Isabel Ortega Morales
SemMéxico, Chilpancingo, Guerrero, 5 de diciembre el 2022.- Chilpancingo fue la primera capital de la América Septentrional, entre sus méritos está no solo dar avituallamiento a las fuerzas insurgentes de 1810, sino además cuidar la integridad de quienes la encabezaban lo que significaba que se movía con el convencimiento de que lo que hacían era lo mejor y tenía fines nobles.
Pero Chilpancingo también tiene en el registro de la historia a la primera mujer en gobernar un municipio, a Doña Aurorita Meza Andraca, en 1936, que es electa en medio de una crisis política, gobierna durante 14 meses sin cobrar un solo salario, realiza obra, reforesta el municipio, funda la primera guardería de la capital, era no solo Trabajadora Social como profesión, sino una trabajadora social por convicción, sentando bases para dar un enfoque de género al breve tiempo de gobierno que le toca gobernar.
Gobernar Chilpancingo requiere también de sensibilidad política para estar en permanente contacto con el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y a las manifestaciones reflejo de la problemática estatal. Es decir, no solo capacidad, sino talento para ejercerlo y hasta catapultar para otras posiciones, como la gubernatura.
A los municipios que se gobierna hay que quererlos, esa es una condición elemental para que gobernarlo no sea ni una carga ni una oportunidad personal para mejorar económicamente. Que no dudo en que se haga.
Y después de 42 años que dejó el poder Magdalena Vázquez de Huicochea, quien fue la primera presidenta municipal por elección para el periodo 1978-1980, llega otra mujer respaldada por amplios movimientos que demandaban ampliar la participación de las mujeres y mostrar que gobernar no es un asunto masculino, sino uno de capacidad.
Como muchos municipios de Guerrero la capital estaba en una crisis económica producto de la pandemia por Covid-19 y urgía la recuperación de trabajos y la reactivación de su economía. Pero la capital cayó en otra crisis. Quien gobierna ha dado muestras de su proclividad a solucionar los problemas con fiestas, o a ocultarlos. Y uno de los puntos donde se ha visto la vulnerabilidad ciudadana es en su seguridad.
Cuando ha abordado este tema, la actual alcaldesa, Norma Otilia Hernández Martínez, hija de una mujer que tuvo una participación en el periodismo y en la dotación de terrenos, ha señalado que a ella le corresponde, como autoridad municipal, la prevención del delito y que a la Fiscalía perseguir delincuentes.
Parece que es necesario que alguien de su equipo le muestre los datos donde los asesinatos están mostrando que hay fallas en una de las vertientes de seguridad, la prevención del delito y que tanto la integridad de sus gobernadas y gobernados, como su propio derecho a gozar de paz social, no puede solucionarse con una pachanga.