Leticia Bonifaz Alfonzo
SemMéxico, Cd. de México, 1º. de enero, 2022.- En muchos hogares chiapanecos recién había terminado el brindis por la llegada del año 94. Con las mesas aún sin recoger, una noticia corrió como polvorín. En San Cristóbal de Las Casas, un personaje, cubierto con un pasamontañas leía una declaración de guerra al gobierno mexicano. El EZLN salía a la luz. ¿Guerra? Esa palabra solo existía en los libros de historia.
En el primer día del año y los subsecuentes, reinó el desconcierto. ¿Quiénes eran? ¿Qué querían? El hombre que hizo del pasamontañas la segunda piel de su rostro, se identificó como sub comandante Marcos. Los 24 comandantes eran indígenas a los que él obedecía. El Sub (mestizo) comenzó a emitir comunicados diarios desde las montañas del sureste mexicano. Le hablaba al gobierno de Salinas de Gortari y al mundo, en especial al viejo continente.
La fecha era emblemática porque entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio con América del Norte y parte del reclamo era que las comunidades indígenas seguían en el olvido, fuera de la atención del gobierno, con rezagos que cada vez se iban haciendo más pronunciados. Se trataba de lograr el reconocimiento de sus formas de organización, la valoración de su existencia en la resistencia, su cosmovisión, su ser parte de México. No se trataba de ninguna secesión, sino más bien de construir un México con ellos, con los pueblos originarios que tenían derechos no reconocidos a nivel nacional pero sí en el Convenio 169 de la OIT que fue invocado, desde el primer momento, por el Sub Marcos.
Salinas de Gortari quien parecía haber tomado decisiones económicas suficientes para revertir la ilegitimidad derivada de la cuestionada elección del 88, inició su declive.
El EZLN colocaba -a pesar de las limitaciones de la época- con gran potencia sus mensajes y tenía al gobierno contra las cuerdas. Comenzó la búsqueda de Acuerdos en la Catedral de San Cristóbal con la intermediación del obispo Samuel Ruiz y con Manuel Camacho Solís como comisionado para la paz.
Luis Donaldo Colosio era el candidato del PRI para suceder a Salinas. En enero, no se podía predecir su trágico final en Lomas Taurinas. Después de la elección de Ernesto Zedillo, el año sangriento continuó su curso con el asesinato, en septiembre, de José Francisco Ruiz Massieu.
¿Con qué nos encontramos hoy?
El Subcomandante Marcos se fue desdibujando paulatinamente. Sus mensajes fueron perdiendo interés y él mismo intentó desaparecer al ícono en el que se había convertido para dar paso a Galeano, quien padeció una especie de muerte de cuna.
Luis Donaldo Colosio Riojas, el niño que quedó huérfano en el 94, gobierna hoy Monterrey. Desde una Presidencia Municipal lo colocan – a sus 36 años – como posible aspirante a la Presidencia de la República en el 2024. A pesar de que apenas comienza su gestión, su nombre ya aparece en las encuestas.
Un hijo de Camacho Solís, Juan Salvador, compitió en la elección pasada por la presidencia municipal de San Cristóbal.
La hija de Ruiz Massieu, Claudia, es hoy Senadora de la República.
Los zapatistas en las cañadas siguen en resistencia y, en el país, los pueblos indígenas tienen formalmente más derechos a partir de la reforma constitucional del 2001, pero la gran mayoría de sus carencias siguen sin ser atendidas. Los nuevos actores tienen el mismo reto que hace 28 años: construir un México incluyente que valore sus raíces y la riqueza de su pluriculturalidad.
Publicado en el diario El Universal
Catedrática de la UNAM.
@leticia_bonifaz