Claudia Espinosa Almaguer
SemMéxico, San Luis Potosí, 14 de diciembre, 2021.-Ya se acabaron los 16 días de activismo contra la violencia de género y finalmente se arribó al 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos instaurado desde 1948 a razón de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el cimiento legal que dio pie a muchos otros instrumentos firmados y ratificados por cientos de países, aunque no siempre cumplidos con el mismo ímpetu.
Por cierto, en la redacción de ese documento esencial participaron mujeres con una conciencia feminista como Hansa Mehta delegada de la India a la cual le debemos que el artículo primero no dijera “todos los hombres”, sino “Todos los seres humanos” o Marie-Hélène Lefaucheux de Francia, quien integró a la cláusula discriminatoria la categoría del sexo en su calidad de Presidenta de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.
Es decir, el primer documento civilizatorio del siglo veinte que reivindicó la dignidad humana y universal pérdida en ese momento histórico y político al cabo de dos grandes guerras mundiales se debió en gran parte a ellas, aquí apenas un par de párrafos:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros… Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Otra grande de ese momento, fue Eleonor Roosevelt quien advirtió:
“En definitiva, ¿dónde empiezan los derechos humanos universales? En pequeños lugares, cerca de casa; … si esos derechos no significan nada en estos lugares, tampoco significan nada en ninguna otra parte. Sin una acción ciudadana coordinada para defenderlos en nuestro entorno, nuestra voluntad de progreso en el resto del mundo será en vano”.
Por ejemplo, a nadie le sirve que desde la sede que tiene la ONU en Nueva York los representantes de México hablen en términos rimbombantes y presuman una política exterior feminista que nuestro país no vive y precisamente en materia de derechos humanos las mujeres menos que nadie, este año en lo particular ha sido sumamente degradada la política que por ley se debe producir para alcanzar la igualdad.
Y es que a situaciones como la violencia feminicida se han propuesto estratagemas que intercambian los dineros que del anexo 13 fueron destinados a los pagos que hace el ejecutivo con fines electoreros y populistas; por reuniones a lo tupperware en la última gran idea del gobierno federal.
Específicamente creada por el Instituto Nacional de las Mujeres y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública denominada Redes de Mujeres Constructoras de Paz en la que según han participado 3 mil 510 mujeres de 107 municipios con el objetivo de: “promover la participación de las mujeres en los procesos de construcción de paz y resolución de conflictos en comunidades y municipios, así como impulsar la reconstrucción del tejido social y la prevención social de la violencia”.
Vamos a ver, la organización social de las mujeres es una circunstancia dada, desde lo familiar a lo político, a lo comunitario, las mujeres siempre nos hemos organizado para colaborar juntas, en el cuidado de nuestros hijos y de nuestras familias, en procurar la seguridad de las otras en cualquier espacio público y privado, en apoyar con trabajo o recursos para fines comunes, en no pocos casos debido a la ausencia del Estado.
Por eso es tan insultante que ahora resulte que ellas deban hacerse por sí mismas del acceso a la igualdad y a la justicia para que además el mismo gobierno que les falla y las deja solas se adjudique la estrellita de haber “procurado” una estructura y haberlas “formado” cuando en realidad es una apropiación de condiciones preexistentes que ellas mismas ya tenían.
Y mire, el tamaño del problema adquiere proporciones monstruosas, sabemos desde 2016 que de los 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que hay en el país, 66.1 % (30.7 millones) ha enfrentado violencia de cualquier tipo y de cualquier agresor, alguna vez en su vida, aunado al hallazgo de 2018, cuando fueron asesinadas intencionalmente 10 mujeres al día, un total de 3 mil 752 víctimas.
Pero ese escenario no mejora, hasta octubre de este año hubo 90 mil 283 mujeres que fueron afectadas por la comisión de un delito (denunciado) y particularmente desde 2015 se han contabilizado 5 mil 358 víctimas de feminicidio, 17 mil 208 de homicidio doloso.
Ejemplo de lo que es tener que organizarse son las madres de desaparecidos en México de las cuales 12 han sido asesinadas en lo que va del año principalmente en Guanajuato, en algún punto debemos reconocer la implicación del crimen organizado como elemento esencial para comprender el riesgo que tiene para una mujer salir a buscar el cuerpo de su hijo, algo que deberían hacer las instituciones.
Si buscamos otra muestra, ahí está la situación de Guerrero, en donde sólo las organizaciones sociales denuncian la impunidad de ese estado y la cruenta violencia contra las mujeres, no en balde tienen dos alertas vigentes y 208 muertes violentas de mujeres en 2021 por mucho que las maquillen. Si como del Índice Estatal de Desempeño de Procuradurías y Fiscalías (IEDF) 2021 resultó, apenas en esa entidad el nivel de impunidad por delitos de homicidio es del 98.8 %, podemos concluir que las mujeres siempre han querido la paz, pero ellos tienen las armas.
Ellas, las mujeres asesinadas y desaparecidas para quienes no hay justicia, no hacen buena prensa, no pueden aplaudirle a Nadine Gasman mientras, como pasó en la inauguración de esa “estrategia”, se jacta de estar construyendo una red de “tejedoras de paz”, de estar en “la tierra” para ayudar a las más pobres, no pueden llevar esa «energía maravillosa» a los eventos.
Apuntes
* Para saber más sobre el IEDF
* Por primera vez en 10 años, esta columna se toma un descanso vacacional, esperando encontrarnos nuevamente en el primer lunes de enero. Le agradezco mucho su lectura, le deseo salud y calma para estas fechas, finalmente, el espíritu navideño, tiene todo de pagano. A más ver.