En estos días, una joven compañera ha tenido un brote de esclerosis múltiple. En el ISSSTE no le suministran el medicamento necesario; no está disponible.
Los símbolos son una evocación del Estado-nación; o todavía de algo mucho más difuso llamado La Patria, femenino de una paternidad a la que nos acogemos como un regazo.
¿Cómo si no ante las relaciones de desigualdad y de discriminación? El abstencionismo es una suerte de resistencia pasiva y no constructiva. Es uno de los síntomas de nuestra anomia.
Sigamos hablando de la interminable marcha del 8 de marzo. El hito anual de la movilización y el regresar a sus entornos a ser mujer feminista, son un mismo ir y venir.