- Dictaron sentencia de 30 años sin derecho a indulto por el feminicidio de la hija de la periodista feminista Helen Álvarez
Drina Ergueta
SemMéxico, La Paz, Bolivia, 1 de octubre, 2020.- La sentencia para William Kushner a 30 años de prisión sin derecho a indulto por haber cometido feminicidio, que se ha conocido este último viernes en Bolivia, ha generado nuevamente un gran movimiento de opiniones en redes sociales, como Facebook, y también ha promovido varias publicaciones en medios en las que se habla de “las dos versiones”.
Mientras en el caso de Facebook existen páginas que, según la abogada y la madre de la víctima, son pagadas para tener flujo y perfiles falsos a favor del feminicida, reclamando su inocencia, en los medios el afán de ofrecer “objetividad” hace que se dé voz y credibilidad a alguien sentenciado, siendo, además, puesta en duda la decisión judicial.
Se trata de un caso muy mediático a partir del momento mismo de los hechos, el 19 de agosto de 2015, debido a que Kushner es hijo de “buena familia”, de un médico de renombre y una artista reconocida, y porque la víctima de clase media, Andrea Aramayo, es hija de Helen Álvarez, una periodista feminista muy valorada (lo de las clases sociales es relevante porque la justicia suele favorecer a quien más tiene).
Este hecho, que en estos cinco años este juicio haya estado en el foco mediático, hace que los jueces a cargo se hayan visto obligados a ser muy cuidadosos en la consideración de las pruebas y en emitir, finalmente, un fallo que se sostenga firmemente en ellas; sin embargo, aún circula insistentemente la versión del sentenciado que ha sido judicialmente desechada por ser, en algunos casos, mentirosa.
Si bien el feminicida aún tiene derecho a recurrir el fallo, eso no quita que sea muy relevante que su principal testigo mintiera y luego confesara respecto a lo ocurrido; eso no quita que las pruebas forenses y otros peritajes establecieran, según la abogada Paola Barriga, que es falso que Aramayo se cayera persiguiendo al automóvil que Kushner conducía, sino que es verdad que éste le dio por delante, la levantara en el aire para luego caer al suelo y pasara por encima a lo largo de su cuerpo desde el pie hasta la cabeza, dejándole la huella de la rueda en una mejilla, sin que él hiciera el gesto de frenar.
Eso no quita que una testigo dijera que él, luego de aparcar el coche, fuera hasta donde quedó el cuerpo y lo pateara en el suelo para que se levante. Lo que indica, para Barriga, el tipo de relación que había y el tipo de persona que él es. Un tipo de persona que, según otra prueba: un examen psicológico realizado, no desea nadie como pareja.
Una pareja en la que, además, él tenía el control económico y laboral, ya que él era jefe de ella, y que se reflejaba en el poder que ejercía en la relación afectiva, tal como lo revelan las conversaciones por WhatsApp registrados en el celular de la víctima, otra prueba. Él se negó a entregar el suyo.
Una familiar de William Kushner decía que inclusive “el sentido común” nos indica que él es inocente. Tiene razón desde el sentido común machista y clasista que domina en la sociedad actual boliviana y que deja una mujer asesinada cada dos días ¿Cómo un “chico bien”, guapo y con estudios, va a ser feminicida? Esa gente que hoy le dice inocente y que se identifica con él por esas características, podría pedir pena de muerte si se tratara de un hombre pobre, inculto y con rasgos indígenas.
Así, esa familiar tiene razón desde el sentido común construido insistentemente desde Facebook y los medios. Sobre esa construcción se ha escrito y estudiado mucho. Tomo como ejemplo a un clásico de la antropología, Clifford Geertz, que en su estudio explica que el sentido común no es más que un conocimiento lleno de prejuicios que tiene la apariencia de ser evidente, natural, indudable y sin fisuras: “El sentido común no es lo que percibe una mente liberada de propensiones; es, más bien, lo que colige una mente llena de presunciones”.
La presunción de inocencia ya no corresponde, gente del Facebook y los medios, allí están las pruebas que son las que importan y allí está el fallo: culpable de feminicidio.