Cierro los ojos y puedo acudir a la planicie en la que cada árbol representa a mis ancestros, yo quiero sentirme un roble, pero a veces soy un sauce llorón, o un castaño, viendo mis frutos secos tostados en una fogata. No, soy una jacaranda, porque cuando florezco es evidente, y a veces necesito reposo para resurgir.
El 26 de agosto de este año habríamos tenido una buena comida y luego café con pastel para celebrar el cumpleaños 75 del poeta sinochiapaneco Óscar Wong, pero un paro cardiorrespiratorio se lo llevó el domingo 13 de diciembre de 2020.
“Desnúdate”, me dijo el otoño. Mis hijas se marchan en alegre danza, la vibración de su risa me acorrala. Humedecidas de victoria, prendidas a mi rama estaban, su propio canto por volar hacia el viento las ha consumido.