Elena Arizmendi Mejía, honrada en la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, por el aniversario de su muerte

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  • Referida, sí, como feminista, pero el panismo enalteció la creación de la Cruz Blanca Neutral durante la Revolución mexicana y no su postura disruptiva
  • Esta mujer, biografiada por la historiadora feminista Gabriela Cano, inspiró, por su autonomía a una de las dirigentes de los años 70

 Sara Lovera

SemMéxico, Ciudad de México, 3 de noviembre, 2023.- Este 3 de noviembre se conmemora el 74 aniversario luctuoso de Elena Arizmendi Mejía una feminista mexicana,  poco conocida y poco reconocida. De ahí la sorpresa.

Esta semana las diputadas hicieron un” pronunciamiento” sobre ella. Por primera vez sale a la luz su figura señera. Un brevísimo recordatorio de su existencia,  como “benefactora” y no como quien rompió con su “destino” y tuvo ideas feministas, plasmadas en una revista que ella fundó; en su vida misma y en sus contribuciones. Escribió una novela Vida Incompleta, editada por Singulares, de Conaculta 2012.

Elena Arizmendi Mejía actuó en la Revolución Mexicana, creo la Cruz Blanca y participó en algunas organizaciones como «Las Mujeres de la raza» y la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas en colaboración con Sofía Villa de Buentello. La Cruz Blanca, aún existe, es una institución que primero brindó atención médica a los soldados rebeldes; luego a las y los niños más pobres. La dirigió la feminista Esperanza Brito de Martí.

Pero Elena es un personaje señero, por su capacidad y su autonomía como mujer. Se informó en 20 líneas oficiales, que durante la sesión presencial del martes 31 de octubre,  la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados emitió un pronunciamiento con motivo del aniversario luctuoso de Elena Arizmendi Mejía.

Cuando lo leyó la vicepresidenta Joanna Alejandra Felipe Torres del Partido Acción Nacional, dijo que la paridad de género ha sido un proceso convulso, sembrado de gestas ejemplares emprendidas por mujeres nobles y valientes que siempre lucharon por sus semejantes, – yo creo pensando en la Cruz Blanca y no en su rebeldía frente a José Vasconcelos- y agregó:  este es el caso de Elena Arizmendi Mejía.

Recordó de Arizmendi Mejía su fecha exacta de nacimiento, y dijo lo que está escrito en Wikipedia, “ fue una feminista que fundó la Cruz Blanca Neutral durante la Revolución mexicana, institución que brindó atención médica a soldados rebeldes y calificó. “Este acto de bondad y valentía dejó una huella indeleble en la historia de nuestra nación, por lo que hoy honramos su memoria en su aniversario luctuoso”.

Tomado igual de la enciclopedia libre, agregó:  “Como pionera en el movimiento feminista en México, continuó, creó organizaciones como las Mujeres de la Raza y la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas. “Su trabajo incansable por los derechos de las mujeres y su contribución a la atención médica durante un periodo convulso en nuestra historia son un testimonio de su espíritu de lucha”.

En realidad Elena Irene participó en ese grupo de Mujeres de la Raza y en la Liga. Su militancia por los derechos de las mujeres, su feminismo lo desarrollará en su vida misma, fundó una revista feminista llamada Feminismo Internacional y comenzó a publicar artículos que reflejaban las versiones hispanas del feminismo. De ello da cuenta el libro de la historiadora Gabriela Cano, titulado Se llamaba Elena Arizmendi. Una biografía con perspectiva feminista, que está agotada.

La diputada panista dijo que se recuerda a Elena Arizmendi no solo como una feminista y activista, sino también como una heroína que se atrevió a desafiar las normas sociales y políticas de su tiempo. Su legado es recordado en muchas vidas que ayudó y en la institución que se conformó gracias a su tenacidad y valentía.

Hasta ahí el pronunciamiento. Seguramente las diputadas no sabían de la existencia de esta mujer, uno de los grandes amores de Vasconcelos y nombrada en Ulises Criollo, como Adriadna.

Quién fue Elena Arizmendi

La vida de Elena Arizmendi (1884-1949) se entreteje con la historia mexicana, se forja en relaciones personales y profesionales, y cruza fronteras internacionales. Arizmendi nació y creció en México, y a los 25 años de edad asistió a una escuela de enfermería (Santa Rosa Training School for Nurses) en San Antonio, Texas (1909-1911).

Durante su estancia en Estados Unidos, a fines de 1910, conoce a Francisco I. Madero y su esposa Sara, quienes estuvieron exiliados en Texas. Los lazos de amistad con los Madero fueron decisivos en el regreso de Arizmendi a México en 1911, cuando ella decidió formar un cuerpo voluntario de socorro médico, la Cruz Blanca Neutral. Arizmendi ofreció sus servicios, y los de la Cruz Blanca Neutral (cbn), en el campo de batalla, incluyendo los alrededores de Ciudad Juárez en 1911. Ese mismo año, Madero otorga reconocimiento oficial a la organización, que queda como Cruz Blanca Mexicana (cbm). La afiliación oficial resultó problemática y esto, en combinación con la lucha por el poder entre la fundadora, por un lado, y los médicos y jóvenes estudiantes por el otro, hizo que Arizmendi fuera destituida del puesto de presidenta honorífica.

Durante estos tiempos difíciles Arizmendi entró en contacto con José Vasconcelos, con quien estableció una relación que marcó la vida de los dos, a pesar de que terminara en pocos años y Arizmendi se casó después con el estadounidense Robert Deursch (1918). Aunque el matrimonio no duró, Arizmendi siguió en Estados Unidos, en Nueva York, por más de 25 años, entregada a escribir y a labores feministas, hasta el año 1938 cuando regresó a México.

Gabriela Cano Escribió sobre ella.

En una reseña del libro de Gabriela Cano, Susie S. Porter afirma, entre otras cosa que en manos de Cano, la historia de Elena Arizmendi aporta los placeres de la biografía, enriquecidos por una nueva perspectiva sobre el momento histórico. Arizmendi vivió un momento de cambios para las mexicanas.

Por ejemplo, para mujeres de cierto rango social, como Arizmendi, fue un momento de cambio en el ejercicio del poder. A principios del siglo muchas mujeres participaron en actos de caridad como parte de su papel de mujeres de sociedad; sus actividades formaban parte integral de la esfera política considerada como dominio masculino.

Era una política de influencias, dada la falta del sufragio femenino y la modesta participación de las mujeres en los entornos de política formal. Así que, por ejemplo, las hermanas, madres y tías de Madero formaron parte de la red filantrópica y política del movimiento maderista. Sara Madero sirvió de presidenta de la Cruz Blanca Mexicana y, con otras mujeres de su familia, participó en actividades filantrópicas, que a la vez de ser actos privados, también sirvieron de apoyo al gobierno: dormitorios para niños sin hogar, alimentos para niños y jóvenes, y promover la protección de la mujer obrera y de la madre (pp. 72, 105-107). Las labores de estas mujeres cruzaban la frontera entre actos privados y la formación de instituciones públicas. A pesar de que la Cruz Blanca Mexicana dejó de existir con el cuartelazo de Victoriano Huerta, los esfuerzos de Arizmendi, las mujeres Madero y muchas otras más contribuyeron a la formación de instituciones gubernamentales.

Sus experiencias con las sufragistas anglosajonas llevaron a Arizmendi a formar la Liga de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas, o Liga de Mujeres de la Raza (1923), una red de intercambio de información y de contrapeso a la cultura estadounidense. “Las mujeres norteamericanas que ya ganaron todos sus derechos ahora son aliadas de la política dominadora de sus hombres”, escribió Arizmendi en una carta a su amiga uruguaya Paulina Luisi (pp. 158, 164).

Las primeras décadas del siglo XX experimentaron una transición en las relaciones íntimas, y Cano hace una aportación importante a la historiografía al explorar el entretegido de la vida personal, las relaciones de pareja y la vida pública.

 Arizmendi representaba para Vasconcelos una nueva relación de pareja que no tenía como principal razón de ser formar una familia, como piedra angular de ella, una “esposa mártir” (p. 150). Vasconcelos se enamora de Arizmendi al poder compartir con ella conversaciones sobre cultura, política y la vida nacional; ella representa para él la posibilidad de una vida de pasiones compartidas, tanto culturales como carnales (p. 170). En todo eso Vasconcelos encontraba el polo opuesto a su matrimonio con Serafina Miranda. Cano sugiere que, además, le convenía a Vasconcelos el hecho de que Arizmendi estaba imposibilitada para la procreación.

Estos nuevos modelos de relaciones de pareja tenían sus propias tensiones, Arizmendi experimentó con la moda de las mujeres de la época —su adaptación de la moda flapper, cabello corto, y “su vida con acento feminista”, que muchas veces fue para él causa de disgusto. En este aspecto, Cano ofrece ricos detalles sobre el tema de la política de las apariencias, contribuyendo a los estudios de, por ejemplo, Anne Rubenstein en su ensayo sobre las pelonas (Género, poder y política en el México posrevolucionario, México, Fondo de Cultura Económica, 2010).

Cano indaga en los matices de la historia de las relaciones íntimas y la forma en que su vida, está entretejida con la vida pública; Vasconcelos se conocía como partidario de los derechos de las mujeres.

Se llamaba Elena Arizmendi, -libro de Gabriela Cano- con su forma narrativa de biografía, nos ofrece una perspectiva sobre los vaivenes de una vida. Así, es una historia que inspira.

Por cierto, durante su vida, Arizmendi sirvió de inspiración a mujeres de la generación subsecuente. Esperanza Brito de Martí (hija de Rodolfo Brito de Foucher y Esperanza Moreno) encontró inspiración en la vida y los logros de Arizmendi, a pesar de las diferencias generacionales. Brito de Martí, una joven educada por su familia a seguir una vida tradicional, centrada en el matrimonio y la vida hogareña, y a no asistir a la universidad ni buscar una vida profesional, encontró inspiración en la vida de Arizmendi. Brito de Martí, una figura central en el feminismo de los años setenta y ochenta, sirvió de directora de la revista Fem y promovió manifestaciones callejeras en apoyo de la maternidad voluntaria y la despenalización del aborto (p. 195).

Pronunciamiento de las diputadas.

Esto: “Honremos su memoria y comprometámonos a continuar su lucha por la igualdad y la justicia. Que su espíritu siga inspirándonos a todas y todos”, puntualizó la diputada vicepresidenta.

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