- Los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres no dejan de avanzar, pero queda un largo camino hasta conseguir la plena autonomía femenina
Por Andrea Canales Cuesta
SemMéxico/AmecoPress. Madrid. 2 de octubre de 2020.- El derecho al aborto constituye una de las luchas fundamentales de las organizaciones feministas existentes a lo largo del mundo. A pesar de las modificaciones, regulaciones y actualizaciones que se llevan a cabo cada día respecto a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, la autonomía para que estas puedan decidir sobre su cuerpo y su vida sigue siendo sometida a debate, limitando y/o negando así el acceso de las mujeres a un proceso de aborto legal, seguro y gratuito.
En España, esta situación se ha visto mayormente agravada por las crisis sanitaria y social generadas a raíz del COVID-19. A pesar de haberse mantenido el acceso a la interrupción del embarazo como un servicio esencial, la pandemia ha dificultado la orientación personal, las consultas presenciales y el desarrollo habitual del proceso de aborto.
Cabe destacar que desde el inicio de la crisis sanitaria, en España se mantuvo este servicio médico como cualquier otro de atención primaria, sin retrasos en las consultas ni cancelaciones de citas, aunque sí adaptando las herramientas a la nuevas necesidades preventivas.
Sonia Lamas, responsable de Comunicación de la Clínica DATOR, centro especializado en el proceso de IVE, asegura que “el derecho al aborto durante la pandemia ha estado totalmente protegido, otra cosa es que sabemos las carencias o las necesidades que aún tiene el acceso a la interrupción del embarazo. Por ejemplo, las limitaciones para salir durante el confinamiento requerían que desde los centros facilitásemos la documentación necesaria para que, si paraban a las pacientes, pudiesen demostrar que venían a una actividad considerada esencial.”
“Es importante señalar que desde el comienzo del COVID-19 el Estado dio por hecho que el derecho al aborto debía seguir siendo considerado como actividad esencial, porque somos conscientes de que en otros países en los que no se cuenta con la misma amplitud legal, las mujeres han visto mermado su derecho al aborto.”
No obstante, el estigma general vinculado al aborto ha supuesto otro impedimento al que hacer frente durante los meses de cuarentena. Abandonar momentáneamente el confinamiento para acudir a una consulta ginecológica o a la realización de alguna prueba médica previa a la intervención, ha constituido un verdadero reto para aquellas mujeres que por diversos motivos no querían hacer pública su situación médica.
“En España ninguna mujer se ha quedado sin interrumpir su embarazo, otra cosa es el estigma directamente relacionado con el aborto; hemos visto que en esta pandemia los tabúes y los prejuicios sobre este tema se han puesto sobre la mesa. Para muchas mujeres ha podido resultar complicado decir en sus entornos de convivencia que salían a una consulta médica para una posible decisión de interrupción del embarazo”, afirma Lamas. “Para reducir dicho estigma, desde la Clínica DATOR consideramos que es necesario hacer pedagogía en todos los ámbitos e insistir en que el aborto es un derecho reconocido legalmente en este país, una prestación pública perteneciente a la cartera de servicios a la que la mujer puede acceder libremente.”
Otra de las consecuencias derivadas de la situación actual en España, ha sido la puesta en marcha del método de “aborto telemático”, consistente en un proceso únicamente farmacológico que la mujer embarazada lleva a cabo desde casa sin intervenciones presenciales ni asistencia médica.
Así lo constata Sonia Lamas: “hay muchos lobbies interesados en hacer que prime el método farmacológico, pero desde Clínica DATOR queremos hacer hincapié en que lo que verdaderamente debe primar es el derecho a la información. Contando con la información necesaria sobre los dos métodos y siempre y cuando las circunstancias médicas posibiliten el acceso a ambos, debe ser la mujer quien decida cuál de ellos quiere emplear.”
A pesar de la eficacia que este método pueda tener con respecto a las medidas preventivas establecidas frente a los contagios, ha causado preocupación en aquellos entornos feministas que consideran necesario el acompañamiento físico y moral para las mujeres que deciden llevar a cabo la interrupción de su embarazo. “Hay mujeres que por múltiples razones desean utilizar el método farmacológico, pero, aunque así sea, precisan de un acompañamiento antes, durante y después del proceso.”
“Defendemos la coexistencia de ambos métodos, pero no queremos que bajo ningún concepto se imponga uno sobre otro. Ambos tienen sus características y deben llevarse a cabo de forma profesional y segura”, concluye la responsable de comunicación de la Clínica DATOR.
En este sentido también se ha pronunciado Francisca García, presidenta de ACAI (Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo), quien asegura que “ como sanitaria entiendo que para prevenir contagios y en una situación extraordinaria como la que estamos viviendo, el método farmacológico telemático puede ser muy eficaz, pero en entornos donde queremos que el aborto sea un servicio de calidad, creemos que ambas técnicas deberían ser presenciales, tener un control y un seguimiento médico.” Además, la Doctora García mantiene una postura similar a la de Sonia Lamas, afirmando que “en un contexto en el que el aborto es legal y un derecho reconocido, como en España, pueden existir los dos métodos, pero no debería imponerse un criterio sobre otro.”
Cabe destacar que los estigmas anteriormente mencionados no solo afectan a las mujeres que desean interrumpir su embarazo, sino también a las y los profesionales que llevan a cabo el proceso. “Se considera que los médicos que realizamos abortos somos profesionales de segunda categoría, que hacemos algo malo (…), llevar a cabo estos servicios no te suma como profesional, sino que te resta al estar tan estigmatizado socialmente”, sentencia Francisca.
Tejiendo un grito global
Con motivo de la celebración del 30º Aniversario del Día Internacional del Aborto Libre y Gratuito, celebrado el pasado lunes 28 de septiembre, el Movimiento Feminista de Madrid (MFM) organizó una concentración reivindicativa que tuvo lugar en la plaza de Ópera, contando con las medidas restrictivas y de seguridad correspondientes a la prevención de contagios.
Al grito de “Sexualidad no es maternidad”, daba comienzo la manifestación en la que se pusieron en relieve los diferentes factores que han agravado notablemente la situación del acceso al aborto durante estos últimos meses de pandemia, así como la insistencia en que el derecho al aborto debe ser legal, gratuito y seguro no solo en España, sino todos los países, asegurando la salud sexual y reproductiva de las mujeres.
“Las restricciones en la movilidad, el difícil acceso a unos servicios públicos de salud desbordados asistencialmente la mayor precariedad en el empleo y la falta de personal especializado, hacen que ejercer el derecho y el acceso al aborto sea mucho más complejo, incluso en países en los que está legalizado”, afirman desde el Movimiento feminista.
Durante el evento, la organización responsable afirmaba que “el coronavirus ha evidenciado de forma dramática la crisis de nuestro Sistema de Salud Pública. Las privatizaciones, los escasos recursos materiales y humanos y el cierre de muchos centros de salud ponen en riesgo nuestros derechos sexuales y reproductivos.” Y añadieron: “las barreras para poder abortar en tiempos de COVID-19 se agravan, pero el Gobierno, que decretó este procedimiento como servicio esencial durante la pandemia, no ha puesto en marcha ninguna medida para facilitar y garantizar su acceso.”
Además, el Movimiento Feminista de Madrid aprovechó para leer un discurso en el que manifestaba la falta de educación sexual y de información eficaz y responsable previas a los procesos de interrupción del embarazo: “durante este periodo de educación no presencial, los pocos contenidos que se trabajaban respecto a una conciencia y una formación sexual han desaparecido totalmente por no considerarse prioritarios y por no disponer de personal público especializado en esta materia.”
El MFM recalcó la importancia de seguir manteniendo el derecho al aborto como un servicio médico de atención primaria y aseguró que “independientemente de las circunstancias (…) el acceso a la interrupción del embarazo es una cuestión de salud pública que los Estados y los Gobiernos deben garantizar en condiciones de legalidad, seguridad y gratuidad.”
Finalmente, las mujeres de Movimiento Feminista de Madrid aprovecharon la concentración para destacar especialmente la situación correspondiente a las menores y adolescentes con un embarazo no deseado, asegurando que “estas se encuentran con limitaciones que entorpecen su libre derecho al aborto; independientemente de la edad o cualquier otra condición, las menores y las mujeres deben poder decidir cómo y cuándo interrumpir su embarazo. Tenemos un único grito y una única demanda, que no exista tutelaje alguno en el derecho al aborto.”
Si bien es cierto que los derechos sexuales y reproductivos de todas las mujeres están en constante cambio y en los últimos años han logrado alcanzar un significativo avance, la situación social y sanitaria generada por la pandemia dificulta su libre desarrollo e intensifica los estigmas y los prejuicios que marcan a mujeres y profesionales y que pueden llegar a influir en la decisión final de la mujer acerca de su embarazo, por lo que la Clínica DATOR, ACAI, MFM y muchas otros centros u organizaciones continúan la lucha y siguen recorriendo un largo camino cuya meta es alcanzar por fin, en España y en el resto del mundo, un derecho reconocido al aborto libre, seguro y gratuito.