COLABORACIÓN DE CLADEM| El horror de los números

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 Sandra Quiñones. *

SemMéxico, Guadalajara, Jalisco, 14 de mayor, 2023.-Si en Jalisco alguien daña una vaca o un caballo, el código penal establece que las penas pueden ir de dos a siete años de prisión, pero la sanción aumenta de cinco a once años de prisión si el valor de estos animales exceda de 800 veces el valor de la unidad de medida y actualización, esto es, más de ochenta y dos mil pesos. Nuestro código penal en el delito de abigeato está completamente descrito en once artículos, donde se incluyen las agravantes.

Si una mujer es víctima de violencia familiar, ese mismo código establece penas de seis meses a cuatro años de prisión y no existen agravantes en el mismo, esto es, si la violencia fue física, psicológica y sexual al mismo tiempo, la pena es exactamente la misma y este delito solamente esta descrito en un solo artículo.

Es una simple comparación que refleja claramente el grado de machismo de nuestras instituciones y leyes; mientras que, en el abigeato esta agravado el delito en función del valor de animal con una pena mucho más del doble de que la se establece para la violencia familiar, cuyos efectos económicos, emocionales y físicos son mucho más graves tanto para la víctima como para la sociedad que el daño a una vaca.

Van en aumento las denuncias por violencia familiar en el estado y es frustrante que, con el pago de quince, veinte, treinta mil pesos y seis meses de “terapia”, los agresores cierran la carpeta como si no hubiera pasado nada; ¿pisar la cárcel? Obvio que, por las penas impuestas, en un abreviado es fácil conmutarlas por una multa de mil pesos. ¿Llegar a un juicio oral? Ni soñarlo, demasiado desgaste para la pena que se impondrá, mejor la suspensión, pareciera el criterio de ministerios públicos y jueces.

¿Cómo pretender parar la violencia en un estado que tiene más valor una vaca, que la integridad y seguridad de una mujer?

Modificar los patrones de violencia que sufrimos las mujeres en el estado debe de incluir la violencia que ejercitan, como en esta simple comparación, el poder legislativo; violencia institucional que no solo nos discrimina, sino que, no permite el efectivo acceso a las mujeres a una vida libre de violencia.

El dicho dice que tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata, y nuestros legisladores lo han tomado más que a la letra: mientras que a nosotras nos siguen agrediendo, insultando, reteniendo a nuestros hijos, vaciando acido en nuestros cuerpos, quitarnos nuestro patrimonio, para ellos nada de eso equivale a lo que vale una vaca de más de ochenta y dos mil pesos.

Es lamentable que las mujeres nos encontremos en una desigualdad legislativa frente al ganado. ¡Solo en Jalisco!

CLADEM Jalisco

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