Isabel Ortega Morales
SemMéxico, 21 de diciembre, 2020.- Parece ser que las palabras y las frases que habitualmente rubricamos para una celebración decembrina, como ¡Feliz Navidad! y como ¡Prospero Año Nuevo!, deben plantearse. Las familias del mundo, las familias del país, las familias del estado, las familias del municipio, las familias de familiares y de amigas y amigos, sufren algún referente de contagio o, lamentablemente, deceso por el Coronavirus. Hay incertidumbre por el estado de salud y hay incertidumbre por el estado económico que vamos a enfrentar.
Sin embargo, el confinamiento inesperado y no habitual que ha reflejado violencia en los espacios que se consideraban más seguros, ha conducido a la ansiedad y al deseo de salir. Y el resultado es el número de contagios con el que se arriba a la semana de Navidad (semana 52 de la emergencia sanitaria) que, de manera oficial, en el país está por el orden de un millón 313 mil 675 personas con Covid-19, y con 134 mil 951 decesos (qed). Resaltando que esta información que proporciona la Secretaría de Salud Federal corresponde a la semana epidemiológica 49, de la 51 que cerró este domingo. Es decir, corresponde a dos semanas atrás.
En un intento por asumir la responsabilidad que como Gobernador tiene de conducir al Estado no solo con espacios seguros para todas y todos, con oportunidades de empleo y de bienestar para todas y todos, se suma su preocupación por la salud, dejar al término de su administración el menor número de decesos y contagios por el Covid-19, que en la Mesa para la Construcción de la Paz refleja de lunes a viernes actualiza cifras relevantes en estos dos temas y otros más.
Y tomó una de las decisiones quizá menos pensada para la última navidad de su periodo de gobierno: cancelar la gala de pirotecnia, mantener el semáforo epidemiológico en Naranja, y convocar a visitantes y residentes a seguir el protocolo de sanidad. Tal vez como un intento para evitar contagios y decesos lo que parece difícil y sin embargo es fundamental.
En un mes, en el que se decretó el confinamiento, las playas de Acapulco iniciaron un proceso de autolimpieza que mostraron una hermosa luminiscencia. Se ha perdido. ¿Estaremos en condiciones de asumir un nivel de consciencia que nos lleve a conducirnos con cambios en estas fiestas decembrinas? Cambios con aplicación de protocolos de sanidad. Acapulco nos mostrará cómo está preparado para seguir siendo el destino de descanso nacional más visitado y cómo reflejará al término de la visita un retorno seguro y con salud, así como para las y los trabajadores porteños.
En ese cambio de palabras déjeme suscribir esta oportunidad de tomar letras, formar palabras, integrar oraciones, querer mostrar una reflexión, un pensamiento, un compromiso, con mi deseo y el de mi familia porque la Navidad sea la ocasión de un nuevo nacimiento de consciencia, donde prevalezca el amor compasivo y el Divino Creador les bendiga y nos bendiga. Abrazo fraterno.