Las brechas de desigualdad por falta de conocimiento se amplían en las empresas y en puestos gubernamentales
En 2020 mayor deserción de niñas que de niños porque las mujeres se dedican cinco veces más que los hombres a labores domésticas
Sara Lovera
SemMéxico, Cd. de México, 3 de abril, 2022.- Según las cifras más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía INEGI, el 60.6 por ciento de las mujeres de 3 a 29 años no asiste a la escuela, especialmente a las que tienen 15 años o más, dejando sin respuesta uno de los desafíos: educación de calidad y oportunidades igualitarias.
Este déficit contradice el discurso oficial, y esconde un hecho grave: en 2020 se dio la baja el 3 por ciento de mujeres respecto al 2019, mientras que para los hombres el porcentaje fue del 1 por ciento.
Las cifras de INEGI de 2020 indican que en México residen 65 millones de mujeres, de esta cifra 25 por ciento son niñas entre 0 a 14 años, 25 por ciento jóvenes de 15 a 29 años, 38 por ciento adultas de 30 a 59 años, y 12 por ciento adultas mayores de 60 años o más.
Y aunque se sabe, según cifras de UNESCO, que en el nivel medio superior hay una mayor representación de mujeres comparada con hombres, INEGI reporta que de la población de 15 años y más, 6 de cada 10 que no tienen escuela, son mujeres. https://www.inegi.org.mx/app/biblioteca/ficha.html?upc=702825189990
Los datos echan por tierra lo que las autoridades llaman uno de los desafíos en la educación mexicana y ofrecen acceso igualitario a la educación, a la cobertura de educación de calidad y oportunidades de aprendizaje permanente para las mujeres y niñas del país.
Al respecto la rectora de la Universidad Latinoamericana, Andrea Valenzuela Rivas, en un texto de Contacto/Empresarial, sostiene que estos números indican que aún tenemos importantes retos que atender, principalmente en las diferencias culturales del país respecto a la igualdad entre hombres y mujeres.
«En el caso de México en nivel medio superior, los números pueden considerarse alentadores: tenemos el 86.4 por ciento de representación de las mujeres, frente a un 78.6 por ciento de los hombres.
Expurgando en la red, de acuerdo con datos de la UNAM y la SEP, durante el 2020 se dio la baja del 3 por ciento de mujeres respecto al 2019, mientras que para los hombres el porcentaje fue del 1 por ciento “, asegura la rectora.
Si bien el acceso a la educación superior para las mujeres en México no está restringido abiertamente, la realidad es que existen múltiples factores socioculturales que lo obstaculizan.
La rectora de la Universidad Tres Culturas (UTC), Ludivina Herrera, explica que «por ejemplo, las mujeres se dedican cinco veces más que los hombres a labores domésticas, durante el Conversatorio Retos de la Educación Superior, organizado este fin de semana. Ella recibió el premio al mérito académico Carpe Diem 2022. https://revistacontacto.com.mx/situacion-de-las-mujeres-en-la-educacion-mexicana/
«Principalmente en los estados más pobres de la República, ya que la mujer es una pieza fundamental de aporte económico a la economía familiar, o por causa de embarazos tempranos, la mujer suele quedar rezagada en educación antes que el hombre en una misma familia», sostuvo la directiva.
A estos factores se suman otros aspectos en desarrollo profesional y cultura laboral que hacen que la brecha de género se amplifique y sea significativa.
La rectora de la UTC lo explica con cifras: del 45 por ciento de mujeres que tienen oportunidad de trabajar, sólo el 5.2 por ciento tendrá acceso a una posición directiva y ganará en promedio 34 por ciento menos que un hombre en igualdad de circunstancias.
Otras cifras de desigualdad, no obstante, los avances, son las que certifican dónde están las mujeres en la toma de decisiones real, más allá de la paridad en el Congreso de la Unión. Sólo el 30 por ciento de las posiciones del Gobierno Federal son ocupadas por mujeres, a pesar de los cambios constitucionales de 2019, sobre paridad total y los que se hicieron a 28 leyes.
Las disparidades se explican, por zonas y regiones, las diferencias culturales propias y también a las prácticas discriminatorias que muchas veces ocurren en las empresas, lo cual ha dado como resultado que menos de una de cada 5 mujeres egresadas en educación superior en México participe en el mercado laboral, lo que representa una tasa de inactividad tres veces mayor que la de los egresados varones.
Así lo explica Andrea Valenzuela de la ULA, quien además añade que «no existen políticas empresariales de inclusión y desarrollo para mujeres a posiciones de liderazgo que incentiven que una mujer estudie, se gradúe y colabore en su comunidad. https://twitter.com/andrearossa
Sólo el 5.2 por ciento de mujeres participan en Consejos de empresas que cotizan en la Bolsa, comparado con un promedio de 20 por ciento de participación de mujeres en los países de la OCDE», detalla.
Los desafíos para que una mujer estudie y se gradúe en México se acrecientan con el contexto de desigualdad a nivel económico, político, cultural y social que se vive en el mundo. Existen exigencias sociales y familiares en cuanto al rol de la mujer, y estereotipos como considerar más aptos a los hombres para posiciones directivas o para ciertas carreras.
En estudios superiores en lo que se denomina como «carreras blandas» hay mayor participación femenina, por ejemplo: Psicología, Pedagogía, Educación, Trabajo Social, Turismo, Administración y Enfermería. En México, sólo unas de cada 3 mujeres estudian Ciencias o Matemáticas, denominadas «carreras duras» junto con otras como Física, Ingeniería, Informática, Arquitectura o Economía.
En ese sentido, ambas rectoras coinciden en que las instituciones de educación superior en el país deben tomar un rol más activo y mayor responsabilidad en promover la inclusión en carreras consideradas como «masculinas».
En la ULA se ha hecho una revisión del programa educativo para incluir temas de género e igualdad, como materias transversales, mientras que la UTC se ha elegido a mujeres como líderes de carrera como en la Ingeniería de Sistemas de la Universidad donde tienen a una directora para motivar a sus estudiantes y mostrar que la carrera también es para mujeres.
Redistribuir las oportunidades educativas y los beneficios laborales es necesario para cerrar las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres que existen en la educación mexicana.
Desde su papel directivo y de liderazgo la rectora de la UTC, Ludivina Herrera asegura que «es muy importante trabajar por esta igualdad y allanar el camino para nuestras estudiantes en cuanto a abrirles la mente y la visión con experiencias internacionales, proyectos conjuntos con otras instituciones, convenios que permitan certificar y profesionalizarse y, sobre todo, la claridad y el reconocimiento de sus fortalezas y empoderamiento personal».
Por su parte, la rectora Andrea Valenzuela de la ULA puntualiza que las instituciones educativas necesitan plantear nuevos esquemas de financiamiento, para poder lograr una mayor inclusión que se refleje tanto a nivel matrícula como a nivel de liderazgo femenino al interior del sistema educativo.
«Revisando datos de las universidades alrededor del mundo, no hay muchas mujeres en posiciones de liderazgo. Existe una sobre representación de mujeres en niveles de entrada y mandos medios, pero claramente hay una segmentación vertical que impide que las mujeres asuman posiciones de liderazgo en el sector educativo. De acuerdo con la UNESCO, en 2020 sólo el 18 por ciento de las Universidades en parte de Latinoamérica son lideradas por mujeres, una cifra que es mejor comparada con Europa, donde sólo el 15 por ciento son rectoras. Este es un desafío que hay que afrontar», finaliza