.