100 días violetas, una comuna feminista en Pachuca

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Elvira Hernández Carballido

SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 14 de diciembre 2020.- Una experiencia feminista en el poder, fueron solamente 100 días, suficientes para inspirar, necesarios para creer…

El 5 de septiembre de 2020 fue elegida Tania Meza Escorza como presidenta interina del Concejo Municipal de Pachuca. Debido a la pandemia, las elecciones en el estado de Hidalgo cambiaron de fecha, pero el cierre de cada administración ya estaba programado. Por eso, en tanto se elegía a quien iba a quedar al frente de los 84 municipios, por procedimiento administrativo se daban nombramientos para atender las gestiones en ese lapso.

Los titulares de la prensa hidalguense sintetizan la trayectoria de la persona elegida en Pachuca, una mujer que se presenta como activista y periodista, con doctorado en ciencias políticas y sociales por la UNAM, y defensora de los derechos humanos. De inmediato, el discurso y las acciones, los nombramientos y los compromisos, cada actividad y cada decisión permiten confirmar su compromiso feminista.

Durante 100 días el feminismo late en cada acción desde los puestos de decisión, desde un poder que se pinta color violeta.

Una comuna del pensamiento feminista

Fue un 18 de marzo de 1871 cuando en París una experiencia popular revolucionaria latió a lo largo de 72 días. Estudiada y evocada, esperanzadora e ingenua, analizada desde la crítica, descrita desde la expectativa, la comuna “fue una experiencia revolucionaria breve -señala Encarna Ruiz Galacho- pero lo suficientemente instructiva como para constituir un hito esencial” en la historia.

El 5 de septiembre de 2020 una joven mujer llega a un puesto de decisión y poder, solamente serán 100 días, pero desde el primero late el feminismo en cada palabra, en cada decisión, en cada propuesta. “Decidimos que íbamos a cambiarlo todo para que posteriormente quien viniera no pudiera dar marcha a atrás a los derechos humanos en la médula del municipio”, aseguró en entrevista SEM México Tania Meza. No era necesario presentarse como feminista, tampoco levantar el puño después de un discurso o discutir en cualquier escenario la convicción, la utopía, explicar la certeza en cada entrevista. No, en este Concejo Municipal, cada acción tuvo voz, cada decisión transparentaba la convicción feminista porque todas se distinguían por serlo. Su perfil y su trayectoria, destacaban dos características esenciales del feminismo, ya señaladas por la investigadora mexicana Elsa Muñiz:

  • El feminismo hacia adentro, es decir la práctica de las mujeres por presentar casos individuales para socializar experiencias personales con el fin de transformar la opresión cotidiana.
  • El feminismo desde fuera, convirtiendo lo personal en una perspectiva de transformación y compromiso colectivo.

Formadas en la práctica, estudiosas por iniciativa propia, aprovechando cada experiencia, reconociendo a sus ancestras, esta comuna hidalguense demostró su convicción de entender y ejercer el feminismo como una filosofía y una ética, una teoría y una práctica política, un conjunto de principios y conductas para la vida cotidiana.  Sin manifestarlo como una verdad única, lo calificaban como una constante búsqueda, cuya exigencia es repensarlo todo, lo público, lo privado, lo individual y lo colectivo. Durante 100 días, sin proponérselo como consigna, pero sin dejar de hacerlo demostraron que no existe otro movimiento ni otra ideología en los que haya esa voluntad de debatir y polemizar, de dar argumentos y contrargumentos, de criticar y autocriticar, una insistencia en armar y desarmar supuestos y presupuestos para evitar las petrificaciones.

La alusión a la pluralidad y la multiplicidad de sujetos, hablar de las mujeres en vez de la mujer, en este concejo existió la que proliferarían múltiples identidades, así como todas las olas posibles que han empapado al feminismo. Por ello, en sus acciones y declaraciones se manifestó preocupación por la igualdad en los ámbitos laborales, ajustes para trascender el sexismo o igualdad de oportunidades en todos los escenarios.  Advirtieron llegar a una institución jerárquica y desigual, que manifestaba diversas formas de opresión y desigualdad, pero que se trataría de desvanecer esa estructura, abogando por una restructuración institucional. Sin duda, reconocer la importancia de la interseccionalidad fue un acierto que permitió tomar decisiones desde una postura feminista y una perspectiva de género en su interrelación -como advierte la doctora Alejandra Araiza- “con otras huellas identitarias que atraviesan los cuerpos, léase: etnia, clase social, orientación sexual, edad, estilos de vida, etc.”

Posiblemente estemos siendo observadoras de lo que Carmen Adán llamó feminismos polimorfos, aquellos que aluden a la multiplicidad de voces, al respeto a la diversidad y a la denuncia de ideas hegemónicas (vengan de donde vengan). A su juicio, “la teoría feminista encuentra en la experiencia de las mujeres una herramienta para construir esa ficción, para elaborar nuevas y cambiantes prácticos de acción y teoría. De igual manera que evita considerar las mujeres como sujetos pasivos que esperan ser definidas y salvadas por algún discurso, feminista o no, por el contrario, son parte de esa conversación en la que se construye el conocimiento, y en este caso, el conocimiento sobre ellas mismas.”

Por supuesto, no queremos santificar esta comuna ni tampoco volverla el ideal a seguir, pero sí debemos aceptar que es una aproximación mucho más verosímil de ese lema tan repetido por todas nosotras de que lo personal es político y que sí existe una forma de actuar feminista, de intentar o desarrollar un método feminista para tomar decisiones, para la acción feminista. Es así como Bárbara Biglia, hizo una propuesta que vista con esa lupa se aproxima a esta comuna hidalguense:  

  • Un compromiso para el cambio social.
  • Ruptura de la dicotomía público/privado.
  • Reconocimiento de una perspectiva situada, asunción de responsabilidades.
  • Valoración y respeto de las agencias de todas las subjetividades.
  • Puesta en juego de las dinámicas de poder que intervienen en el proceso.
  • Continua apertura a ser modificadas por el proceso en curso, reflexividad, y lógicas no propietarias del saber.

Advertimos que no estamos calificando el modo de gobernar, ni las acciones llevadas a cabo o las tareas realizadas en esos 100 días. Estamos tratando de recorrer el velo que envolvió esa presencia y ese ánimo, lo que pudo guiar cada voz, cada acción. Un gobierno que en 100 días mostró abiertamente ser empático y posicionarse a favor de las mujeres, intentó recoger sus experiencias y comprometerse con la denuncia de las múltiples formas de opresión. Que el feminismo debe aprovechar la oportunidad de llegar a espacios de poder y esforzarse por no perder ni olvidar su esencia. Seguramente el tiempo, la perspectiva analítica y el juicio de la historia tendrán la última palabra.

Los principios feministas, trincheras de esta comuna  

Al llegar al Consejo Municipal de Pachuca, Tania Meza dio a su conocer su gabinete, cada integrante manifestó sus intenciones y planes, la forma en que iban a trabajar, todas ellas con una trayectoria donde el feminismo siempre estuvo latente.

Así, Gabriela Deschamps Rubio, directora del Instituto Municipal para la Prevención de Adicciones, advirtió que era integrante de un gobierno feminista que “admite la participación de las mujeres en todos sus ámbitos, es incluyente y en sus políticas públicas maneja la perspectiva de género, además en su estructura contempla la transversalidad de género en cada una de sus dependencias”. Pidió a la administración que está por llegar que continúe la línea de trabajo con perspectiva de género y de derechos humanos, “es muy importante no revictimizar a las mujeres que tienen un problema de adicción, ya que los ejes de la doctora Tania para todas las dependencias son la inclusión y el respeto por los derechos humanos, así que dejamos de manera contundente ese enfoque en cada uno de los proyectos para la ciudadanía”.

Katya Gabriela Hernández Pérez, directora del Instituto Municipal para la Juventud, aseguró que “Fue muy importante estar aquí, aunque solo fueran meses, lo dimos todo con el corazón en este gobierno feminista que abrió las posibilidades a todas y todos y logró fortalecer e impulsar el acceso a los derechos”.

Por su parte, Ingrid Guerrero, directora ejecutiva del DIF, coincidió en insistir que todas ellas trabajaron “no solamente para generar acciones, no solamente para modificar o cambiar el gobierno, sino que estamos dejando el camino inamovible para promoción, despensa y respeto a los derechos humanos… La Transición Violeta representa una oportunidad única de oro para poder servir a mis vecinos y vecinas de Pachuca porque eso somos, habitamos en la misma ciudad. Representa la oportunidad de reivindicar el servicio público y visibilizar la labor y el trabajo de las mujeres. Es una oportunidad de demostrar que el feminismo, los derechos humanos, la defensa y la promoción de los mismos a favor sobre todo de las infancias, es también una posibilidad de mejorar los servicios, de transformarlos y de abrir las puertas a todas esas comunidades que han sido históricamente vulneradas y que necesitan de nuestro servicio”.

Bertha Miranda Rodríguez al frente de la Secretaría de Desarrollo Humano y Social del Concejo Municipal de Pachuca al frente de la Secretaría de Desarrollo Humano y Social del Concejo Municipal de Pachuca reconoció que estaba incluida en  “un equipo de transición entre una administración que se fue y otra que está por llegar y buscamos dejar plasmados el tema de derechos y los estamos logrando con cada una de las acciones que realizamos, transición violeta quiere decir transición de derechos, espacio de derechos para mujeres y hombres y principalmente para niñas, niños y adolescentes; nuestra visión está puesta en el tema de la garantía de derechos… “Los logros que hoy palpamos las compañeras que formamos parte de la Transición Violeta no hubieran sido posibles si no hubiéramos llegado juntas porque para lograr estos cambios necesitamos trabajar en equipo, muchas mujeres llegaron sin ser feministas y al darse cuenta de nuestra lucha la han hecho propia, ya que necesitamos la visibilización, pero también la acción. Todas las compañeras feministas son necesarias, ya sea dentro de la administración pública o dentro de la exigencia social”.

Al frente del Instituto Municipal de las Mujeres, Martha Canseco dijo que este gobierno no es un experimento feminista “porque un experimento es cuando no se tiene claro que es lo que se quiere y cómo se quiere y las feministas tenemos muy claro lo que queremos y como lo queremos por eso hemos podido hacer tantas cosas en tan poco tiempo. Esta Transición Violeta, es un hecho histórico porque todo lo que me ha enseñado el feminismo he podido aplicarlo aquí y no hubiera podido hacer tantas cosas en tan poco tiempo sin el apoyo de mis amigas porque así es el feminismo, teje redes, busca alianzas, enseña, ve a todas y a todos, un gobierno feminista atiende a quienes no se ha visto, es decir, estamos acostumbrados a que un gobierno se dedica exclusivamente a administrar la pobreza, no solo el Instituto de las Mujeres sino todas las dependencias estaban olvidadas y se cambiaron todas las perspectivas, eso es un gobierno feminista que alcanza para todas, todos y todes, estas pequeñas grandes acciones están haciendo la enorme diferencia porque el feminismo sabe qué es lo que quiere y cómo lo quiere”.

Tania Meza reitera cada una de las declaraciones de su equipo pues tiene la certeza que “desde el principio decidimos dar esa visión feminista, no solo era transversalizar los derechos humanos, sino también el feminismo y transición porque están dados los instrumentos legales desde 2011 con la reforma constitucional en materia de derechos humanos para transversalizarlos con esa característica que es irreversible. Decidimos que íbamos a cambiarlo todo para que posteriormente quien viniera no pudiera dar marcha a atrás a los derechos humanos en la médula del municipio”.

En cada entrevista realizada por Lorena Piedad para SemMéxico siempre se reiteró el compromiso violeta, la historia lo citará, el análisis calculará logros y retos, el feminismo no olvidará estos 100 días.

El patriarcado cruje…

Aires de feminismo en Hidalgo

¿Y por qué es importante este tono violeta en un estado como el de Hidalgo? Primero porque se trata de una región considerada entre las más pobres, sin transiciones democráticas, donde el PRI siempre ha gobernado, los cacicazgos se imponen, donde las mujeres siempre han estado marginadas y olvidadas. Por toda esta historia y por cada vacío, y cada injusticia y cada desigualdad, 100 días son pocos, pero pueden marcar una pauta.

Al intentar trazar la historia del feminismo en el estado, puede advertirse que es un movimiento latente, muchas veces por iniciativa propia, poco a poco una razón colectiva.

1988 es otro año significativo en la entidad, fue la época en que la ciudad de Pachuca palpó, quizá por primera vez, los aires de feminismo. Así, Carmen Rincón evocó:

Caminamos por la calle de Guerrero. Mi abuela, mis primas, mis amigas, las feministas, y yo. Conocí a Otilia Sánchez, quien en años después se volvería mi compañera en la lucha. Ese día nació el grupo llamado “Cihuátl”. Pilar Muriedas escribió en una pared: “Justicia para Carmen”. Esa frase quedó muchos años ahí, hacinada en la pared. Fue una consigna, pero también como un presentimiento, como una luz de esperanza. Como un acto de rebeldía y de fe.

El 8 de marzo de ese año esta hidalguense subió al estrado del Zócalo de la Ciudad de México para denunciar la negligencia médica que le arrebató a su hija y la dejó estéril. Ese día la conocí y me marcó para siempre. Carmen Rincón es pionera del feminismo en Hidalgo.

Valorizado y satanizado, dignificado o rechazado, el feminismo está lleno de diversas etapas con avances o limitantes, por una lucha tenaz y por una incomprensión social y en Hidalgo no es la excepción. Pero desde esa marcha simbólica hay más acciones esperanzadoras, aunque también una violencia latente de parte del sistema patriarcal. Pese a ello, las feministas hidalguenses seguirán luchando porque desean -como señaló Sara Sefchovich-:

  • Transformar la cultura e introducir una nueva perspectiva sobre las relaciones entre los sexos y conseguir la igualdad y el respeto a la diferencia, que no son opuestos como parecería, sino necesariamente complementarios
  • Replantearse el cuerpo y la sexualidad, el amor, el deseo, el placer, la reproducción y la maternidad, la ciudadanía y la participación, el poder y el empoderamiento, la identidad y la alteridad, lo simbólico y lo subjetivo
  • Luchar por el derecho a la salud (particularmente la sexual y reproductiva), al trabajo bien remunerado, al respeto de los derechos humanos, contra la violencia en todas sus manifestaciones.

Es difícil mencionar a todas, pero correré el riesgo de referirme a las más cercanas: Aída Suárez que informa sobre mujeres en Alas Medios. Tania Meza, defensora de los derechos de la mujer. Adriana Jiménez Patlán y la denuncia constante. Alma Lidia de la Vega, desde diversas instituciones apoya la causa de las mujeres. Elsa Ángeles y su fuerza iracunda entre marchas y puños en alto. Martha Canseco que no deja de escribir:

¡Quien no quiere ver, no ve, pero quien ve, ya no puede dejar de ver! Esta frase, se las digo constantemente a las mujeres que he capacitado en autodefensa feminista. Después de 14 mil de ellas con quienes he podido platicar llego a la conclusión de que uno de los problemas de la violencia contra las mujeres es que no se reconoce. No es una exageración como muchos argumentan, sólo pase por el tamiz de los derechos humanos, cualquiera de las anécdotas que me han platicado las participantes y no le quedará más remedio que aceptar que la violación a los derechos de las mujeres es constante, sistemática y que, sobre todo, es una forma aprobada de ser por el sistema, ¡vamos que está bien que se abuse y se violente a las mujeres! Y las mujeres se tienen que quedar calladitas y aceptar. De hecho, el problema que tiene el sistema hegemónico con el feminismo es que esta filosofía, categoría de análisis o como quiera llamarlo, lo está desnudando y dejando al descubierto todas sus estrategias de dominación, inequidad, discriminación, abuso y violencia para poder seguir imponiéndose.

Cabe destacar, que el 8 de marzo está convirtiéndose en escenario contestario, ese día en 2013 se tipificó el término feminicidio y en 2019, cientos salieron a la calle para exigir seguridad y un alto a la violencia sexista. Días después, las mismas feministas acudieron al Congreso Local con su pañoleta verde exigiendo la despenalización del aborto.

En Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo hay latidos feministas y desde la academia estamos otras más. Silvia Mendoza y Karina Pizarro denuncian la situación de las mujeres indígenas y asesoran para prevenir la violencia de género. Lilia Zavala y Araceli Jiménez organizan uno de los eventos académicos más representativos de la región, fundado en 2002: el Congreso de Empoderamiento Femenino.

El único Cuerpo Académico de la universidad que presenta una línea de investigación con perspectiva de género es “Escenarios de la Comunicación. La actual líder, Alejandra Araiza Díaz, ha marcado la pauta teórica con su libro Ciencia, subjetividad y poder. Claves feministas para la construcción del conocimiento:

El feminismo que me gusta es siempre interrogativo y apasionadamente enamorado de las mujeres. Es una invitación para vivir de esa forma más que una ideología.

Por su parte, Josefina Hernández Téllez investiga y denuncia la violencia contra las mujeres:

En Hidalgo, al igual que el resto del país, los asesinatos de mujeres siguen siendo relegados, en su mayoría, a secciones de nota roja, sin generar un seguimiento del caso, mucho menos una explicación del contexto.

En ese mismo Cuerpo Académico, Elvira Hernández Carballido, siempre más light e investigadora de cubículo, pero comprometida a recuperar las vidas de las hidalguenses:

Un reloj monumental ha marcado las horas y minutos de mujeres que despiertan a la vida, a sus tareas cotidianas, a sus sueños y esperanzas. Mujeres que han luchado para ser reconocidas como seres humanos, como creadoras, como ciudadanas, como feministas y como hidalguenses que viven con la sabia virtud de conocer el tiempo. Viven en una ciudad que se hizo novia del viento y las ha llevado por todas partes para hacer realidad sus sueños. Se han vuelto también bellas y airosas para regar su esencia femenina en todo lugar, en todo oficio y en todos los sueños femeninos. Ellas son las mujeres de Hidalgo.

El feminismo en Hidalgo avanza, pioneras y jóvenes, avanzan despeinando tradiciones, bordando y gritando al viento las voces feministas por toda nuestra región. Es importante que desde la entidad cada vez reflexionemos más sobre este tema, analicemos los logros, reconozcamos los retos y vacíos, se olviden rencores y se prefieran las alianzas. Esta transición violeta de 2020 ha marcado una pauta, que esta comuna hidalguense reconozca los 100 días, pero se inspire para extenderlos a cientos, a miles, a días eternos del feminismo en los puestos de decisión.

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