Lorena Díaz
SemMéxico, Guadalajara, Jalisco, 19 de noviembre, 2021.-En México las violencias contra las mujeres se viven en la impunidad dada la poca eficiencia del gobierno en la prevención, atención, resolución y erradicación. Donde muy pocos casos son los que llegan a denuncia y un mínimo de éstas terminan en condena, siendo esto uno de los factores que hacen difícil romper el silencio cuando se vive algún tipo de violencia.
¿Qué significa romper el silencio como víctimas de violencia contra las mujeres? Hablar y nombrar la violencia que se ha vivido. En un mundo en el cual al menos una de cada tres mujeres ha vivido algún tipo de violencia, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el ser víctimas de estas violencias sigue siendo algo de lo que es complejo hablar desde la propia vivencia, dado que toca nuestra historia y es traumático, también es posible que no se pueda identificar la violencia al momento de vivirla, así como el nombrar lo ocurrido es reconocer que fue real y esto puede ser muy doloroso.
Si bien, el gobierno ha fallado a las mujeres para lograr esta erradicación de las violencias su deber es brindar solución a esta problemática. Por otro lado ¿Qué herramientas nos quedan desde nosotras para comprender y afrontar la violencia vivida? Es aquí en donde romper el silencio puede ser una de ellas. A las mujeres nos han enseñado a callar; “calladita te vez más bonita” es algo que escuchamos desde que se esta pequeña, nos han enseñado a que no debemos incomodar, a que nos importen primero los demás antes que nosotras mismas, entre otras creencias más. Por ello, nuestra voz tiene una relevancia que puede hacer la diferencia, que puede empoderarnos y darnos capacidad de actuar para poder responder ante este tipo de violencias vividas.
Romper el silencio no es algo que pueda construirse solamente desde lo individual, también desde lo colectivo al reconocer las voces y testimonios de otras mujeres. Historias que pueden ser similares a la nuestra y que nos pueden dar luz de como nombraron y vivieron con esto, dar fuerza, resistir y reconocer. Para convertirnos en sobrevivientes, desarrollando mecanismos, accionando herramientas para procesar lo vivido y que las violencias no nos definan.
¡Que nuestra voz sea algo que no se rompa, algo que no se trasgreda, que sea nuestra fuerza y nuestra herramienta para sobrevivir y resistir, que sea de nosotras!
Mtra. en Psicoterapia Interdisciplinar
Colaboradora de CLADEM Jalisco