Vaya, vaya con el licenciado presidente y su estrategia de insultar y descalificar como método para levantar el tiradero que provoca con sus declaraciones.
Ayer miércoles hubo manteles largos en Palacio. Primer aniversario de eso que divierte a Su Alteza Serenísima y se denomina “Quién es quién en las mentiras de la semana”
Porfirio Díaz, sí, el mismísimo oaxaqueño general presidente José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, es el creador del régimen autoritario y corrupto que el licenciado Su Alteza Serenísima no ha podido desmontar en casi cuatro años de gobierno.
En todo el mundo es sabido, incluso de sus fervientes admiradores aunque se hagan que la virgen les habla, que su alteza serenísima miente como respira y nadie, nadie es nadie, en la mañanera se atreve a reconvenirlo.
Iniciada la semana, a Su alteza Serenísima se le iluminó la mirada y por poco grita de alegría cuando, junto con el gerente del corporativo Morena, Mario Delgado, exultante saboreó el triunfo dominical en las urnas.
¡Caray!, Alejandro, Marko, Jesús, Dante, ¿no entienden? ¿Cuánto se gastaron en asesores y sabios consultores y estrategas políticos? Puro tirar dinero y, ya ven, ¡santa madriza!, 4-2.
El antónimo de Cruci se apellida López Obrador y se llama Andrés Manuel cuyo oficio tiene mucho del engaño: pasar como inocente cuando le conviene porque se sabe arropado por su grupo selecto y defendido por un importante sector de ciudadanos que aún creen en él y validan sus inocentadas incluso con risas y aplausos.
Es el último viernes soleado del mes de mayo, en esta región sinaloense de la Sierra Madre Occidental. A la derecha rumbo norte de la carretera que mandó construir Rafael Caro Quintero y lleva a Badiraguato, se alza un espectacular recién instalado
Sin duda, el ingeniero Carlos Slim sonrió, socarrón, cuando el licenciado presidente lo citó como ejemplo de los ricos que no han perdido lana durante lo que va de su gestión.