Hablar de género y de sexualidad es cómo el agua del río.
En los Servicios de Salud, no hay protocolos de atención a la comunidad LGBTTTIQ.
SemMéxico. Hidalgo. 24 de septiembre de 2018.- ¡Siempre es tan interesante estar con las y los jóvenes, saber de sus inquietudes, sueños, deseos! Como les platicaba hace dos semanas, el proyecto que estoy por terminar para CDIH y el Instituto Hidalguense de las Mujeres me ha llevado a convivir con ellas y ellos que han sido capacitados como promotores de los derechos sexuales y reproductivos en sus respectivas comunidades indígenas.
Claro, la capacitación que han recibido es “la oficial”, que generalmente se queda corta, en suma no se habla del placer a pesar de que forma parte de los derechos sexuales. Eso sí, veo un avance, el objetivo ya no es evitar que las y los jóvenes tengan relaciones sexuales, sino de que usen métodos anticonceptivos para que no haya embarazos indeseados ni infecciones de transmisión sexual.
Hablar de género y de sexualidad es cómo el agua del río, la audiencia nunca será la misma, pero siempre habrá que empezar desde el principio una y otra vez cómo si de un molino de agua se tratara.
Hace muchos años, una maestra me invitó a dar una conferencia sobre sexualidad a un grupo grande de mujeres adolescentes en alguna parte de Hidalgo; me dijo: “pero no vaya usted a hablarles como dice en la televisión de que tomen un espejo y se miren los genitales, acá me cuelgan”.
Por supuesto no hice caso de la recomendación y junto con Paty López Díaz, nos lanzamos a hablar clara y abiertamente de la sexualidad con las muchachas. La maestra se hundía en el asiento, pero definitivamente se fue de espaldas, cuándo escuchó las preguntas de las jóvenes.
Sus cuestionamientos fueron totalmente reveladoras sobre las prácticas sexuales que estaban teniendo, ¡nada de que espantarse!, sólo había que recomendarles cómo cuidarse para que resultaran sanas y satisfactorias.
Nunca hay que pensar por ellas y ellos, simplemente escucharlos, entender sus preguntas, no juzgarlos y responderles con toda sinceridad, ése es el quid del asunto.
Así las cosas en ésta ocasión las preguntas volvieron a versar sobre sí hay riesgo de embarazo con las relaciones anales y orales, la diferencia entre la eyaculación y el orgasmo masculino, me pidieron que les explicara cómo se produce un orgasmo y qué se supone que han de sentir y si hay edad para iniciarse en la actividad sexual.
Logramos tal grado de confianza con los jóvenes varones que nos dieron la oportunidad de pedirles que en sexualidad no exijan lo que no son capaces de dar, que no consuman pornografía porque es ésa una de las fuentes de la violencia contra las mujeres y que no compren sexo para no abonarle a la trata, a la prostitución forzada ni a la esclavitud sexual.
Por otra parte nos dimos cuenta que en los Servicios de Salud, no hay protocolos de atención a la comunidad LGBTTIQ, ¡digo, si no hay en Pachuca, menos en ésas zonas tan alejadas de la capital!
Nos leemos la próxima semana
Botellalmar2017@gmail.com