Moisés Sánchez Limón
SemMéxico, Cd. de México, 11 de noviembre, 2021.- ¿Qué le pareció la comitiva en Nueva York? ¿Ya vio al desfile de estos personajes, encabezados por el Duce en la salida del aeropuerto y la llegada al hotel frente a la ONU en Nueva York, la noche del lunes y la mañana del martes de esta semana?
¡Ah!, según la praxis diplomática dictada cuando la fundación de la Liga de las Naciones, el jefe de gobierno del país en turno en la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU es libre de escoger el tema que le venga en gana para abordarlo en la sesión de apertura del organismo.
Por eso, Su Alteza Serenísima Andrés Manuel Primero, ante representantes de los países miembros del Consejo de Seguridad y del secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, se despachó un mensaje sin el sonsonete de barriada de las mañaneras y despojado de un asunto de suyo grave para la seguridad nacional, la mexicana, y que incumbe a Estados Unidos. Lea usted.
“Señoras y señores:
“No vengo a hablar de seguridad como sinónimo de poderío militar ni como argumento para el empleo de la fuerza contra nadie; en cambio, mi planteamiento se basa en lo que postuló ese titán de las libertades, según Pablo Neruda, que fue el presidente Franklin Delano Roosevelt, cuando se creó la Organización de las Naciones Unidas: el derecho a una vida libre de temores y miserias, que sigue siendo el más sólido fundamento de la seguridad para todas las sociedades y los Estados.
“El principal obstáculo para el ejercicio de ese derecho es la corrupción en todas sus expresiones: los poderes transnacionales, la opulencia y la frivolidad como formas de vida de las élites; el modelo neoliberal que socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de pueblos y naciones”.
¿Y el tema de seguridad nacional frente al crimen organizado que también es consecuencia de la corrupción? Siquiera por no dejar, ¿no le parece?
Porque, después de que hace unos días presumiera que el programa Sembrando vida fue inspiración en la COP26, la Cumbre del Clima celebrada en Glasgow, Escocia, del Acuerdo Mundial para poner fin a la deforestación, en su mensaje el licenciado presidente anunció que México presentará formalmente a la Asamblea General de las Naciones Unidas un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar, propuesta para garantizar el derecho a una vida digna a 750 millones de personas que viven en condiciones de pobreza en todo el mundo.
Pero, pero. Se trata de armar una especie de polla con un billón de dólares, engordada con aportaciones de los machuchones del orbe y las empresas más influyentes y poderosas del planeta, amén de que los países del primer mundo le entren con su cuerno, un porcentaje del PIB. ¿Y?
Algo así como una delegación mundial de la Secretaría de Bienestar porque, adujo el licenciado presidente, se trata de establecer un Estado Mundial de Fraternidad y Bienestar a través del cual se otorguen apoyos a la población más necesitada del planeta, de manera directa y sin intermediarios, por medio de una tarjeta o monedero electrónico personalizado.
En serio, en serio.
Bueno, ríase como seguramente no quisieron hacerlo el excelentísimo António Guterres ni sus excelencias ahí reunidas, aunque el representante de Vladimir Putin de plano dijo que la propuesta del Duce Andrés Manuel tenía sus asegunes y no la apoyaba porque, incluso, había otros espacios para atender el tema. O lo que es lo mismo, el ruso le dijo a López Obrador que se equivocó de ventanilla.
No obstante, Su Alteza Serenísima, como por no dejar dijo que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional podrían colaborar en la creación de la estructura requerida y en 2022 hacer un censo de los más pobres del mundo. El tema nadie lo fumó en los medios internacionales y ni siquiera en las hojas volantes neoyorquinas. Vaya, Su Alteza Serenísima pasó como sombra para la sociedad de la Gran Manzana, aunque…
Como en los tiempos del priismo –¿no que no?–, en México se volcaron los reconocimientos, se armaron las mesas de análisis en las que expertos en política internacional, docentes y aquellos considerados líderes de opinión y por supuesto los políticos del oficialismo en turno, diputados y senadores, ponderaron al mensaje del licenciado y prócer dicho en ese salón donde hace 40 años brilló Porfirio Muñoz Ledo, entonces embajador de México ante la ONU y destacado presidente del Consejo de Seguridad, amigazo del austriaco Kurt Waldheim, secretario General de la ONU luego acusado de colaboracionista del Tercer Reich a las órdenes de Adolfo Hitler.
Pero bueno, el Duce fue elevado en México al nivel del más chingón de la pradera. ¡Bravo, Andrés, bravo! Chingón hacer caravana con sombrero ajeno y luego pretender embaucar a los ricachones del mundo, a jefes de estado, al FMI y al Banco Mundial con un programa tipo Chucho El Roto para luego alzarse salvador del mundo y hacerse de la Secretaría General de la ONU. ¡Chingón!
Y es que, el licenciado presidente estaba en su ambiente y se creyó lo del retorno de aquellas recepciones organizadas con la certidumbre de dar la impresión de cálida y espontánea bienvenida de los mexicanos en el extranjero al mandatario en turno.
No me diga que fue voluntaria la asistencia de mexicanos en Nueva York, porque esa recepción al licenciado presidente Andrés Manuel López Obrador fue similar a las de aquellos tiempos idos del priismo en el poder.
Salieron a la calle, fueron al aeropuerto John F. Kennedy, en el barrio de Queens, y luego en la esquina de las avenidas 45 y Primera, frente a la Plaza de las Naciones Unidas, en Nueva York, donde se hospedó en el Millenium Hilton New York One UN Plaza, desplegaron el AMLO Fest y lo mismo le cantaron Las Mañanitas que El Rey y ondearon banderitas tricolores y se echaron en hombros otras de tela con el águila impresa.
¡Ah!, canijos mexicanos que dejaron de lado el trabajo y se fueron a ovacionar, por patriotas y voluntad propia al Duce.
Pero, y qué de la seguridad nacional.
Andrés Manuel no tocó el caso de la inseguridad que priva en buena parte del territorio mexicano, no llamó, como tema central de su mensaje a detener el contrabando de armas de Estados Unidos hacia México para fortalecer a los criminales integrantes de los cárteles que se disputan territorio y matan y masacran y generan terror en Sinaloa, Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Veracruz, Estado de México, Puebla, Tlaxcala y…
EL CASO DE UN FUSIL l M16 A4 incautado hace unos días en el municipio de Ixmiquilpan, estado de Hidalgo, puede ser la punta de una enorme madeja de impunidad forjada con el contrabando de armas robadas al Ejército de los Estados Unidos, una de la fracción de las Fuerzas Armadas que combatió en Afganistán.
¿Por qué el licenciado López Obrador no tocó el tema en su enjundioso mensaje como soldado internacional? Porque eso de aparecer como hermana de la caridad, un cristiano dispuesto a decir cómo repartir un billón de dólares entre 750 millones de pobres, es fácil, es rollo de la mañanera dirigido a sus huestes, a la feligresía que se rasga las vestimentas por él y sólo por él.
Mire usted, hace unas semanas medios de comunicación del estado de Hidalgo publicaron que “tras un exitoso operativo, coordinado por la nueva división de investigación de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo PGJEH, en las primeras horas del lunes 11 de octubre y como resultado de una investigación minuciosa de meses anteriores, oficiales de élite, detuvieron en un paraje de la localidad de Panales camino al pueblo de El Ye y El Maye, a escasos 20 minutos del centro de la ciudad de Ixmiquilpan, a 10 integrantes de una, poderosa banda criminal, un grupo delincuencial que se identificaba con grupos nacionales, según su conveniencia”.
Hasta ahí todo pareciera parte de esta aterradora nueva normalidad en la que el poder fáctico se ha hecho del poder, como refería, en buena parte del territorio nacional. Y, bien por la PGJEH y los cuerpos policiacos locales que se parten la madera frente a las bandas criminales y evitan caer en corrupción, pero.
Resulta que a esa banda, como citan los medios locales, “dedicada al tráfico de droga, trasiego de huachicol, cobro de piso, extorsión, secuestro y homicidio, además de dosis de droga le aseguraron armas cortas, una pistola marca Ruger, calibre 380; una pistola Bersa Thunder, calibre 380; una pistola Taurus calibre .40; de los cargadores y cartuchos útiles; de los vehículos, una camioneta Chrysler tipo Pacífica, color naranja con matrícula EKF-4451 del estado de Chihuahua y una camioneta KIA tipo Sumara Sorento color gris, modelo 2019 y placa de circulación HRB-563-B del estado de Hidalgo.
Pero, entre las armas aseguradas llamó la atención un fusil de asalto, un arma larga M-16 A4 calibre 5.56, con matrícula 2009871, con la leyenda “Propiedad del Gobierno de los Estados Unidos”.
Dirá usted que no es nuevo. Y tiene razón, pero es evidencia de algo está pasando frente a la nariz de autoridades federales y de la propia embajada de Estados Unidos en México. Las autoridades locales, como la del estado de Hidalgo, hacen su esfuerzo y reportan el hecho, pero no pueden hacer algo más como una profunda investigación para detener este contrabando de armas de la US Army que, por su lado, no estaría despojada de esa corrupción a la que aludió y alude tooodos los días, de lunes a viernes, Su Alteza Serenísima Andrés Manuel Primero.
¿Por qué Andrés Manuel no llamó, incluso tangencialmente y como no queriendo, a frenar el tráfico de armas que es consecuencia de la corrupción mundial?
Veamos, sólo por ejemplificar el tamaño del tema, The Associated Press publicó una investigación en la que denunció que “mil 900 armas militares estadounidenses se perdieron o fueron robadas entre 2010 y 2021 y muchas de ellas resurgieron en crímenes violentos en territorio norteamericano y en territorio mexicano, como es el caso de este fusil de asalto M16A4 confiscado a criminales en Ixmiquilpan, Hidalgo”.
Pero, bueno, chingona intervención del Duce ante el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque el representante de la Federación Rusa, Vasily Nebezya la desestimó. Lo mismo que fue desmentida aquella baladronada de que en la Cumbre de Glasgow, Escocia, el Acuerdo Mundial para poner fin a la deforestación fue propuesta de México a partir del programa Sembrando vida. Seamos serios, Andrés Manuel. Digo.
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