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Conciencia ciudadana

Yaneth Tamayo Ávalos

SemMéxico. 28 de abril de 2020.- Uno de los temas a los que he hecho referencia en entregas pasadas es lo referente a la corresponsabilidad ciudadana. Este tema en especial ha tomado relevancia en la actual contingencia sanitaria, debido a los comportamientos que han mostrado algunas personas en donde tales acciones a simple vista parecieran no tener relevancia.

Incluso tales comportamientos se han justificado bajo calificativos de necedad e ignorancia, minimizando y en cierto modo invisibilizando un problema real.

Cabe aclarar que, dentro del grupo de personas al que me refiero no incluyo a las que por necesidad tienen que salir a desempeñar sus actividades, pues es claro que en México no existe la posibilidad económica para que de forma equitativa e igualitaria todas las personas se queden en casa.

Ni mucho menos es intención señalar a las personas que por determinadas razones no comparten la idea de colaborar en equipo y de forma organizada.

Pero sí la de visibilizar el impacto real que se da cuando las personas no ejercen su corresponsabilidad en la comunidad en donde se desenvuelven. 

Para comenzar, es necesario tener en claro que la corresponsabilidad se trata de la responsabilidad compartida que se tiene con otra u otras personas en donde existe un reparto justo y equitativo de responsabilidades familiares, profesionales y sociales entre mujeres y hombres de una misma unidad de convivencia.

En donde además esta se comparte con el Estado y con el mercado, quienes en conjunto con la ciudadanía son los agentes responsables de la generación de bienestar de la población.

Sin embargo, cuando uno o varios de los agentes no cumplen con su responsabilidad, es otro quien se tiene que responsabilizar de realizar las tareas que no se llevan acabo; ya que como se ha dicho, son trabajos necesarios para el sostenimiento de la vida, de modo que, si el Estado y la ciudadanía no cumplen, serán otras personas, organismos o instituciones quienes tendrán que realizar dicho trabajo de cuidado, pudiendo ser adecuado o no.

Sea, a modo de ejemplo las restricciones de movilidad que algunas entidades federativas han tratado de implementar debido a la baja respuesta de medidas sanitarias de algunas personas.

En este caso el 20 de abril del presente año, el Gobernador de Michoacán emitió un decreto como medida extrema, en el cual se determinó el confinamiento obligatorio sin excepción y de manera estricta a personas que no participaban en actividades laborales esenciales, bajo el ultimato de ser sancionadas, sin que con tal medida se contemplara a personas que por razones económicas y por la informalidad de sus trabajos no podían resguardarse. 

Decreto que, si bien fue declarado inconstitucional, sigue siendo una pretensión de otras entidades federativas.

Otro ejemplo que se puede analizar, es el caso de la seguridad ciudadana de algunas entidades, en donde los agentes policiales están dedicando su atención en hacer que su ciudadanía cumpla con las medidas sanitarias y de confinamiento; situación que les dificulta atender sus obligaciones y dar asistencia inmediata a personas que han sido víctimas de algún delito. 

Los anteriores ejemplos, muestran como la falta de participación ciudadana y de responsabilidad compartida de unos cuantos, perjudican en conjunto a la sociedad y no solo por lo que ve a la diseminación del virus, sino porque tales acciones contribuyen a que otras personas sean privadas o restringidas en derechos y libertades.

Lo cual propicia desigualdad, rezago social y por ende violaciones a derechos humanos.

Respecto de este tema, han surgido opiniones encontradas durante los días que ha transcurrido el aislamiento, estas han estado divididas entre las personas que ven necesario un aislamiento forzado mediante la coacción y las que toman con resignación la falta de responsabilidad de la ciudadanía que se niega a cooperar.

Ambas posturas son entendibles ante el deseo de que la situación de emergencia termine, pero tal pretensión puede generar que se intente recurrir a medidas drásticas, las cuales en determinado momento pueden provocar violaciones a derechos humanos.

Para concluir, es necesario que en estos tiempos de incertidumbre se tenga especial cuidado con la implementación de medidas arbitrarias y fuera de desproporción; la ciudadanía debe estar al alba no solo de los comunicados de salud, sino también de las medidas, decretos e iniciativas que las autoridades emitan.

Esta contingencia debe ser vista como una evaluación al actuar del Estado y la ciudadanía, frente a la conservación, garantía y protección de todos los derechos.  

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