Natalia Vidales
SemMéxico. Sonora. 4 de septiembre de 2020.- Previo y también después de su Segundo Informe, el Presidente López Obrador presumió, tras volver a culpar al pasado –que cada vez va quedando más atrás– de todos los males del país, de contar con el apoyo de siete de cada diez mexicanos.
Pero ese dato, uno más de “los otros” del mandatario que los saca de su imaginación, topa con todas las encuestas recientes respecto de su popularidad.
En efecto, todas, y cuyos sondeos , además, se realizaron con métodos diversos que mejoran su grado de certeza, coinciden en términos generales: el del Grupo Reforma, por ejemplo, hecho casa por casa, arrojó una baja de casi 20 puntos en la admiración al Presidente, para situarse en un 58 por ciento; y la desaprobación subió del 30 al 41%. Las otras, elaboradas por Buendía y Laredo, por teléfono; la de Mitofsky, por internet; así como la de Abundi y la de Beltrán revelan que mientras la aceptación por la imagen y la persona del Presidente todavía es bastante aceptable, no sucede lo mismo en relación con la gestión que realiza.
Se dirá que una aprobación superior al 50% no es poca cosa, y se tendrá razón, pero resulta que para el segundo año en los regímenes de Fox y de Calderón era mayor : el primero con cerca del codiciado 70%; y el segundo con el 55; y con el añadido de que ese porcentaje era similar entre el mandatario y su gestión, lo que hoy no ocurre con AMLO y de ahí que se deduzca que tarde o temprano las malas decisiones superarán al poder de la imagen.
Comúnmente se comparte que la desaprobación actual de AMLO proviene, en buena medida, de los desempleados y de los empresarios ( formales e informales) por la crisis económica; y de la población en general por la inseguridad, la violencia y el mal manejo de la Pandemia del Covid-19.
Y en relación con la aprobación la encabezan la lucha contra la corrupción, la aplicación de los programas sociales ( de apoyo económico directo a los adultos mayores, a los estudiantes y a los discapacitados, principalmente); y en contra, por el cierre de las estancias infantiles y la falta de apoyo a otros sectores de la sociedad ( los llamados damnificados de la 4T).
Lo anterior deja ver que es la terca realidad y son los ciudadanos los principales antagonistas de los discursos y de las decisiones del actual régimen, respectivamente, más allá de la oposición política partidista que sigue sin poder articular las inconformidades sociales en una agenda que levante sus todavía decaídos bonos ante la población.
A ese respecto, se advierte que a un Movimiento, como el de MORENA ( y que tras dos años en el poder sigue sin poder constituirse en un partido de a de veras), solo podría derrotarlo otro Movimiento social ( igual pero en sentido contrario, como las fuerzas newtonianas), y no los partidos políticos tradicionales que siguen siendo el blanco perfecto del Presidente, por “corruptos y conservadores”, para afianzarse en el poder. Pero ese contramovimiento no ha surgido, a menos que se constituya alguno de los nuevos partidos -pese a los intentos del México Libre, de Margarita y de Felipe Calderón; y, en menor medida, Encuentro Solidario ( antes Encuentro Social) — en una “nueva” opción para la ciudadanía.
De MORENA se dice que, por definición, la formación de un partido señala la disolución del Movimiento; pero no vemos, por el contrario, que aquellos se transfiguren en Movimientos de mayor atractivo popular.
La incógnita se desvelará, en alguna medida, en las elecciones de Junio próximo en que se pronostica la disminución de curules en el Congreso para el partido en el poder ( como históricamente ha ocurrido en los comicios de medio sexenio), pero difícilmente sucederá algo toral y mucho menos definitivo, si recordamos que la infalible Ley de la Entropía señala que las cosas tienden cada vez a confundirse más y no a ordenarse mejor , como se quisiera.
Pie de foto.- La terca realidad y los ciudadanos, más que los partidos políticos de siempre, son hoy la principal oposición al Presidente López Obrador. El problema es saber cómo se articularán aquellos para generar un Movimiento que aproveche la baja de popularidad de AMLO y se imponga en la agenda nacional y en las elecciones del año que entra.