La Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres crea la campaña «COVID-19: Erradicar la prostitución necesita tu apoyo»

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Por Redacción 

SemMéxico/ AmecoPress . Madrid, 14 abr. 2020.- Son varias las voces que en tiempos de coronavirus se han alzado para pedir comida, alojamiento seguro, dinero y atención a las mujeres en prostitución. Unas han aprovechado para pedir que la prostitución sea considerada un trabajo. Otras para pedir que sean consideradas población vulnerable.

En modo alguno puede considerarse un trabajo lo que es una forma extrema de explotación. En la prostitución las mujeres sobreviven en “campos de concentración”, como acostumbra a denominar Amelia Tiganus a los prostíbulos, pisos o escenarios de prostitución y la única actuación posible si queremos mejorar las condiciones de vida de las mujeres es acabar con el sistema prostitucional.

Cuando comenzó la crisis del coronavirus en Italia, el mayor portal en Internet de pornografía anunció emisiones gratuitas durante el tiempo en que durasen las medidas de confinamiento de la población, ampliando su oferta a España una semana después. De este modo, el proxenetismo garantizaba a los hombres el consumo de prostitución, durante la cuarentena, a través de Internet. También anunciaba una vía de consumo de prostitución a través de las nuevas tecnologías (Internet, teléfono, sistemas de videollamadas…)

Garantizar la pervivencia del negocio de la prostitución y la pornografía durante el confinamiento ha sido fundamental para seguir obteniendo ingentes beneficios durante y una vez pasado el confinamiento. Mientras que persiste el consumo de pornografía se fideliza el consumo de prostitución de la población masculina. De este modo, el sistema prostitucional se aseguraba su continuidad. Tanto los dueños de burdeles, como los hombres en prostitución, tienen garantizados sus derechos.

En el engranaje del sistema prostitucional, las mujeres en prostitución son una mera mercancía para ser usadas por los hombres que con su dinero compran su disponibilidad total a costa de sus vidas, de su integridad física, psicológica y sexual.

Las mujeres en prostitución son las olvidadas por un sistema que prefiere mirar para otro lado, mientras que un par de millones de hombres cada día atentan contra sus derechos más básicos. Un sistema que protege los privilegios de los hombres para el uso y abuso de las mujeres sin ningún cuestionamiento. Un sistema, el prostitucional, que genera violencia contra las mujeres propiciando las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres mientras que a ellas les otorga el deber de la sumisión sexual.

Todo ello conforma al sistema prostitucional como un sistema de violencia contra las mujeres por sus características y por el lugar que ocupamos las mujeres dentro del mismo. El pasado día 31 de marzo el Gobierno aprobó un paquete de medidas urgentes en materia de protección y asistencia a las víctimas de violencia de género en el que se negó a las mujeres en prostitución el estatuto de víctimas de violencia de género.

La negativa del gobierno a considerar la prostitución como una representación de la violencia machista, supone perder la oportunidad de acabar con el sistema prostitucional que atenta contra los derechos de las mujeres en prostitución todos los días y no solo en tiempos de coronavirus. Esto tiene consecuencias nefastas para las mujeres en prostitución durante el confinamiento que siguen abandonadas al albur de sus proxenetas y de los hombres que acuden cada día a los prostíbulos.

Durante el confinamiento, desde la Comisión para la investigación de malos tratos a mujeres se ha puesto en marcha una campaña de crowfounding para evidenciar los efectos nefastos del sistema prostitucional sobre las mujeres siempre y también durante el coronavirus: deudas con sus proxenetas, vulnerabilidad frente a los hombres que demandan prostitución, falta de alternativas de salida a la prostitución, ausencia de políticas públicas para acabar con su explotación.

«Las mujeres en prostitución necesitan ahora más que nunca que se haga realidad la abolición de un sistema que les convierte en mercancías para ser usadas por los hombres», explica la comisión.

De ser considerada la prostitución una forma de violencia contra las mujeres se ordenaría el cierre de prostíbulos, se impediría el consumo de prostitución y sobre todo se daría todo el apoyo necesario, mediante alojamientos seguros, alternativas sociolaborales, apoyo psicológico y jurídico, a las más de 300.000 mujeres bajo las redes de prostitución en distintos lugares de la geografía.

Desde nuestras casas, podemos mostrar nuestra repulsa al sistema prostitucional aportando nuestro granito de arena. Todas las aportaciones irán destinadas a apoyar a las mujeres en prostitución en todas sus necesidades. Queremos contar contigo para acabar con esta gravísima forma de violencia hacia las mujeres, para acabar con el sistema prostitucional.

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