Elvira Hernández Carballido
“No me instes con ruegos a que te abandone, a que me vuelva de acompañarte; porque a donde tú vayas yo iré, y donde tú pases la noche yo pasaré la noche. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde mueras tú, yo moriré, y allí es donde seré enterrada. Que Jehová me haga así y añada a ello si cosa alguna aparte de la muerte hiciera una separación entre tú y yo”
(Rut 1:16,17)
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 21 de febrero, 2024.- Hace mucho que este pasaje de la Biblia se me quedó muy grabado y siempre que tengo una nueva amiga de corazón, lo evoco con cariño. Además, es uno de los pocos libros de las sagradas escrituras que está firmado por una mujer: Rut. Del relato que ella comparte yo atisbo con ilusión y certeza la sororidad latente en sus páginas, la historia compartida es prueba de que la lealtad es posible entre nosotras las mujeres.
La historia narrada detalla que Rut ha enviudado y su suegra Noemí le pide que se vaya por su lado a rehacer su vida, pero la joven no acepta, por eso le dice esas hermosas palabras con las que inicié mi columna. No quiere abandonarla, desea que juntas busquen otros sueños, nuevos territorios, otras oportunidades. Y todo esto siento actualmente cuando yo digo el nombre de Érika Moctezuma Montaño, con quien me une una bella y airosa complicidad desde que empezamos a trabajar en el Sindicato de Personal Académico de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, en 2022.
Directa, estricta y honesta fueron las palabras que brotaron en mi mente cuando la conocí. Su voz fuerte y clara resonó en un salón de la universidad cuando expuso una crítica muy bien argumentada sobre la manera en que se estaban desarrollando los rediseños de las licenciaturas del instituto donde trabajamos. Ella en el área de Derecho y yo en la de Comunicación. Desde ese momento no la perdí de vista. Descubrí una personalidad que impone, una belleza absoluta tanto física como del alma y una inteligencia admirable. Intuí que alguna vez la vida nos uniría: Dios nos hace y nosotras nos juntamos.
Coincidimos en diferentes eventos sobre el tema de mujeres, en los congreso de empoderamiento femenino que se organizan cada año en nuestra universidad, en un taller maravilloso que impartió la Dra. Alicia Elena Pérez Duarte y en muchas reuniones académicas. Un saludo bien correspondido, algunos comentarios intercambiados, coincidencias latentes, respetuosas diferencias.
Y en mayo de 2022 descubrimos que habíamos sido convocadas para formar parte del Comité Ejecutivo del sindicato de la universidad. En ese primer día confesamos haber dicho sí por el cariño y admiración que sentimos por el Dr. Agustín Sosa Castelán, pero no imaginábamos todo lo que íbamos a compartir, aprender y, sobre todo, coincidir.
Esa mujer fuerte que ya admiraba ahora también compartía conmigo su lado profesional, solidario y humano, de compañerismo sincero. Han sido días de arduo trabajo, uno que otro susto, pero también una convivencia armoniosa, desde reírnos divertidas por alguna anécdota graciosa hasta bailar cómplices en la cena de fin de año, desde compartir una habitación para platicar durante toda la noche hasta escribir juntas un discurso representativo de las luchas sindicales.
He aprendido de ella sobre cuestiones jurídicas que nunca antes hubiera explorado, he visto su vocación absoluta de abogada cuando defiende con absoluta pasión los derechos laborales de nuestros colegas, y también cuando se ha defendido a sí misma al enfrentar alguna injusticia. “Soy fuerte, pero chillona”, me ha dicho cuando nos abrazamos para darnos fuerza si hay días difíciles, ha tomado mi mano para consolarme cuando ando decaída y su sabiduría me inspira a dar pasos con más seguridad. Su fe es admirable, así como el conocimiento que tiene de la Biblia.
La he visto orar de corazón, pero también explicar con una argumentación impecable cada uno de los libros que con forman a las sagradas escrituras. Ahora creo que el cielo parece no estar tan lejano.
Conoce muy bien la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo porque aquí se formó, tanto en la licenciatura como en la Maestría con Especialidad en Derecho Penal. Profesora e investigadora con 37 años de tener espíritu garza.
Aunque hoy todo su tiempo lo dedica al sindicato, no deja de dar sus clases, de escribir y de fortalecer al Cuerpo Académico de Justicia Constitucional y Derechos Humanos al que pertenece. La he visto en diversos foros dando conferencias sobre estas temáticas y también sobre asuntos relacionados con la lucha de las mujeres o sobre la violencia de género. Nada como verla orientado a los académicos que se acercan para pedirle una asesoría, cuando está defendiendo a las profesoras que denuncian algún tipo de hostigamiento o en el proceso de revisión contractual.
Me encanta la complicidad y el amor que muestra cuando está con su esposo e hijos, cuando fortalece con el ejemplo a sus estudiantes como Emma Jiménez y Amílcar Montiel, e incluso cuando adopta a compañeros como el Dr. Rogelio Escorcia, un amigo que también es aliado en estos andares sindicales.
Hoy quise escribir sobre ella porque soy una apasionada de recuperar historias de mujeres y si esas mujeres son amigas cercanas, mucho más. Además, en unos días es su cumpleaños y nada mejor que regalarle a una amiga nacida en Hidalgo mi sentir en una columna que se llama Bellas y Airosas, nacida en este región de fuertes vendavales, mi querida Mocte (como le digo de cariño) tiene mucho de este viento rebelde, juguetón e inolvidable. Nos hablamos de usted, pero somos aliadas de tú a tú.
Gracias Judith Érika Moctezuma Montaño -nombre completo- por tu amistad, tu ejemplo y por fortalecer mi certeza de que en cada etapa de mi vida surge una nueva amistad para marcar cada momento, para darme fuerza y para ver en nuestro cariño la misma fuerza que unió a Rut y a Noemí. Bien se dice en una interpretación de este libro de la Biblia:
“¡Qué palabras tan memorables! Tanto es así que siguen recordándose hoy día, unos tres mil años después de que Rut las pronunciara. Resaltan una hermosa cualidad: el amor leal. El amor que Rut siente por Noemí es tan grande, leal e inquebrantable que está decidida a nunca apartarse de su lado, no importa a dónde vaya”.
Así que amiga Moctezuma, aquí seguiremos andando juntas: Feliz Cumpleaños.