Ivonne Melgar
SemMéxico/Expansión Mujeres, 9 de noviembre, 2021.- El proceso de reformas y leyes de paridad iniciado en 2014 en el Congreso de México metió de lleno a los medios de comunicación y a los periodistas a la cobertura de la perspectiva de género.
Toca ahora acelerar que esta tarea se realice con perspectiva de género.
Pero el haber llevado a la cotidianeidad de las tareas del reporteo la agenda de la igualdad sustantiva en el acceso a la representación política ha representado un cambio radical en la conversación pública que la prensa, la radio, la televisión, los portales y las agencias de noticias registran.
Por supuesto que no es el único tópico que aceleró en los últimos años la atención mediática a los temas relacionados con la agenda de la igualdad.
También el movimiento “me too” y las protestas del feminismo juvenil en contra de la normalización de la violencia contribuyeron en el aceleramiento que en los últimos años ha tenido en México la cobertura de las reivindicaciones de género como un asunto noticioso e importante.
Particularmente el verano de la diamantina rosa en 2019 y las manifestaciones del M8 y M9 en 2020, con los performances del denominado Bloque Negroincluidos, fueron coyunturas que profundizaron la atención y el involucramiento de los informadores en la tarea de visibilizar las desigualdades, los rezagos y la impunidad que afrontan las mujeres.
Sin embargo, la cobertura de esos episodios que alcanzaron interés global careció generalmente de una perspectiva de género y, por el contrario, hubo en el registro de esos hechos enfoques de descalificación hacia las jóvenes que impulsaron las movilizaciones, etiquetándolas como anarquistas, infiltradas, vándalas y hasta instrumentos de estrategias de desestabilización política ajenas al feminismo.
Las expresiones de re victimización que se dieron en los medios en contra de las protestas feministas evidenciaron que el periodismo mexicano arrastra los déficits que en la comprensión de los derechos humanos de las mujeres también se presentan en las élites económicas, políticas y empresariales en el país.
Es frente a este panorama que el proceso parlamentario que ha derivado en instrumentos que garantizan constitucionalmente el principio de la paridad se ha convertido en una oportunidad de asimilar la perspectiva de género de manera cotidiana para las y los periodistas mexicanos.
El debate legislativo que desde hace siete años se sostiene al respecto en el Congreso llevó a los periódicos y noticieros el tema del acceso al poder en condiciones de equidad entre mujeres y hombres.
Y con el incremento de la presencia de diputadas y senadoras en el Poder Legislativo, la paridad profundizó y aceleró la presentación de iniciativas de ley y de reformas en contra de las violencias de género y las brechas salariales, entre otros temas.
Si bien muchas de estas propuestas siguen pendientes y aún no se materializan en estrategias de Estado, la formulación del concepto de violencia política por condición de género fue marco de las elecciones federales de este año, colocando la lupa de los medios en candidatos que habrían ejercido dicha violencia, así como acoso sexual.
Más allá del eslogan que entre 2018 y 2021 promovió a los integrantes del Congreso como “la legislatura de la paridad de género”, ésta construyó regulaciones que dieron paso a una competencia inédita de mujeres por las gubernaturas, protagonistas en el ejercicio del poder que, en los próximos seis años, obligaran a los medios de comunicación a contar nuevas historias.